SECCIÓN:LA STANZA ANTIQVA
Por Francisco José Díaz Martínez
LA PRÁCTICA INTERPRETATIVA DEL VIOLÍN DURANTE S. XVII Y XVIII
[2] Como iniciarse en la técnica “without a chin rest”
Con el paso de los años, si se realiza un uso inadecuado de la mecánica del cuerpo, practicar tu instrumento puede convertirse en una quimera. Recuerdo cuando encaraba mis últimos cursos de superior de violín moderno, practicando una media de 5 o 6 horas al día como mínimo; es entonces cuando pueden aparecen dolores de cuello hombros o brazos causados por una incorrecta posición corporal, realidad que puede hacer impracticable tu rutina habitual de estudio. Si nos detenemos por un momento en nuestra postura, la toma del violín puede agarrotarse, haciendo que sujetemos el instrumento demasiado fuerte durante el estudio, y además sin apenas realizar pausa alguna. Todo esto puede hacer que tocar el violín sea cosa de atletas, más que de músicos. Por este motivo, muchos instrumentistas profesionales tienen que interrumpir su vida profesional, tomándose un año sabático, para que su estructura óseo muscular se relaje, y su práctica del violín no caiga en ser asociada con el sufrimiento y dolor.
Solemos utilizar una barbada colocada a la izquierda o centro del cordal, diseñados para que la práctica sea mucho más cómoda, o eso pensamos. Fomentan la facilidad postural y velocidad al tocar, ¿pero a qué precio? Al tener dicho complemento se crean ciertas posturas, con un agarre que implica el apoyo de cabeza, mentón y hombro, utilizando muchos músculos complejos que a priori no tendrían porque participar en nuestro apoyo.
Descubrir la técnica antigua without a chin rest, en el momento en el que inicie los estudios de violín barroco, fue todo un hallazgo para mi, ya que me mostraron la utilidad y función de la clavícula, usada como si fuera una bandeja donde poder acomodar mi instrumento, así como el uso del mentón como una especie de gancho, en lugar de una plataforma, donde no siempre era preciso estar apoyado sobre el cordal. Eso fue todo un éxito posturalmente, ya que integre el violín de una manera mucho mas orgánica en mis movimientos, de manera que la practica resultante fue mucho más natural, al igual que mejora el sonido. Todo esto sumado a que adquirí buenas herramientas para la práctica, como son un violín barroco original de la Alemania del s. XVIII, más un arco barroco construido en madera de serpiente, ambos con las características organológicas adecuadas para la práctica instrumental histórica.
Fue entonces cuando empecé a tocar el violín apoyándolo sobre la clavícula, hecho que obliga a desarrollar el movimiento del pulgar de la mano izquierda, para poder ejecutar los cambios de posición a través del diapasón de tal forma que hacia arriba resultan sencillos, pero sin embargo hacia abajo resultan realmente dificultosos, con la obligación de tener que adelantar el pulgar y acompañándolo con el resto de dedos, en un movimiento que puede recordar al de un cangrejo. Además evitaremos el apoyo del mentón sobre el cordal, para no opacar el sonido resultante de nuestro instrumento. Todas estas experiencias y horas de estudio me conducen a una búsqueda constante e incansable por dominar el violín barroco y su especial técnica, que tantos beneficios ha aportado a la práctica instrumental violinística, y la música en general.
A continuación daré unas pautas básicas para adquirir las correctas sensaciones que aporta el violín barroco a nuestra técnica.
- Primero comience sin su violín con los pies separados (derecho e izquierdo haciendo una línea paralela al atril que utilice); Se debe intentar no balancear el pie derecho, ni el izquierdo fuera del plano. Los ojos deben mirar directamente al frente, interactuando con la partitura en lugar de mirar su mano izquierda; el atril debe ser lo suficientemente alto como para evitar que se agache. Debe intentar que sus hombros estén paralelos a la partitura, y ligeramente caídos. Todavía sin el violín, levante los brazos como si sostuviera un libro grande y pesado, con las palmas de las manos hacia arriba. Entonces déjelos caer, haciendo que tu cabeza y cuello se ablanden y relajen. Hay muchas otras imágenes y trucos para reforzar esta postura, que son la base de toda buena interpretación.
