HABLA LA BANDA: BARTOLOMÉ IBÁÑEZ MUÑOZ

En la sección “Habla la Banda” de la Revista Diapasón, seguimos conociendo a músicos veteranos de la Banda de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla; sus inicios, instrumento, curiosidades o anécdotas, y opiniones relacionadas con la música.

En esta ocasión hablamos con el clarinetista yeclano y componente de la Banda desde 1978, Bartolomé Ibáñez Muñoz. Esto es lo que nos ha contado:

P.- ¿Cuándo y cómo te adentraste en este mundo tan musical?

R.- Bueno, los comienzos en nuestros tiempos no eran como ahora, y evidentemente cuando te hablo de nuestros tiempos estoy hablando de finales de los años 70, puesto que yo concretamente entré en la banda en el 78, pero, estuve un tiempo antes en la escuela. En aquella época, la escuela no se conocía, y fue a través del boca a boca, y de mi padre que conocía al maestro Ortuño, por cosas de albañilería, y también a través de su hija, Maravilla (creo que se llamaba), que un día le dijo el maestro: “oye, tú tienes un chiquillo ¿verdad?”, y contestó mi padre “sí”; dice “¿y le gustará esto de la música?”; “¿de la música?”, preguntó, “¿es que hay escuela o algo?”, dice “sí, hombre, hay una escuela en El Reloj, que se ha creado hace poco”; entonces dijo “bueno, bien, pues te lo llevo”. En aquella época, tampoco habían tantas actividades extraescolares como ahora, y una tarde me dijo “vámonos, que vamos a ver la escuela de música”, y yo dije “¡la música, Virgen Santa!”; de hecho, de mi punta del pueblo, es decir, de la calle San Francisco hacia la Las Herratillas, nadie iba a la escuela de música, yo fui el primero. Total, que subí a la escuela de El Reloj, y allí me encontré a dos hombres mayores dando clases y unos cuantos alumnos de mi edad. Y, bueno, esos fueron los inicios, el maestro me dio la famosa Montera que llamamos, que es un abreviado, una cuartilla con las nociones básicas de lo que es la música, las notas…, y a partir de ahí pues ya… los que volvíamos parece que aquello nos gustó, y, bueno, hasta hoy.

P.- Han pasado cerca de 45 años de la mano del clarinete. ¿Qué tiene la música que nunca te has separado de ella? ¿Qué valores y beneficios destacarías de ella?

R.- Bueno, como tú dices este año ya son 45 años, lo máximo que me he separado creo que fueron dos o tres meses, y porque simplemente no estaba trabajando en Yecla, pero aun así venía a los ensayos, mira si te digo. Y ¿qué tiene? Pues algo tiene que tener, porque son 45 años. Cuando alguien está con alguien 45 años, o en este caso con algo, pues algo tiene que tener, por lo tanto, sí que tiene mucha tranquilidad; cuando se está ensayando y cuando se está tocando, desconectas, o sea, es una forma de evadirte de muchas cosas, y a la vez tienes muchos compañeros, de hecho, mis mejores amigos son músicos. En fin, tiene lo que tiene que tener para estar 45 años detrás de ella. Y los que me queden (risas).      

P.- Otra de las señas de identidad de la Banda es la convivencia de generaciones, de hecho, como tú bien dices, muchos amigos están ahí, y en este caso tú además, tienes a tu hija de compañera y además con tu mismo instrumento, el clarinete. ¿Cómo te has sentido?

R.- Pues sí Cecilia, como tú dices, convivencia muchísima, 45 años da para mucha convivencia. Cuando entré tenía 13 años, por lo tanto, era un chiquillo; un chiquillo rodeado de más compañeros de mi edad (estamos hablando de ocho o diez), y el resto eran adultos.

Entrábamos en un mundo de adultos, digámoslo así, y con una cosa muy seria como era la música; la música es seria, y hay que dedicarle un tiempo, porque se lo merece. Entonces, he pasado de 13 años a 56, y fíjate, he hecho muchos amigos, he conocido a los antiguos, a los veteranos, que musicalmente han sido mi guía, porque recuerdo cuando era un chiquillo ver tocar al padre de Ángel y a mí se caía la baba; tanto a Ángel padre como a Fulgencio Olivares, a Perete, al Noño… entonces ellos tenían unos 30 años. Y partir de ahí, claro, evidentemente con mi edad, pues vinieron mis amigos, “El Técnico”, Manolo, Lupi, Vicente, Carpena…; y eso también es algo que agradecer, que mis mejores amigos me los haya dado la música. Y en lo referente a lo que me decías de mi hija pues, fíjate, uno de mis mejores días fue cuando mi hija ingresó en la banda, a mí se me caía la baba, como se dice coloquialmente, por supuesto, qué menos y qué más; entonces, ese fue uno de mis grandes días en la banda y en la música.

