A continuación se muestran datos biógrafos y de interés sobre la vida, obra y otros aspectos fundamentales en la vida del músico y compositor argentino Astor Piazzolla, como son el Bandoneón, el tango y la búsqueda incesante de un estilo propio que, a pesar de las duras cticas iniciales, finalmente acabó dando sus propios frutos y definiendo un estilo propio recogido en numerosas obras y grabaciones que nos llegan hasta nuestros días.
NOTA: A continuación se verán palabras subrayadas que contienen enlaces a páginas de interés y a material audiovisual relevante incluyendo enlaces a grabaciones realizadas por el propio Piazolla (como su obra Adios Nonino) y otros personajes importantes como Amelita Baltar, que complementan la información aquí reflejada.
Biografía
Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de Marzo de 1921 en Mar del Plata, Argentina. Fue hijo único de Vicente Nonino Piazzolla y de Asunta Mainetti. En 1925, se trasladó junto a su familia a Nueva York hasta 1936 con un fugaz retorno a Mar del Plata en 1930. En 1929, cuando tenía 8 años, su padre le ganó su primer bandoneón (instrumento de viento con funcionamiento similar al acordeón) el cual lo adquirió en una casa de empeños por 19 dólares (unos 17 euros en la actualidad). Estudió el bandoneón un año con Andrés D’Aquila (un pianista argentino que vivía en Nueva York) y realizó su primera grabación, Marionete Spagnol; un producto no comercial de una intervención radiofónica en la radio Recording Studio de Nueva York el 30 de Noviembre de 1931. En 1933 (a los doce años) fue alumno del pianista húngaro Bela Wilda, discípulo de S. Rachmaninov y del que más tarde dijera que “Con él aprendí a amar a Bach”. Poco después conoció a Carlos Gardel (Cantante, compositor y actor de cine iniciador y máximo exponente del “tango canción”) quien se hizo amigo de la familia y con quien forma parte de una escena de la película El día que me quieras como un pequeño niño travieso vendedor de diarios (periódicos). En 1936, vuelve con su familia definitivamente a Argentina, a Mar del Plata, donde comienza a actuar en algunos grupos. Allí hace su segundo descubrimiento tras el Bach de Bela Wilda, al escuchar por radio al sexteto de Elvino Vardaro (Director de orquesta, compositor y violinista argentino que inicio su carrera como músico de tango en 1921), quien años más tarde sería su violinista. Esa forma distinta de interpretar el tango le produce un profundo impacto y le convierte en su admirador. La inclinación de Astor por el tango y en especial por ese tipo de tango que comienza a aprender con fuerza, lo lleva a trasladarse a Buenos Aires en 1938, con tan solo 17 años.
Alterna en diversos conjuntos de segundo orden hasta que en 1939 concreta su sueño: ingresar como bandoneista en una de las grandes orquestas de esos años, la de Aníbal Troilo Pichuco, que fue uno de los mejores interpretes de bandoneón, compositor, director de orquesta de tango argentino, y a quien Astor reconoce como uno de sus maestros.
Astor siente la necesidad de avanzar musicalmente, y ya siendo arreglista de la orquesta de Troilo, inicia en 1941 sus estudios musicales con Alberto Ginastera (compositor argentino de música académica contemporánea, considerado uno de los más importantes del siglo XX en América Latina, y decano de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Universidad Católica Argentina desde 1959 hasta 1964). En 1942 se casa con Dedé Wolff y de éste, su primer matrimonio, nacen sus hijos Diana (1943) y Daniel (1944), y más tarde, en 1943, estudia piano con el pianista, compositor y docente argentino Raúl Spivak. Los arreglos de Piazzolla resultaron demasiado avanzados para la época y terminaron por hacer que Troilo se los corrigiera para no espantar a los bailarines de las pistas.
En 1943, inicia sus composiciones de carácter “erudito” con la Suite para Cuerdas y Arpa y en 1944 abandona la orquesta de A. Troilo para dirigir él mismo la orquesta típica que acompaña al cantor Francisco Fiorentino hasta 1946, en donde forma su primera orquesta la cual se disuelve tres años mas tarde (1949). Con esta orquesta, de plantilla similar a las demás orquestas típicas de la época, comienza a desarrollar su impulso creador con composiciones y orquestaciones con un mayor criterio armónico y dinámico. Ese tango, del joven y audaz director, más moderno y distinto comienza a provocar las primeras polémicas entre los defensores del tango clásico
En 1946 compone el tango “El Desbande”, considerado por Piazolla como su primer tango, por poseer una estructura formal diferente y poco después, comienza a componer música para películas (Piazzolla compondrá un total de 44 bandas sonoras realizadas entre 1949 y 1987 como la de las películas “Con los mismos colores” (1949) o “Bólidos de acero” (1950)).