- Antes de sostener el violín, quite la mentonera del instrumento, así como la almohadilla. Se necesita un violín desnudo y sin complementos, ya que seguramente los antiguos hábitos de tener colocadas la barbada y almohadilla se interpondrán en el camino de adquirir más rápidamente las sensaciones nuevas, que vendrán con esta nueva técnica, sin ningún tipo de apoyo de la barbilla sobre el violín ni descanso sobre su hombro. El agarre de nuestro instrumento se vuelve bastante incómodo en un principio. Se necesita paciencia para desarrollar esta técnica, y un periodo lógico de desintoxicación de los hábitos anteriores. El siguiente paso es tomar el violín con la mano derecha, con las cuerdas hacia usted, enganchando el primer dedo alrededor de la esquina inferior derecha. Se debe colocar el violín en la clavícula, sin apoyo alguno de la barbilla sobre el violín y un poco a la derecha del cordal, no como es habitual en la interpretación moderna, donde se sitúa a la izquierda. De esta manera la cabeza estará completamente libre.
- Justo en este punto el físico individual se convierte en un factor crítico del método. Es importante que el violín no esté paralelo al suelo como pasaría con una mesa. El resultado condicionaría que el brazo derecho se levantase mucho, y el brazo izquierdo giraría demasiado bajo el violín. El mayor peligro se presenta posturalmente, puesto que el violín debe adaptarse a la fisionomía de nuestro cuerpo. Puede ser recomendable adquirir una pequeña gamuza de cuero y colocarla de tal forma que cubra justo la parte de la caja donde el violín está en contacto con nuestro cuerpo, para hacer que este no se escurra al practicar, y evitar a toda costa que el hombro izquierdo se levante ligeramente. De no tener la posición de los hombros rectos en forma de T, podría acarrear tensiones en el pectoral menor y espalda, así que hay que prestar especial atención en este punto. El objetivo será crear una moderada inclinación hacia el interior del violín, de tal forma que el violinista sienta un apoyo cómodo del instrumento, evitando colocarlo sobre las partes del cuerpo donde carecemos de estructura física necesaria para un buen acomodamiento; los brazos, manos y todo los mecanismos físicos deben estar integrados en la práctica instrumental, y ser cómodos, sin necesidad de elevar el hombro ni crear tensiones.
- Una vez acomodado el violín sobre la clavícula, coloque la mano izquierda de forma natural, sosteniendo el violín en la primera posición sin hacer pinza con el pulgar (sin un agarre excesivamente fuerte). Después mueva la mano para descansar entre la tercera y la cuarta posición, sin una participación especial del pulgar, un simple ir allá, sin necesidad de mover el pulgar. Realizar una gran cantidad de repeticiones será vital para reforzar estos movimientos y aprender estas habilidades. Vuelve constantemente a la postura básica. Luego viene el aprendizaje esencial para independizar el movimiento del pulgar izquierdo. En tercera posición, solicito que el pulgar se extienda por el cuello y vuelva a la tercera posición; arriba y atrás una y otra vez, como un limpiaparabrisas.
- En el siguiente paso centraremos la atención en la articulación y apoyo del primer dedo de la mano izquierda sobre las cuerdas. Se debe experimentar la sensación que el violín está equilibrado únicamente utilizando la parte carnosa del dedo, justo por encima de la articulación de la base del mismo; posteriormente giraremos el brazo izquierdo hacia afuera lentamente, hasta que el violín quede únicamente equilibrado en esa parte del dedo. Mueva el brazo hacia atrás del cuerpo, de modo que el violín se sienta cómodamente en el pliegue del pulgar, y luego vaya hacia el otro lado, equilibrando el instrumento con la punta del pulgar. Durante este proceso debemos familiarizarnos con la articulación y colocación del primer dedo. Esto requiere que el codo se balancee hacia adentro y afuera. Aprenda cómo se siente apretar el cuello del violín suavemente entre el dedo índice y el pulgar, probando las diferentes posiciones de este (atrás, adelante y debajo del cuello, o simplemente en una posición neutral). Deberá descubrir que siente practicando estos nuevos movimientos; descubrirá que puede hacerlo más fácilmente si levanta el violín un poco por encima del plano horizontal habitual.
