Pedro Hernández Pérez, siempre en nuestro recuerdo

El pasado miércoles 23 de julio de 2014 recibíamos en la Escuela de Música la triste noticia del fallecimiento de “Perete”, a sus 90 años de edad ponía fin a una vida dedicada a la música.

Pedro Hernández Pérez, más conocido socialmente como “El Torratero”, y entre los músicos además, como “Perete”, fue fundador de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla en el año 1974.

Al día siguiente, en la Basílica de la Purísima de Yecla multitud de familiares y amigos le daban el último adiós, y como no podía ser de otra manera, todos los compañeros de la Banda se despidieron de él interpretando Oremos de Ricardo Dorado.

Desde la Revista Diapasón, y en su recuerdo, rescatamos dos artículos relacionados con este gran músico.

El primero de ellos es la entrevista que le realizó David Val a Pedro Hernández en diciembre del año 2004 y que podemos leer a continuación:

Pedro Hernández /Músico de la Banda de la Asociación de Amigos de la Música

“MIENTRAS HAYA MECHA SEGUIRÉ EN LA BANDA”

Diciembre 2014

Pedro Hernández Pérez, “El Torratero”, nació en Yecla el 29 de diciembre de 1923. Está casado, tiene tres hijos y cuatro nietos. En 1931 se adentró en el mundo de la música y desde entonces sigue profundamente vinculado a ella. Han pasado más de setenta años pero ‘Perete’, como cariñosamente se le conoce en el seno de la Banda de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, tiene cuerda para rato y, por ahora, no piensa en la jubilación.

P. ¿Cómo comenzó en la música?

R. Yo comencé en la música en 1931 con don Manuel Fuste, pero aquel señor abandonó Yecla y la dejé un poco de lado, hasta que en 1936, siendo Juan Pacheco Lozano alcalde, me volvieron a llamar, incluso le dio un oficio a mi padre para que volviera a dar música. Por aquel entonces, el maestro Pepe Ortuño dirigía un regimiento en plena guerra. Hicieron un encierro en la Plaza de Toros y me pidieron que fuera a tocar allí, pues había varios músicos que se habían ido a la guerra. Fue el día de mi estreno. El 19 de marzo de 1937. Me acuerdo porque era el santo del maestro Pepe.

P. Sabemos que su instrumento es el clarinete, pero también ha tocado la caja, ¿a qué se debió el cambio?
R. En 1931 con don Manuel Fuste cogí la caja y cuando volví en el 1936 ya me dieron el clarinete. El maestro me quería dar el flautín porque era el músico más pequeño de la banda, pero yo le dije que no, que quería el clarinete. De vez en cuando aún toco la caja. Me reúno con “Chete”, otro músico y gran amigo, y toco la batería mientras él hace sonar el acordeón.

P. Aparte de la banda de música, ¿ha formado parte de alguno de los grupos de música que surgieron en las diferentes décadas del siglo pasado?

R. Sí, tuve el gusto de participar con la orquesta Ritmo, además fui uno de sus fundadores. Era una orquesta de jóvenes. Nos encargamos de comprar instrumentos y dábamos conciertos en Cazadores, en la planta baja. Toda la gente que estaba en el bar bajaba a bailar. Nos encargábamos de tocar toda la música bailable de la época. Teníamos un repertorio muy completo y la verdad es que tuvimos bastante éxito.

P. ¿Cómo se vivía la música en Yecla en sus primeros años?

R. Del 1931 apenas recuerdo nada, pues tenía sólo siete años. Pero después recuerdo muchas épocas. Unas veces ha estado mejor, otras peor… Por ejemplo, recuerdo que en el año de la coronación de la Virgen la banda estaba en uno de sus mejores momentos, pues el alcalde, don Ricardo Tomás, se preocupó mucho por nosotros y nos ayudó en todo lo que pudo. En aquella época la banda contaba con 30 ó 35 músicos. La banda en aquellos años era municipal, y todo dependía del Ayuntamiento, si había alcaldes a los que les gustaba la música la banda iba bien, si no, pues apenas nos ayudaban. Nos dedicábamos a tocar zarzuelas, y en algunos conciertos el Jardín se nos quedaba pequeño en el día de San Pedro.
Comenzábamos este día y no parábamos hasta la Feria, dando conciertos los jueves y los domingos. La verdad es que entre la Orquesta Ritmo, los ensayos y los conciertos no había día que pudiera quedarme en mi casa.