En 1949 sintió la necesidad de disolver la orquesta, apartarse del bandoneón, y casi del tango. Buscaba algo distinto, otro destino. Continuó estudiando a Bartok y a Stravinsky, estudió dirección orquestal con Herman Scherchen, y escuchaba mucho Jazz con la influencia que esto suponía. Su búsqueda se convierte en obsesiva por perseguir un estilo, una música que no tuviera nada que ver con el tango. Con 28 años, estaba sumergido en una nube de confusión y Astor decidió abandonar el bandoneón para dedicarse a escribir y a profundizar sus estudios musicales.
Entre 1950 y 1954 compuso un grupo de obras, claramente distintas ya de la concepción del tango hasta ese momento, y en donde comienza a definir su estilo. Algunas de estas obras son: Para lucirse, Tanguango, Prepárense, Contrabajeando, Triunfal y Lo que vendrá.
En 1953 presenta la obra Buenos Aires (Tres movimientos Sinfónicos op.15) – compuesta en 1951- en el concurso Fabien Sevitzky. Piazzolla gana el primer premio y la obra es interpretada en la Facultad de Derecho de Buenos Aires por la Orquesta Sinfónica de Radio del Estado con el agregado de dos bandoneones y bajo la dirección del propio Sevitzky. Al finalizar el concierto se desencadenaron peleas provocadas por el descontento y la indignación provocada en cierto sector “culto” del público a causa de la incorporación de dos bandeones a una orquesta sinfónica por la alteración de la plantilla y el efecto que esto producía.
Uno de los premios que ganó en este concurso, fue una beca otorgada por el gobierno francés para estudiar en París (a donde viaja en 1954), con Nadia Boulanger, Considerada en aquellos tiempos como la mejor pedagoga que había en el mundo de la música. Al principio, Piazzolla trata de ocultar su pasado con el tango y de intérprete de bandoneón creyendo que su destino estaba enfocado en la música clásica. Posteriormente, este punto de conflicto queda resuelto tras sincerarse ante Boulanger y de interpretar ante ella su tango Triunfal. De allí surge una recomendación histórica: “Astor, sus obras eruditas están bien escritas pero aquí está el verdadero Piazzolla, no lo abandone nunca”.
Tras este episodio, Piazzolla vuelve al tango y a su instrumento, el bandoneón. Lo que antes se debatía entre la música erudita o el tango, ahora pasa a ser la union entre la música erudita y el tango, pero del modo más eficaz: Tratando los recursos de la música erudita con la sangre del tango. En París, compone y graba una serie de tangos con una orquesta de cuerdas francesa y comienza a ejecutar el bandoneón de pié, apoyando una pierna sobre una silla, rasgo que va a caracterizar su puesta en escena.
Cuando Piazzolla vuelve a Argentina (1955) continúa con la orquesta de cuerdas y además forma un conjunto, el Octeto Buenos Aires, que es el inicio de la era del tango contemporáneo. Con una formación de dos bandoneones, dos violines, contrabajo, callo, piano y guitarra eléctrica, produce innovaciones competitivas e interpretativas que van produciendo una ruptura con el tango tradicional, profundiza un criterio camerístico que se independiza del modelo clásico de la orquesta tradicional y dónde no tienen cabida el cantor ni el bailarín. Comienza su revolución en solitario y empieza a ganarse la eterna enemistad de los compositores del tango más ortodoxo, despertando en su contra las más feroces críticas. A pesar de esto, Piazzolla no se desalienta y continua por el camino que siente más que nunca como suyo, pero los sellos y los medios le hacen un fuerte boicot. En 1958 disuelve el Octeto y la orquesta de Cuerdas y se traslada a Nueva York para trabajar como arreglista.
Entre 1958 y 1960 actúa en Estados Unidos, donde realizó la negativa experiencia del intento de fusionar el Jazz y el Tango y donde a raíz de la muerte de su padre en octubre de 1959, escribe en Nueva York su famoso “Adiós Nonino”. Al volver a Argentina, constituyó el primero de sus célebres Quintetos, denominado Nuevo Tango (bandoneón, violín, bajo, piano y guitarra eléctrica). El Quinteto fue el conjunto que más tiempo perduró y el más querido por Piazolla; la síntesis musical que mejor expresó sus ideas.
