Obertura de Guillermo Tell: (Click aquí para escuchar)
Continuamos nuestro interesante viaje por los años 20. Cuando el cine era mudo (años 20), el público pedía acompañamientos musicales a lo que veía, y esto se realizaba en directo con una pequeña banda de música que tocaba a la vez que se veía la película, o bien por medio de pianos o gramófonos. La música servía para romper el hielo y para dar vida a las imágenes. Sin embargo, estas músicas no se ponían para acompañar a la acción, sino para disminuir el ruido que producían las bobinas de las cintas, pues todavía no estaban separadas del público. Poco después es cuando se plantea el elegir los temas musicales en función de lo que se está viendo en la pantalla. Se utilizaban muchas músicas del repertorio clásico que representaban determinados clichés y que aún se utilizan en los dibujos animados: la nana de Brahms para el sueño, la Obertura de Guillermo Tell de Rossini para una persecución, la marcha fúnebre de Chopin para la muerte, los arpegios para el agua… Se crearon partituras cinematográficas en el estilo de grandes compositores como Wagner y Thaikovski. Como película a destacar en el cine mudo tenemos “El acorazado Potemkin” de Sergei Esenstein (1925) (Click aquí para escuchar) sin dejar de mencionar a Chaplin como ahora veremos.
Durante unos años, los temas de las películas se repiten frecuentemente y los espectadores se dejan llevar por las más sorprendentes. Destaca el francés Georges Méliès que comienza a dirigir películas con muchos trucos y efectos, imágenes mágicas en las que desaparecen personajes, chocan trenes, crecen los objetos y hasta se puede viajar a lugares desconocidos (Viaje a la Luna, 1902). Esta línea creativa la desarrollara el español Segundo de Chomón que compite con el francés en la producción de películas sorprendetes como “El hotel eléctrico” en 1908
También se compusieron partituras originales para algunas grandes producciones. Con la llegada del cine sonoro apareció el concepto de Banda Sonora Original (BSO) que incluye la música, los diálogos y los efectos de sonido. La primera película sonora fue “El cantor de Jazz” dirigida por Alan Croslan estrenada en 1927 en EEUU.
En el cine mudo también destaca Charles Chaplin. Chaplin con el personaje del vagabundo (Charlot) interpretó, escribió, musicalizó, supervisó la fotografía, dirigió y produjo 69 filmes. Rodó 35 películas en la Keystone, muchas de las cuales dirigió. Allí perfeccionó su oficio y pasó por otras compañías hasta tener estudio propio en 1917. En esa época realizó cortos memorables. En 1919 rodó su primer largometraje “El Chico” (The Kid, 1921), obra social en la que incluye elementos autobiográficos y su preocupación por los niños abandonados. Destaca en 1923 “El peregrino”, en 1931 “Luces de la ciudad” con la melodía La Violetera y otras muchas películas en las que se ve una evolución desde el cine mudo con acompañamiento musical hasta la incorporación de diálogos.
Un gran aporte del paso del cine mudo al sonoro nos lo presenta Téllez E. Este autor plantea la relación entre el discurso musical y el discurso cinematográfico. Describe además los procedimientos de la creación audiovisual y las posibilidades de intervención educativa derivadas de tal actividad. El autor nos relata los inicios del cine en donde toda la imaginación y esfuerzo recaen en una sola figura: el Director de la película. Pero poco a poco el cine se va especializando para dar lugar a una amalgama de profesionales. La música entonces se incorpora a la pantalla de forma gradual y se aclara que no toda esa música que acompañó al cine mudo se debió a la improvisación musical de un pianista o a la interpretación de diferentes obras por una orquesta local, sino el que muchos directores encargaban las partituras a compositores con el fin de que acompañaran a la obra cinematográfica. Así en la secuencia que nos presenta Tellez, después de 1920 todas las grandes producciones estaban acompañadas de una elaborada partitura interpretada en los cines por una orquesta sinfónica. Además en tal época, se producen en Alemania investigaciones que inician la incorporación del sonido a la imagen. En el nuevo cine las vibraciones sonoras se transforman en vibraciones luminosas que quedan impresas en la película y convertidas de nuevo en sonido.
Tellez afirma que “el cine se ha convertido en una expresión artística de alto valor pedagógico, como transmisor de valores éticos y culturales, como ilustrador de épocas históricas y literarias…del grado de conocimiento de las técnicas cinematográficas y de las interrelaciones entre los diferentes discursos que en él concurren dependerá, en gran medida, la consecución de los objetivos artísticos propuestos”.