P. Actualmente es el único músico que puede congraciarse de haber estado presente en los tres actos conmemorativos de la coronación de la Inmaculada, en 1954 con la coronación, en 1979 con el acto del 25 aniversario y hace unas semanas con el acto del cincuentenario, ¿ha notado muchos cambios en estos tres momentos tan especiales?

R. El ambiente del pueblo en 1954 fue increíble, pues no había televisión local, la gente no se iba de puente y no sufrimos tan mal tiempo como ahora. Me atrevería a decir que la animación fue superior a la de este año. Ahora la gente prefiere verlo por la televisión desde su casa. En 1954 si no salías a la calle no lo veías. La banda salió tocando desde el Ayuntamiento y cuando llegamos a la esquina del “Regio” no pudimos pasar, estaba de acera a acera lleno de gente, no hubo forma de que la banda atravesara ese gentío y tuvimos que quedarnos allí. Los chiquillos se subían a los árboles, la gente llegaba hasta el Concha Segura, todos los balcones llenos… Fue algo asombroso, el apoyo del pueblo fue magnífico. Hace 25 años también estuve presente, pero no recuerdo bien si fue coronada de nuevo o no, pero también hubo mucha gente presente para ver el acto.

P. Usted ha pasado de ser el músico más joven, allá por los años 30, a ser el mayor de todos, ¿qué le parece ahora la banda que la ve desde otra perspectiva? Sin duda es uno de los músicos más queridos por los demás componentes, ¿lo nota usted?

R. La banda está en uno de sus mejores momentos. Desde que se formó la Asociación de Amigos de la Música allá por los 70’ la banda ha ido a mejor. He notado muchos cambios hasta ahora, pero todos muy buenos, cada año que pasa la banda suena mejor. De todo lo que ha cambiado no echo nada de menos, porque se hacen más cosas y no hay tiempo para aburrirse. Además siempre hemos tenido directores muy buenos y esto ayuda bastante. La verdad es que sí me doy cuenta de que la gente joven me aprecia y estoy muy a gusto con ellos, y pienso que ellos están a gusto conmigo. Además con tantos jóvenes la música en Yecla tiene para rato. Y creo que son más listos que los antiguos porque tocan muy bien y la banda va siempre para adelante.

P. Bueno Pedro, cuéntenos alguna anécdota graciosa, que seguro que en tantos años de músico tendrá alguna que podrá revelarnos. ¿Le llega cualquiera a la memoria?

R. Pues ahora mismo me llegan dos. En 1943 fuimos a Alicante, a tocar en las hogueras ganando 30 pesetas diarias. Pero como soy amante de los toros no podía perderme tres grandes corridas que había, así que me gasté 37 pesetas en el tiempo que estuvimos, siete más que el jornal que me habían dado. La otra es más seria, aunque también tiene su gracia. Pues en el año 1939, al poco de finalizar la guerra, fuimos a tocar a las fiestas de Villena. Yo era el más joven de la banda y apenas tenía mucha idea de todo lo que estaba ocurriendo. Cuando el capitán sacaba la bandera se tocaba el himno nacional y aquel año no podía ser menos. Pepe Ortuño y el ‘maestro viejo’ me dijeron que doblara el himno y a mí no se me ocurrió otra cosa que preguntar si era el de Riego. Bueno, me echaron una riña enorme, incluso me gritaron que me iban a mandar a mi casa o que nos iban a meter en la cárcel. Ahora me hace gracia, pero en aquellos momentos me asusté.

P. ¿Le ha apoyado siempre su familia en su decisión de ser músico?

R. Pues la verdad es que sí, mi mujer está muy contenta con lo que hago. Nunca me ha dicho que me dejara la banda, y si me lo hubiera dicho no lo hubiera hecho. También estoy muy orgulloso de que mi nieta Sandra haya seguido mis pasos. Además se ha hecho profesional en música primaria, y tengo el orgullo de saber que fui yo quien le puso los primeros pilares, y ¡bien puestos!