P.- Además, en esas más de cuatro décadas, has visto y vivido la evolución de la Asociación, tanto de la Escuela como de la Banda, el antes, el después, ¿cuál es tu valoración de todo ese gran cambio?

R.- Pues a nivel de Asociación lo he conocido prácticamente todo, incluso hasta el año 95, que me casé, estuve metido dentro de la Asociación. Fui vocal, de vocal pasé a ser vicesecretario, y de vicesecretario a secretario; y archivero, porque el inicio del archivo que actualmente hay lo hicimos “El Técnico”, Ernesto Cano, y yo; empezamos a seleccionar, a meter por carpetas, y aquello fue un trabajo de chinos, como se dice vulgarmente.

En estos años, he conocido a muchas directivas, muchos presidentes, a Pepe, por supuesto; a Chirlaque, que yo era un chiquillo, pero también lo conocí; a Efi, y que me disculpen a los que me dejo por el medio. Pero, ya te digo, a nivel Asociación todos los que han estado dentro de la directiva han hecho lo máximo que han podido hacer.

La primera directiva, la segunda, fueron las más difíciles, porque aquello era arrancar, y aunque nosotros éramos músicos y no nos dábamos mucha cuenta, sí que hubo pequeñas cosas como meter un instrumento nuevo, o comprar una partitura, que en aquel momento eso era grandísimo. Ahora no, ahora ya entra la partitura, los instrumentos están al alcance de todos; pero, bueno, aquellos principios fueron muy difíciles. Y gracias a aquello pues tenemos actualmente, con el esfuerzo de todas las directivas, por supuesto, lo que tenemos ahora.

Y a nivel banda, imagínate Cecilia, a nivel banda cuando yo entré éramos 28 músicos, entré como clarinete tercero, que no había clarinete tercero, fui el primer clarinete tercero, habían principales, primero y segundo, tercero no había; y al igual que eso, imagínate, saxofones, trombones (estaba el Lupi y otro hombre, que no me viene ahora mismo a la cabeza), trompa había una, o sea, era la bandita, la típica banda de pueblo pequeña, y con los recursos justos y necesarios, con las partituras justas y necesarias, los instrumentos justos y necesarios, o sea, muy pequeñito todo. Y poco a poco fue creciendo la Asociación, fue creciendo la Escuela, y, bueno, de allí a aquí hay muchísima diferencia de componentes, de calidad, de instalaciones, de todo; y eso ha sido gracias, por supuesto, a los directores y directivos que hemos tenido.

P.- A ti además te han dirigido todos los directores, y hemos tocado muchísimo repertorio, y también de diferentes estilos y diferentes lenguajes, y has vivido toda la evolución, así que te voy a preguntar por alguna anécdota, y por momentos felices. ¿Qué te gustaría destacar o cuáles te vienen a la memoria?

R.- Pues fíjate, hay muchas anécdotas y muchos momentos felices. Vamos a empezar por el momento feliz, puesto que antes he dicho que fue cuando mi hija ingresó en la banda, pero también, y es muy reciente, cuando Ángel nos eligió a los dos, a mi hija y a mí, para hacer un solo en el Certamen de Cullera, entonces Cecilia, imagínate lo que es tú con tu hija haciendo un solo en un certamen, vamos, lo máximo… De tantos momentos felices ese tampoco se me va a olvidar nunca.

