…Vaya, vaya. Sin duda, al mirar a fuera y descubrir que delante de mi lápida se encontraba Chuck Berry; …y he dicho bien, el mismísimo Charles Eduard Anderson Berry, pensé que en realidad tenía que ser yo quien debía salir a postrarse ante semejante personaje. En cierto modo, se trataba de una de las personas más influyentes de la historia de la música, ya que muchos lo tienen como uno de los precursores de eso que se comenzó a llamar Rock and roll allá por la década de 1950. Se mostró conmigo de lo más cercano, y me desveló un montón de detalles de su vida que desconocía. Verás, sus inicios como guitarrista fueron de una manera autodidacta, y de entrada, lo hizo con una guitarra tenor de cuatro cuerdas, y echando mano de la peculiar ayuda de «Nick Manoloff’s». Un simple método de aprendizaje de acordes. Y…caramba con el artista. Dejando a un lado su enemistad con la escuela, me contó que se fue con unos amigos a la ciudad de Kansas, y la excursión acabó en una fechoría que terminó en una condena de tres años de cárcel.
Luego, una vez cumplida esa pena, hizo de todo; desde carpintero a conserje, pasando por fotógrafo, hasta que en 1953 el azar le ofreció la oportunidad de sustituir a un miembro de una banda de rhythm and blues que se llamaba -Sir John Trio-, que pronto, y dada su popularidad en el grupo, sería rebautizada como Chuck Berry Combo, con la que cosecharía su primer éxito con el tema «Meybellene», un disco del que lograría vender más de un millón de copias. Pero si había algo de lo que yo quería que me hablase, evidentemente, era de su mítico «Johnny B Goode». Una composición que ocupa actualmente para la revista Rolling Stone el séptimo puesto de su lista de las quinientas mejores canciones de la historia del rock. Y ahí va, cuál fue mi sorpresa, cuando me confesó que para nada era un tema autobiográfico. Me dijo que éste habla de un chico de pueblo que vive humildemente, cuyo principal deseo es convertirse en una estrella del rock and roll tocando su guitarra. La canción la compuso junto a Johnie Johnson, el pianista de su banda, y el título tuvo que ver con una noche de fiesta de ambos, en la que Chuck no hacía más que repetirle a Johnson, tras no sé cuántas copas, la frase: «Johnny be good,….Johnny be good», para que éste se callara de una vez y le dejase dormir. Aunque si hay algo autobiográfico en su letra, es el de la alusión a la palabra «Goode», que es una referencia a «Goode Avenue», el nombre de la calle en la que se encontraba su casa en St Louis, en el estado de Misuri (USA). No obstante, coincidencias al margen, estimo que los avatares del personaje de Johnny y de Chuck coinciden un tanto, con lo que lo dejaré en una mera coincidencia. Ahora bien, si hay algo a destacar de la canción, es su simbólico riff de guitarra con el que comienza, que según me contó, ideó, como un homenaje al músico Louis Jordan’s y su canción «Ain’t that just like a woman». Eso sí, toda buena canción a de aderezarse un polémica, y por lo visto el guitarrista se vio obligado a sustituir el término «Coloured boy», por «Country boy» pra evitar problemas raciales. Y ya poco más dio de sí su visita:…que «Johnny B Goode» se lanzó en 1958 formando parte de su álbum -Chuck Berry is on top»;…que la canción se grabó en la sonda Voyagers, y forma parte de ese repertorio que está sonando por ahí en el espacio exterior; ¡ah!, y que sí que compuso dos piezas autobiográficas, su «Go, go, go» y su «Bye, bye Johnny».
A pesar de que fue una historia entrañable, antes de decirnos adiós, con cierta tristeza me confesó, que no le quedó otra que contemplar desde esta otra dimensión, el lanzamiento de su último disco. Un trabajo que dejó grabado bajo el título genérico de -Chuck-, y que se publicaba a sus noventa años de edad, y tras haber permanecido treinta y ocho años sin publicar nada. Y marcándose su clásico baile del pato, se fue alejando de mi y se perdió en la distancia.
A continuación les mostramos el enlace de la canción y la letra:
Johnny B Goode:
En lo profundo de Louisiana, cerca de Nueva Orleans,
En el camino de vuelta, entre los árboles de hoja perenne,
Hay una cabaña hecha de tierra y madera,
Donde vivía un chico del campo llamado Johnny B. Goode
Que nunca en su vida aprendió a leer y a escribir muy bien,
pero que podía tocar la guitarra como quien toca una campana.
Venga, venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Johnny B. Goode.
Solía llevar su guitarra en la funda de un saco de yute,
Sentaba bajo un árbol al lado de la vía del tren.
Oh, los maquinistas lo podrían ver sentado ahí en la sombra,
Rasgueando al ritmo que marcaban con sus trenes.
La gente pasaba y paraba para decir:
«Dios mío, ¡éste chiquillo del campo – que bien puede tocar!
Venga, venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga,
Johnny B. Goode.
Su madre le dijo «Algún día te harás un hombre,
Y serás el líder de una gran banda.
Gente viniendo de muchas millas a la redonda
Para oirte tocar tu música hasta que el sol se ponga.
Quizá algún día tu nombre aparecerá con letras luminosas
Diciendo «Johnny B. Goode ésta noche».
Venga, venga,
Venga, Johnny, venga,
Venga, venga, venga, Johnny, venga,
Venga, venga, venga, Johnny, venga,
Venga, venga, venga, Johnny, venga,
Venga,
Johnny B. Goode.
Eleanor Rigby.