En 1963 estrena bajo la dirección de Paul Klecky, Tres Tangos Sinfónicos obteniendo el premio Hirsch y en 1965 graba dos de sus discos más importantes: Piazzolla en el Philarmonic Hall de New York, que reproduce las obras del concierto con el quinteto en mayo de 1965 en ese sitio; y El Tango de valor histórico, producto de su unión con el escritor argentino Jorge Luis Borges.
En 1966 se separa de Dedé Wolff. En 1968 inicia su extensa labor con el poeta Horacio Ferrer con quien compone la pequeña opera María de Buenos Aires; comienza una nueva experiencia: el tango canción.
En esa época inicia su relación profesional con la cantante argentina Amelita Baltar quien protagoniza su opera y se convierte en su musa para quien compone junto a Ferrer más de 30 obras.
En 1969, junto a Horacio Ferrer compone la Balada para un loco, presentada en el primer Festival Iberoamericano de la Canción, donde se le concede un polémico segundo premio. Esta obra resultó su primer impacto realmente popular, estrenada por Amelita Baltar junto al propio Piazzolla como director de la orquesta.
En 1970, vuelve a París donde compone junto con Ferrer el oratorio El pueblo Joven, cuyo estreno tiene lugar en Saarbruck (Alemania) en 1971 y en ese mismo año forma el Conjunto 9, actuando en Buenos Aires y en Italia, donde graba varios programas para la RAI (Canal de televisión italiano). Este conjunto fue como un gran sueño para Piazzolla: el conjunto de cámara que siempre quiso tener y donde produjo tal vez su música más elaborada, pero ante la imposibilidad de sostenerlo, acabó disolviéndose.
En 1972 se produce su primera actuación en el Teatro Colón de Buenos Aires, compartida con otras orquestas de tango. Al año siguiente, tras un periodo de larga producción como compositor, sufre un infarto que lo obliga a reducir su actividad artística.
Ese mismo año (1973) decidió instalarse en Italia donde inicia una serie de grabaciones que cubren 5 años, siendo la más celebre Libertango, obra que es considerada como su carta de presentación ante el público europeo.
En estos años forma el Conjunto Electrónico: un octeto constituido por bandoneón, piano eléctrico y/o acústico, órgano, guitarra y bajo eléctricos, batería, sintetizador y violín, que luego sería sustituido por flauta travesera o saxofón. Posteriormente en 1975 se incorpora como cantante José A. Trelles y alternan en el conjunto músicos argentinos y europeos. Este conjunto no tenía nada que ver con los anteriores, y algunos lo consideran como una aproximación al jazz-rock; pero según decía el mismo Piazzolla: “Ahí estaba mi música, tenía olor a tango y no a rock”.
En 1974 se separa de Amelita Baltar. Ese mismo año graba con el saxofonista estadounidense Gerry Mulligan un disco memorable: Summit, con una orquesta de músicos italianos. La música que Piazzolla compone para este disco se caracteriza por el tratamiento exquisitamente melódico del bandoneón y del saxofón, sobre una base esencialmente rítmica. En 1975, muere el director Aníbal Troilo y en su memoria compone la Suite Troileana, obra en cuatro movimientos, que graba con el conjunto electrónico, con la participación de Antonio Agri en el violín.
En 1976 conoce a la que sería su segunda y última mujer, Laura Escalada. En diciembre de ese mismo año se lleva a cabo un explosivo concierto en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, donde presenta su obra 500 Motivaciones, escrita especialmente para el conjunto electrónico. En 1977, registra otro memorable concierto en el Olympia de París, con un conjunto similar al anterior, pero con músicos de procedencia más cercana al rock. Esta es la última formación de carácter “eléctrico”. Piazzolla deja repentinamente de tomar como referencia la sonoridad internacional del pianista y compositor estadounidense Chick Corea y a pesar de que el conjunto electrónico hacía buena música, no lo consideraba el verdadero Piazzolla. Nace entonces, en 1978, la segunda etapa del Quinteto, la que lo consolidó en los escenarios del mundo. También reinicia una etapa donde se dedica a las composiciones de carácter camerístico y sinfónico.