P. Y, además de la banda, ¿tiene otras aficiones?

R. Pues tengo bastantes, ya que además de músico soy aficionado a los toros, canto en la Coral del Pensionista, canto también con los Auroros y soy columbicultor, es decir, estoy con los palomistas, siendo uno de los socios más antiguos, ya que otra de mis aficiones son las aves y especialmente las palomas. La verdad es que tengo muchas actividades y no me da tiempo a aburrirme. Hay días en los que tengo ensayos por la mañana, por la tarde y por la noche. Otra de mis tareas diarias es la de irme a andar. Todos los días intento subir al Castillo, aunque haga mal tiempo y he hecho tres años la ruta del Carche-Arabí.

P. Dicen que la veteranía es un grado, ¿qué aconsejaría usted a los más pequeños que se adentran ahora en el mundo de la música?

R. Muy fácil, les diría que sigan adelante, que no se desanimen y que sigan saliendo más músicos, porque esto es lo mejor que puede pasarte en la vida. Llevo más de setenta años haciendo música y por ahora no pienso jubilarme. Está claro que la música me ha aportado muchas cosas buenas, pero también malas, sobre todo musicalmente. Me he tomado muchos disgustos. Pero lógicamente han sido muchas más las cosas buenas. He amado siempre la música, aunque en los primeros años todo era muy difícil. El principal problema es que la banda no estaba estable, necesitaba unos pilares como la Escuela de Música que se creó en los años 70’. Los jóvenes que eligen este arte lo tienen mucho más fácil ahora que cuando yo empecé, pero eso sí, hay que ser fiel a la banda. Si te comprometes debes cumplir, haga frío, nieve, haga calor, con abrigo, en manga corta… Siempre hay que estar ahí.

P. Eso es verdad, yo también soy músico, y en los cuatro años que llevo creo que nunca ha faltado usted a ninguna actuación o pasacalle, además mucha gente de Yecla se espera a ver a la banda pasar para poder ver a “El Torratero”, ¿cómo se siente usted?

R. Para mí eso es un orgullo, pero yo cuando me comprometo, cumplo. Intento ir siempre que puedo, a no ser que esté enfermo, pues tengo ya 81 años y no siempre se puede estar bien. Hace unos días me dijeron que había salido en la tele tocando la caja con los pajes allá por los años 40’ y ya estaba allí, y espero durar todo lo que pueda. Nunca me he arrepentido de haberme decantado por la música y me siento cada vez más contento cuando voy desfilando con mi banda. Además lo paso muy bien, pues soy muy bromista y siempre soy el primero que le tira el ‘caramelico’ a Ángel en la procesión del domingo de Resurrección. Cuando yo lo tiro todos los demás empieza detrás. Está claro que mientras haya mecha estaremos aguantando.

AUTOR: David Val Palao
Revista Diapasón, diciembre 2004

Continuamos recordando a Perete, pero en esta ocasión recuperamos un artículo que escribió en nuestra Revista su hijo Alfonso Hernández Cutillas en el que detalla la afición que sentía su padre por la música:

PEDRO HERNÁNDEZ PÉREZ “EL TORRATERO”.

El próximo mes de noviembre, se cumplirán siete años que la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, tributó un merecidísimo homenaje (1) de gratitud y de cariño al músico Pedro Hernández Pérez por sus cincuenta años dedicados al noble arte de la música.

Por aquel año de 1993, me cabe la satisfacción de haber sido quien, ante un numeroso público que llenaba el Auditorio Municipal, hiciera su presentación resaltando entre sus muchas cualidades, la faceta del hombre músico y hoy, martes 26 de enero de 1999 cuando son las once de la noche, me he puesto a escribir este artículo para la revista que edita la Asociación de Amigos de la Música, sabiendo que se encuentra ensayando para las próximas actuaciones, con el resto de los componentes de la Banda de Música.

A sus setenta y cinco años cumplidos, es el músico en activo de más edad que tiene Yecla, y él que todavía se siente joven, no se resiste a abandonar lo que desde los once años, viene repitiendo con verdadera vocación y entusiasmo.

