Sofía Gubaidulina (1931- actualidad) y algunas reflexiones

Aviso a lectores/as: voy a hacer un pequeño paréntesis en la forma de esta sección. En los tres próximos artículos voy a hablar de compositoras actuales. Mi intención tiene que ver con una doble motivación: por un lado, darlas a conocer al público en general; por otro lado, que sirvan de inspiración a todas aquellas niñas, jóvenes y mujeres a las que pudieran llegar estos artículos y que nunca en la vida se podrían haber imaginado llegas a ser compositoras debido a, entre otras cosas, la falta de referentes.

Sofia Gubaidulina (1931- actualidad) y algunas reflexiones.

Durante bastantes años de mi vida, más concretamente durante mis primeros 28 años, viví sin conocer a esta compositora. No quiero que a ustedes les ocurra lo mismo, por eso el tema de este artículo va a ser principalmente ella. Es considerada por los entendidos como uno de los grandes genios de lo que se suele llamar música culta [de Occidente]. Sin embargo, a la mayoría no os sonará apenas su nombre. Yo nunca la estudié en el conservatorio.

Inciso: se dice ‘genio’ y no ‘genia’ porque es un sustantivo epiceno masculino. Pero decid genio y cerrad los ojos… Es difícil imaginar a una mujer, ¿verdad? A mí me gustaría llamarlas genias por eso, pero sería mayoritariamente incorrecto.

Nacida en 1931, y todavía viva, creció en la Rusia soviética y encontró tanto detractores como defensores de su estilo compositivo. Entre estos últimos se encuentra Dimitri Shostakovich, profesor suyo, que la animó a seguir por el camino que había escogido. Su música mezcla instrumentos del folklore con la microtonalidad (afinación que contempla intervalos más pequeños que el semitono, que es el intervalo más pequeño que se usa en nuestra tradición musical), proporciones matemáticas (serie Fibonacci, por ejemplo) y, por qué no decirlo, una sensibilidad y un gusto exquisito en sus combinaciones y elecciones. Se trata también de una compositora de una gran religiosidad y espiritualidad: cuenta la leyenda que de pequeña rezaba para convertirse en compositora. Finalmente lo consiguió, pero sin duda el verdadero mérito fue suyo, sino escuchen sus obras.

En el siguiente vídeo pueden escuchar pequeños fragmentos de su música para hacerse una pequeña idea, al mismo tiempo que leen algunas notas sobre su vida y su obra. Incluso, durante unos segundos, se la escucha a ella misma explicar el origen de su música:

No es tarea fácil encontrar información sobre ella en la bibliografía musical básica, aunque, afortunadamente, si indagamos un poco, encontramos bastante información, entrevistas y grabaciones de su música.

Fue ganadora del Premio Fronteras del Conocimiento de 2016 en Música Contemporánea. A raíz de esto, le realizaron una entrevista que comparto a continuación y de la cual quería comentar y reflexionar aquí sobre algunos fragmentos:

“El arte de la música es capaz de tocar y aproximarse al misterio y a las leyes del cosmos y del mundo”

Esto me recuerda, invitablemente, a Boecio, filósofo y poeta romano (480 ca. -525 ca.) y recuperador de la tradición teórico-musical de la Antigua Grecia (aclararemos que más bien teórica, ya que no tenemos apenas muestras de la música que entonces sonaba). Arraigado en las ideas de los antiguos griegos, Boecio dividió la música en mundana, humana e instrumental. La música mundana haría referencia a lo que los antiguos llamaban música de las esferas y que no podemos percibir porque los humanos somos, de alguna manera, imperfectos. La humana sería la música que está de manera introspectiva en el ser humano, en la armonía del cuerpo con el alma. La instrumental sería la que se produce manualmente, dentro de la cual estaría la que se hace a través de los instrumentos.

Yo lo entiendo como tres planos en los que se puede representar y acceder a la música en el mundo y que, además, pueden complementarse. Pues bien, creo que Sofia, heredera también de esta tradición, con muchos siglos de por medio, trata de vincular y hacer música no solamente en el sentido en el que generalmente la entendemos, sino que, además, presta atención a estos otros planos, lo cual se refleja en su música. Crea unas sonoridades que, de alguna manera, se elevan por encima de lo que ella misma llama cotidianeidad. Sin embargo, como veremos más adelante, se diferencia sustancialmente en algo de la teoría boeciana. Para la tradición de este último, el músico verdadero es el teórico. Sin embargo, la música instrumental, si ellos mismos hubieran hecho un ránking de calidad de su clasificación de la música, habría quedado indudablemente en última posición.

“Creo que el arte de la música es capaz de influir en la sociedad a través de dos caminos. Por un lado es una consolación, una fuente de alegría. Y, por otro, la música puede elevar al “hombre” a unas esferas más altas, a un estado del alma más alto. Y abrir fuerzas ocultas en nuestra alma de las cuales no somos conscientes. Pero a partir de la música podemos aproximarnos y tocarlas”.

En este sentido, vemos su gran espiritualidad, también su religiosidad. Y, de nuevo, vemos estos diferentes planos. Por una parte admite que la música influye en nuestro estado de ánimo (música humana), pero que también tiene otro propósito, el de acercarnos a un mundo más “elevado” (música mundana). Y, al mismo tiempo, se está refiriendo a todo esto teniendo en cuenta que el vehículo para todos estos fines no es otro que la música que sí que se escucha (música instrumental).

Al margen de esto, también es cierto que cualquier músico o amante de la música que esté leyendo esto, siendo o no religioso, puede validar estas afirmaciones y, seguramente, no ponerle ningún “pero”.

“Quería dar forma a la materia sonora”.

Esta es una de las frases con la que responde a la pregunta de que por qué empezó a componer y me ha parecido digna de señalar.

 “Es muy importante que un niño con acceso a un instrumento musical empiece a improvisar”.

[…] “Hay que explorar las profundidades de las fuerzas inconscientes, que están dormidas dentro de nosotros”.

Aquí vemos la importancia que otorga a la música en sí misma y a la figura del músico, además de entenderla como un elemento formador del ser humano. La importancia de la creatividad y de viajar libres para poder liberarnos y poder llegar a esos lugares que ella misma antes ha comentado.

Me despido con sus propias palabras, una especie de mensaje a los músicos del  presente y del futuro:

“Los músicos tienen que intentar dar fuerza y luz a las almas de las personas”.

Suerte.

Para profundizar:

https://www.youtube.com/watch?v=uwnEtWW0hWI

https://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/sofia-gubaidulina-un-relato-contemporaneo-la-religiosidad

http://www.musicaantigua.com/boecio-y-el-desprecio-por-los-interpretes-de-musica/

Esther Pérez Soriano.

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