Los próximos diez años son los mejores de Piazzolla en cuanto a su difusión. Se intensifican las giras por todo el mundo: Europa, Sudamérica, Japón y Estados Unidos. En un periodo que llega hasta 1990, realiza una vertiginosa serie de conciertos, fundamentalmente con el Quinteto, y también como solista de orquestas sinfónicas y de cámara; y en los últimos años con su formación, El Sexteto, y con Cuartetos de cuerda. Se realizan numerosas grabaciones en vivo de esos conciertos, editadas en CD. Este hecho confirma de algún modo algo que se ha dicho frecuentemente: la música de Piazzolla no existe si no es interpretada por él; lo físico es una característica de su estilo, al que podríamos definir como una estética del cuerpo en estado de música.
En 1982 escribe Le Grand Tango, para Cello y Piano dedicada al gran chelista ruso Mtislav Rostropovitch y que fuera estrenada por éste en 1990 en New Orleans y en Junio de 1983 se produce uno de los hechos más significativos de su vida: se presenta con un programa íntegramente dedicado a su música en el Teatro Colón de Buenos Aires, principal escenario de la música clásica de Argentina. Para la ocasión reagrupa al Conjunto 9 y también interviene como solista con la Orquesta Sinfónica dirigida por Pedro I. Calderón, interpretando su celebre Concierto para Bandoneón y Orquesta. mil
En 1984 actúa con la cantante italiana Milva, registrando el disco Live at The Bouffes du Nord y en Viena con el Quinteto donde graba el CD Live in Wien. En 1985 es nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y estrena el Concierto para Bandoneón y Guitarra: Homenaje a Lieja, con la dirección del cubano Leo Brouwer en el Quinto Festival Internacional de Guitarra en Bélgica.
En 1986 recibe en París el Premio Cesar por la banda sonora de la película “El exilio de Gardel” y graba junto a Gary Burton la Suite for Vibraphone and New Tango Quintet, en vivo en el festival de Jazz de Montreux, Suiza. En 1987 graba con la Orquesta de St. Luke’s, dirigida por Lalo Schifrin, el Concierto para Bandoneón y Tres Tangos para Bandoneón y Orquesta.
El concierto que tiene lugar en 1987, en el Central Park de New York frente a un público masivo, posee para Piazzolla el valor de una reivindicación histórica. La ciudad donde pasó su infancia, donde quedó subyugado por la música de Bach y el Jazz y donde fracasó en 1958, finalmente le presta atención a su música. Los discos editados en USA en los últimos años de los 80’s lo documentan: Tango Zero Hour, Tango Apasionado, La Camorra, Five Tango Sensations (con el Kronos Quartet), Piazzolla con Gary Burton, etc.
En 1988, pocos meses después de grabar el que sería el último disco con el Quinteto (La Camorra), es sometido a una operación de cuatro by-pass cardiovasculares. Poco después, a principios de 1989, forma el que sería su último conjunto: el Sexteto Nuevo Tango de características inusuales: dos bandoneones, piano, guitarra eléctrica, contrabajo y violonchelo. Con este conjunto, en el mes de Junio de ese año se presenta en el Teatro Opera de Buenos Aires en el que seria su último concierto en Argentina y realiza una extensa gira por Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Holanda. A finales de 1989 disuelve este conjunto y continúa presentándose como solista con cuartetos de cuerdas y orquestas sinfónicas. Hasta que el 4 de Agosto de 1990, en París, sufre una trombosis cerebral. Después de casi dos años de sufrir las consecuencias de esta enfermedad, muere en Buenos Aires el 4 de julio de 1992.
Su obra, compuesta por más de 1000 temas, en la que consigue una singularidad creadora e inconfundiblemente argentina, comienza a tener influencias sobre los mejores músicos del mundo y de distintos géneros, como el violinista Gidon Kremer, el chelista Yo-Yo-Ma, el Kronos Quartet, los pianistas Emanuel Ax y Arthur Moreira Lima, el guitarrista Al Di Meola, los hermanos Assad, y numerosas Orquestas de Cámara y Sinfónicas. Una obra que se caracteriza por su potencia estética y su rasgo único, casi solitario. No se parece a ninguna otra música: al escucharla estamos obligados a cuestionar los géneros y empezar por decir: esto es Piazzolla. Impacta y fascina. Se trata de un ‘lenguaje’ que ha conseguido un estilo inquebrantable. Con elementos dispares y rebeldes (el jazz, la música clásica, la exploración tímbrica) produce una obra única bajo el drástico pulso de su tango.
Javier Soriano Lorenzo.