Por Silvia Olivero Anarte
Pues, sin el placer,
¿qué vida humana es deseable, o qué clase de poder?
Sin él, hasta la existencia de los dioses no nos parecería envidiable.
Simónides de Ceos (556-467 a.C.)
Los opuestos son inherentes a la naturaleza y, por ello, a la vida y a sus pasiones.
La reputación del placer depende del modo de manifestarse, de aspectos éticos y estéticos, y esto es tan antiguo como la humanidad. El placer que emana la música no está exento de estos juicios, encontrando, en los mitos de la antigua Grecia, una interpretación que ha traspasado las fronteras del tiempo.
Dos hijos de Zeus simbolizan los opuestos dentro de la expresión musical, a través del instrumento que los representa y de la contextualización de su música: Apolo, nacido de Leto y Dioniso, nacido de Sémele.
Apolo es reconocido como uno de los grades dioses helénicos. Entre sus diferentes atributos se le estima como Protector de las plagas y enfermedades, como Dios oracular, y se le reconoce como Músico: intérprete de la Lira de siete cuerdas -recibida por Hermes a cambio de sus rebaños-, patrono de las Bellas Artes y presidente del Coro de las Musas. Regaló una Lira a Orfeo, con la que bajó a los infiernos en busca de su esposa y calmó a Caronte, Cerbero, los tres Jueces y los Dioses infernales.
Áurea lira, la de Apolo y de las Musas de violáceas trenzas
presea justamente compartida, a ti te atiende
el paso de danza que da inicio a la fiesta,
y obedecen los cantores tus avisos
cuando de los preludios que arrastran al coro
formas, vibrante, los primeros acordes.
Incluso el rayo, lancero de irrestañable fuego,
Tú apagas.
Píndaro de Tebas (522-448 a.C.)
Dioniso, que dirige el coro de las Bacantes, es asociado a la vegetación, al culto al vino y a los ritos orgiásticos con los que pretendía alcanzar el éxtasis en un delirio místico, embriagados en la alegría pánica de la naturaleza. Estos ritos estaban acompañados por violentas danzas bajo el sonido de la flauta. El canto al culto a Dioniso, que fue evolucionando a lo largo de los siglos, se denomina Ditirambo.
Cómo marcar el inicio del bello canto del divino Dioniso, el ditirambo, sé yo,
cuando el vino fulmina mis entrañas.
Carlino de Éfeso (650 a.C.)
Lo Apolíneo y lo Dionisiaco
La música en Grecia, mousiké, define la relación de la música con la palabra, con el gesto y con la danza. De ahí la importancia en la transmisión de un mensaje. Un solo músico puede llevar a cabo el canto acompañado de la lira o de la cítara, a diferencia de la música interpretada por la flauta o el doble aulós, que al mantener la boca ocupada por la embocadura descarta, en solitario, la posibilidad simultánea del canto y la poesía. El canto apolíneo se asocia con la templanza, la virtud y la cordura, -lo racional-, por otro lado, la música dionisiaca se asocia a los ritos del hijo de Sémele, y, por ende, al frenesí, al arrebato y a los excesos -lo instintivo-. Esto ha generado una suerte de contienda entre la lira y el aulós, entre la música apolínea -ethos– y la música dionisiaca –pathos. Nietzsche denomina el arte apolíneo como productor de figuras, en el mundo de los sueños y el dionisíaco como un arte no figurativo, en el mundo de la embriaguez.
En esta pugna hallamos mitos en los que el triunfo y la virtud se atribuyen a la música apolínea, reflejando una supremacía de la lira frente al aulós por razones ético-sociales:
El viejo sátiro Marsias encontró el doble aulós maldecido por Atenea. Con la belleza de las melodías que emitía el instrumento deleitó a los campesinos de Frigia y, en un acto de soberbia, retó en duelo a Apolo. Al perder la contienda, Apolo lo colgó de un árbol y lo despellejó vivo.
Entre las bondades de la música apolínea encontramos, tal como cuenta la Iliada, a Aquiles acompañándose con la phorminx, instrumento de cuerda de los aedos, para calmar su pena. En la Odisea, se dignifican los banquetes con el canto de los citaredos Demodoco de Corcira y Femio de Ítaca.
La historia de la música refleja en sus obras lo apolíneo y lo dionisiaco:
El mito de Orfeo ha ligado en la psique humana al canto virtuoso con el sonido de la lira, como fuerza generadora de un poder que te dirige hacia el bien. Monteverdi, Lully, Haydn, Offenbach, Liszt y Stravinsky, entre muchos otros, han llevado este mito a la ópera, ballet o música incidental.
La Cantata del Café de J.S. Bach, está instrumentada con una orquesta de cuerdas más el bajo continuo. En uno de sus números, en cuyo texto el padre de una muchacha que adora tomar café -a pesar de las negativas sociales del momento-, habla sobre la ligereza e inestabilidad de las mujeres e incorpora una flauta sobre la orquesta, con ágiles figuraciones rítmicas y en un compás ternario, característico de danza. Sin duda alguna, es una referencia a la licensiosa música dionisíaca, como descripción de la sensibilidad atribuida a las mujeres.
La obra para flauta sola Syrinx, de C. Debussy, tenía un origen teatral dentro de la obra Psyché de G. Mourey. La ninfa Syrinx fue perseguida por el Dios de los pastores y rebaños Pan, en un acto de lujuria y, en su huida, se lanzó al río Ladrón y rogó a sus hermanas que la transformaran en caña. Su desgracia llegó cuando Pan escuchó un hermoso sonido, a modo de lamento, que emitía la caña al paso del aire. El lascivo Dios Pan cortó la caña en diferentes tamaños y creó con ella la Siringe, también llamada, Flauta de Pan.
El temperamento de Beethoven se ve afectado de lo apolíneo y lo dionisíaco, asociándose lo primero a la Sinfonía Pastoral y lo segundo a la Séptima sinfonía, a quien Wagner le atribuyó el apelativo de Apoteosis de la danza.
Más allá de redactar una larga lista de obras, la intención de este artículo es reflexionar, a través del placer de la música, sobre la dualidad humana, apolínea y dionisíaca, y su reflejo en el mundo del arte. Siempre nos quedará la opción de gestar un equilibrio entre ambas.
Bibliografía
Comotti, Giovanni (1986). La música en la cultura griega y romana. Madrid, Turner Música.
García, Carlos (1986). Antología de la poesía lírica griega. Madrid, Alianza Editorial.
Falcón, Constantino; Fernández, Emilio; López, Raquel (1991). Diccionario de mitología clásica, 1. Madrid, Alianza Editorial.
Falcón , Constantino; Fernández, Emilio; López, Raquel (1991). Diccionario de mitología clásica, 2. Madrid, Alianza Editorial.
Fubini, Enrico (1990). La estética musical desde la antigüedad hasta el siglo XX. Madrid, Alianza Música.
Nietzsche, Friedrich (2019). Ilusión y verdad en el arte. Madrid, Casimiro.