Tengo el privilegio de verle casi todos los días, tocando el clarinete, realizando escalas cromáticas para obtener mejor sonido, estudiando lecciones del viejo y desencuadernado método “Klosé”, o interpretando cualquier pieza musical, y es tal la ilusión y el empeño que pone, que a veces me quedo quieto sin que el me perciba, para escucharle y observar con la emoción contenida, la cara de satisfacción, de entrega, de ilusión y de cariño que pone cuando a modo de estudio, está interpretando música con el instrumento que desde los doce años le enseñara su buen amigo y director de la Banda Municipal de Yecla, D. José Ortuño.

Las primeras lecciones de música, las comenzó en el año 1931; y a la edad de siete años, ya tocaba el tambor en una banda de cornetas y tambores que había fundado su padre Alfonso Hernández Martínez. Sería quizás por eso, por lo que su primer instrumento como músico fuera la caja, haciendo su primera salida a la vecina ciudad de Jumilla con motivo de la celebración de la Semana Santa.

Las lecciones de solfeo, imprescindibles e importantes siempre para la educación de un músico, las realizó de la mano del profesor Manuel Fuster, viéndose interrumpidas en los albores del 1936 cuando el viejo maestro, de ideas avanzadas, de cabellos largos y amplia capa, dejó repentinamente Yecla.

Por aquellas fechas, el entonces alcalde socialista Juan Pacheco mandó un oficio a su padre solicitándole y requiriéndole para que, el joven músico reanudase sus estudios con el profesor D. José Ortuño Ortuño, siendo este su segundo educador y que, con el paso de los años, germinaría en una fuerte amistad de respeto y de cariño mutuo que duraría toda la vida.
Pedro Hernández Pérez, músico con vocación desde su infancia fue quien en los años cuarenta fundara junto con otros compañeros de la Banda de Música, la “Orquestina Ritmo” que alcanzó en aquella década, una cierta fama, dentro y fuera de la provincia.

En los años sesenta junto con su amigo y compañero de banda Antonio Peña Fernández y algunos músicos de la desaparecida Banda Municipal, funda una pequeña agrupación musical con el solo interés de que Yecla tenga una banda de música.

La primera actuación del recién fundado grupo, coincidió con la llegada a Yecla por primera vez de los hermanos Ángel y Rafael Peralta a la antigua Plaza de Toros, y este grupo de buenos músicos con su constancia e ilusión desembocaría cuatro años más tarde en lo que es hoy la Asociación de Amigos de la Música.

Pero lo que más honra a este hombre bueno y sencillo, es el haber podido enseñar música a sus propios hijos y nietos, viendo como algunos de ellos en la actualidad, siguen estudios musicales en el conservatorio de Murcia o en su propia Universidad.

Pedro junto a su nieta Sandra en 1986
Pedro junto a su nieta Sandra en 1986

Pedro Hernández Pérez que lleva participando incansable e inagotablemente durante más de setenta años como músico y del que me honro en ser su hijo, deseo verle por muchos años dentro de ésta noble institución que es la Asociación de Amigos de la Música que ha sido y será mientras viva, su alma y su vida.

Yo, que conozco sus gustos y su manera de ser, sé que no le gustan los homenajes, los reconocimientos, ni los agasajos, deseando simplemente estar donde esté la Banda de Música, actuar en ella y estudiar cada día con su clarinete.

Él, sabrá perdonarme cuando lea este articulo y simplemente, le pido que siga adelante con el mismo afán, con la misma ilusión y el mismo entusiasmo, diciéndole sencillamente gracias por todo lo que has hecho y dado por la música en Yecla, que ha sido ni más ni menos que tu dedicación, tu afición y tu ilusión, durante toda una vida, porque seguir en activo con la fuerza y coraje a esa edad es ya bastante y todo eso nos colma de alegría y nos llena a todos los que te queremos de orgullo y de satisfacción.

(1) HERNÁNDEZ CUTILLAS Alfonso. El Yeclano Ausente Núm. 31 (enero-marzo 1995) Homenaje a dos grandes músicos: Martín Andrés y Pedro Hernández.

AUTOR: Alfonso Hernández Cutillas.

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