En 1908 el compositor Camille Saint-Saëns compuso la primera banda sonora para la película “El Asesinato del Duque de Guisa”
A modo de anécdota en 1908 las películas se rodaban en hangares de vidrio, pues apenas había luz eléctrica, con una cámara operada por un señor con visera que silbaba mientras tanto una marcha militar marcaba el ritmo de la manivela, a la cadencia de 16 imágenes por segundo.
La exactitud de Charles Chaplin era tal, que al rodar la escena del desayuno de Chaplin y el niño en “El Chico” de un minuto de duración, tardó dos semanas en rodarse y consumió 14.000 metros de película. La secuencia del encuentro entre el vagabundo y la ciega en “Luces de la ciudad” tardó en rodarse una semana, creándose conflictos importantes entre el equipo técnico y Chaplin por el rigor y perfección exigido en cada toma.
En 1914 se producen cuatro películas con un fondo musical creado para ellas. La italiana “Cabiria” cuenta con la participación del músico J. K. Briel, a quien se considera uno de los primeros profesionales en la producción de música específica para el cine.
Es en 1926 que la Warner Brothers en los Estados Unidos lleva a la pantalla la película musical “Don Juan”, en la que se estrena el sistema Vitaphone: el que logra en definitiva la incorporación del sonido a la imagen.
En los años 30 nace la figura del compositor especialista en música de cine destacando Erich Korngold con “Robin Hood” y Max Steiner con “Lo que el viento se llevó” como mayores representantes de esta época y surge también el leitmotiv: motivo conductor para caracterizar a los personajes y situaciones principales.
“Robin Hood”: https://www.youtube.com/watch?v=_GMHzge6c-I
La música experimenta un cambio pasando de un acompañamiento constante a un empleo más selectivo para destacar ciertos momentos, por ejemplo en los créditos iniciales de la película. En esta época aun no existían los medios para grabar y editar la música por lo que los músicos tenían que estar presentes cada vez que se grabara la escena. Max Steiner decía sobre este principio de la música en el cine que «en aquella época, en las películas dramáticas se usaba la música únicamente cuando lo exigía el guión. Entre los productores, directores y músicos dominaba siempre el miedo a que les preguntaran de dónde salía la música o tapara la interpretación o los diálogos de sus actores. Por eso no ponían nunca música, a menos que pudiera explicarse por la presencia de una orquesta, fonógrafo o radio, que ya estaba especificado en el guión».
Los cineastas se dieron cuenta de la gran fuerza del silencio en las películas habladas. Será a partir de los años treinta cuando los grandes estudios tengan departamentos musicales completos, con una plantilla de compositores, adaptadores-arreglistas y directores de orquesta. Al principio, la música se ajustaba a la acción de modo bastante grosero, y se tomaban de los archivos musicales. Esto cambiará en 1933 con la película “King Kong” cuando Max Steiner demostró lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes. Con el avance tecnológico se pudo añadir el sonido y más tarde el color a las grabaciones, haciendo que los filmes resultaran más entretenidos, reales y atractivos. Al llegar a la era digital, los efectos especiales y el sonido envolvente nos produce una sensación de estar dentro de la película.
Tellez decía que “El cine se ha convertido en una expresión artística de alto valor pedagógico, como transmisor de valores éticos y culturales, como ilustrador de épocas históricas y literarias…del grado de conocimiento de las técnicas cinematográficas y de las interrelaciones entre los diferentes discursos que en él concurren dependerá, en gran medida, la consecución de los objetivos artísticos propuestos”.
En cuanto a compositores que destacan de las bandas sonoras más bellas: Nyman, Yared, Badalamenti, Zimmer, Kilar, Barry, Enio Morricone, Vangelis, John Williams, Howard Shore, Poledouris, Galasso y Umebayashki, Camille-Saint-SaËns, Eric W. Korngold, Max Steiner, Bernard Hermann, Jerry Goldsmith, Elmer Bernstein, Alan Silvestri, Malcom Arnold, Henry Mancini, Nicola Piovani, James Horner, Miklós Rózsa, Fred Astaire y Ginger Rogers, Gene Kelly, Fran Sinatra, Alex North, Nino Rota, Luhrman y Roque Baños, entre otros.
El compositor Aarón Copland (1900-1992) dijo de “la música de cine es aquella que millones de personas oyen y nadie escucha”
La mejor música de cine es la que no se oye, la que no resta protagonismo, ni interfiere en la acción pero ejerce una secreta influencia. Mientras que en el cine mudo la música era una compañera permanente de la imagen, en el cine sonoro su presencia está determinada. El silencio y los ruidos también son música y la alternancia de ellos resulta muy eficaz desde el punto de vista artístico.
“Lo que el viento se llevó”. 1939 Max Steiner: https://www.youtube.com/watch?v=WKzTogsA5ss
Violeta Alonso Lax