¿Y directores? Pues claro, tú lo has dicho, todos los directores, mi maestro Ortuño, porque así le llamo; después si no me equivoco por orden fueron: Jesús Rodríguez, Francisco Rodríguez, Francisco Rubio Olivares, José Miguel, y posteriormente, Ángel. De hecho, cuando salió Ángel yo estaba en la banda, evidentemente, y cuando salieron los anteriores no, porque Jesús y Paco ya estaban, pero con los demás sí que estaba ya en la banda. Cada uno ha hecho lo que ha podido. Al principio con el maestro Ortuño ¿qué teníamos?, vuelvo a reiterarme, pasodobles, zarzuelas, alguna pequeña obra, muchas de ellas manuscritas, o sea, la mayoría eran ilegibles, y con esto teníamos que actuar, no teníamos otra cosa, y repetir, y repetir, y de vez en cuando como te he dicho se compraba alguna obra, pero adaptada a una bandita muy pequeña. ¿Qué gran obra vas a tocar con una banda con 30 instrumentistas? Y después, cada director hizo lo que pudo. Por supuesto, llegó sangre nueva también, todos los demás directores llegaban ya con estudios en el conservatorio y venían con ideas nuevas, ellos se movían por más sitios, y tenían muchas más cosas nuevas, y refrescaron el tema del repertorio que era muy importante. Y, ya te digo, desde entonces hasta ahora pues todos los directores han aportado su granito. Muchos eran prácticamente estudiantes y tenían sus trabajos. Ángel es el que más tiempo está, también es el que más le ha dedicado a la Banda, y sinceramente a nivel interpretativo ha hecho mucho por la banda, evidentemente, la muestra está en lo máximo que conseguimos, que fue el Certamen de Kerkrade.

Fíjate de lo que te he dicho, de una pequeña banda, con 28 músicos tocando pasodobles, y alguna zarzuela, a ganar un certamen internacional, pues mucho hay por el medio.

P.- De cara al futuro, ¿cuál es tu deseo para la Asociación, la Escuela y la Banda?

R.- Mi deseo para la Asociación es que siga en esta línea, que no se cansen, que es muy duro estar en una directiva; el que no lo sabe quizás lo desconoce, y criticar es muy fácil, pero no, métete ahí y cuando veas lo que hay que hacer para que esto se mantenga quizás no se criticaría tanto. Musicalmente, por supuesto, seguir en la línea que estamos, con Ángel a la cabeza como director, y mantenernos aquí, dar conciertos como todos los años, y seguir superándonos, porque de vez en cuando “tela” las obras que nos mete el señor Ángel, sobre todo para los que no tenemos tanto estudio de conservatorio; pero, bueno, también las tablas sirven para algo, entonces lo que no podemos tener por un lado lo compensamos por otro, a base de ensayo, ensayo y ya está. Y qué más que puedo decir, que esto como mínimo siga así, y mejorando, por supuesto.

P.- ¿Y si hablamos de gustos musicales? Vamos a recordar obras que te hayan gustado, que te hayan marcado, y que tengan un especial significado para ti.

R.- Hay muchas, sí. Te voy a decir una como anécdota, aunque no recuerdo exactamente el nombre, pero iba sobre el folclore japonés, y la tocamos en un certamen en Murcia (creo que fue la primera vez que nos presentamos allí), y aquellos cuando nos oyeron dijeron “¿estos de dónde han salido?”, o sea, aquello fue innovación total. Las bandas no tocaban eso, por supuesto, y se preguntaban ¿cómo que folclore japonés?, con unos instrumentos raros, unas disonancias… Y luego, bueno, son muchas las obras que he tocado… así que recuerde con especial cariño, pues “Dragut, el pirata”, por ejemplo, me gustó mucho; las de Kerkrade, que eran muy difíciles, y al final nos las sabíamos de memoria, era pura perfección, o sea, no lo ganamos por ganarlo, aquello sinceramente lo hicimos muy bien, del primero al último. Y como gustos particulares, pues, mira, una de mis obras preferidas es “Egmont”, de Beethoven, que de hecho la tocamos en uno de los primeros conciertos escolares, y Pedro Rubio, entonces profesor de EGB, explicó “Egmont” como música descriptiva, y ciertamente eso me caló mucho, y esa es una de mis obras favoritas. Y luego fuera de ahí, también tengo gustos como todo el mundo, a mí me gusta mucho la salsa, me encanta; y la música pop pues también, viví los 80, viví los 90, imagínate.

P.- Gracias, Bartolo, por habernos dejado conocerte y recordar tantas cosas relacionadas con el mundo de la música, con el clarinete y la banda, principalmente. A seguir así de bien, y nos seguimos viendo en los ensayos. 

R.- Gracias a ti Cecilia, por darme esta oportunidad de poder decir lo que pienso, y tener noción de lo que un músico experimentado ha vivido en la banda, y de lo que está viviendo. Y sé que tengo todavía mucho que vivir en la banda, porque esto también es una forma de vida, porque, cada uno tenemos nuestro trabajo, tenemos nuestra familia, pero al estar dentro de la banda tenemos otra familia, y es muy agradecido. Por lo tanto, gracias a vosotros, gracias a ti Cecilia, y hasta que tú quieras otra vez.     

Cecilia O.

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