Es curioso, cómo a veces, algunos acontecimientos importantes de nuestra vida, se aúnan y surgen coincidencias en forma de aniversario.
En mi vida, el año 1974 es especial por varias razones. En octubre de aquel año se fundó la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, coincidiendo con mi regreso a Yecla, puesto que al igual que la mayoría de los yeclanos, mi familia emigró a tierras francesas para trabajar.
Cuando volví, retomé mi vida social precisamente asistiendo como público a las primeras actividades y conciertos que promovía la Asociación. Recuerdo zarzuelas, conciertos en el Templete, meriendas con la Banda en la Plaza de Toros… Parece que fue ayer, pero han pasado 50 años…
Desde entonces, la música y la Asociación me han brindado grandes amigos que guardo a día de hoy, y mi vida siempre ha estado ligada de una forma u otra a la AAMY. De hecho, un momento clave, fue la incorporación de mi hijo Alberto a la Banda, en noviembre de 1999, siendo además, el músico más joven que ingresaba en la misma; y unos meses después, en el año 2000, me incorporé a las filas de la directiva para aportar mi granito de arena, a este colectivo formativo y cultural.
Mi paso por la directiva duró doce años, secuenciados en cuatro etapas y cargos diferentes. En el año 2000 fui Vicesecretaria, en el año 2004 fui Presidenta, en el año 2008 continué como Tesorera, y en la candidatura de 2012 lo hice como Vocal.
Me siento afortunada por haber compartido como Presidenta, todos los primeros premios de aquella época: Cartagena, Alginet, Abarán… fue impresionante. Pero no solo eso, en mis años de presidencia, pude comprobar lo que cuesta sacar adelante cualquier proyecto, a lo que se suman el papeleo, el trabajo que se esconde detrás de cada concierto, viajes, actuaciones por la calle… “eso que no se ve”, es tremando, hay que vivirlo para saber lo que realmente cuesta. Por eso quiero resaltar, que gracias al buen equipo de trabajo que había en aquella época, todo se sacaba adelante. Nos superábamos e íbamos todos a una.
Otro aspecto, para mí fundamental, es la labor social que la Asociación ha llevado a cabo, con su Escuela y su Banda, año tras año desde 1974. Lo he comentado en numerosas ocasiones, a mí me daba mucha pena, cuando la Banda de Yecla desfilaba por la calle, y se oía el comentario de: “Vámonos que ya viene la música”. Pero gracias al esfuerzo y la constancia, además de los reconocimientos que la Banda comenzó a tener, aquel comentario se cambió por: “Ya viene la música, vámonos detrás que da gusto oírles”. Por eso, creo firmemente que hay que seguir esa línea de esfuerzo y compromiso por parte de todos, ya sean alumnos, profesores, músicos, directivos, socios, familiares, y yeclanos en general.
Antes de finalizar este escrito que me han pedido desde la AAMY con motivo del 50º Aniversario de su fundación, diré que quien me conoce, sabe que ante todo, siempre he sido una fiel seguidora, asistiendo a viajes, conciertos, certámenes, llevando timbales en Moros y Cristianos, trasladando instrumentos, camarera, o lo que hiciese falta… y a lo largo de todos estos años, la música y la Asociación, han sumado a mi vida un listado de valores, que ojalá todas las generaciones presentes y venideras, aprendan y no olviden nunca. Debemos cuidar lo que tenemos, no dejar que decaiga. Como mínimo, mantenerlo y no retroceder. La labor de cada uno de nosotros es ayudar a engrandecerlo, a través de nuestro compromiso y esfuerzo.
La evolución y crecimiento ha sido exponencial en estas cinco décadas, y así debe seguir siendo, con una dirección clara, y siempre como un equipo, remando todos en la misma dirección.
Felices 50 años y a por más.
Ya sabéis que mi “bravo” final, siempre estará con vosotros.
Efigenia Sánchez Ibáñez.