- Luego coloque el pulgar debajo del cuello y apriételo suavemente entre este y la articulación de la base. Levante el violín ligeramente, empujándolo suavemente hacia su cuello, y deslice su mano izquierda hacia atrás aproximadamente hasta la primera posición, sintiendo la fricción entre el pulgar y la articulación de la base del primer dedo mientras retrocede. En estos momentos se debe mantener la calma, y realizar dicho movimiento despacio. Se puede intentar no mirar hacia la mano izquierda todo el tiempo, cerrando los ojos y aprendiendo el movimiento a través del tacto en lugar de la vista.
Todo el mecanismo se une de repente. Con la mano izquierda entre la tercera y la cuarta posición, el pulgar retrocediendo y apretando la carne del primer dedo, toda la mano y el brazo descienden a la primera posición sin necesidad de sostener el violín con la combinación mentón-hombro. Todos estos detalles son necesarios para que el cuerpo entienda esto como una técnica familiar y amigable. La paciencia es esencial, como lo es la repetición y la perseverancia. Es de vital importancia regresar repetidamente al comienzo de su patrón o cadencia de pausa, reforzando así las posiciones y técnicas. Al principio resulta bastante extraño las sensaciones, y es entonces cuando debe recordar que está aprendiendo algo totalmente nuevo al mismo tiempo que abandona sus antiguos hábitos. Gradualmente se volverá más y más seguro conforme realice su estudio con atención.
Uno de los grandes beneficios de adquirir esta técnica es que su pase de arco se volverá más sencillo, así como los cambios de cuerda ya que de alguna manera, el plano del violín está más cercano al brazo derecho, y por tanto al contacto con el arco, convirtiéndose en un importante soporte en dicha técnica. Es entonces cuando tomara consciencia que la técnica se ha vuelto accesible y es una realidad, obteniendo resultados visibles mediante la práctica y la perseverancia.
Ahora abordaremos algunos aspectos secundarios aunque no menos importantes, como pueden ser el movimiento del vibrato, estrategias para evitar el deslizamiento y tambaleo del instrumento, o incluso la opción de colocar una pequeña mentonera para ganar velocidad en el movimiento cuando sea estrictamente necesario.
- Puede ser interesante realizar un círculo entre los dedos y el pulgar de la mano izquierda, sin que otra parte de la mano toque el cuello del violín. Después intentaremos elevar ligeramente el violín y anidarlo en el cuello, para ganar estabilidad mientras realizamos el movimiento de vibrato; personalmente recomendaría utilizar el vibrato de brazo o el de muñeca, o una combinación de ambas. Con práctica podremos lograr realizar este movimiento sin agarrar con la barbilla o el hombro.
- Para remediar el deslizamiento y tambaleo del violín que dificultan la colocación del mismo, la posición del instrumento es vital, al igual que lo puede ser el material que se usa debajo del violín (camisa, blusa, etc). Le invitaría a que probase con una camisa de cuello abierto, ya que los violines no se deslizan sobre la piel. Debe también tener en cuenta que la inclinación del instrumento debe ser adecuada a sus características físicas, ya que el violín debe adaptarse a su fisionomía, para que la inclinación de la caja su instrumento sea perfecta para usted.
- Dependiendo de la obra y época que interprete, puede llegar a utilizarse una pequeña cuña a modo de mentonera; me refiero a repertorio del siglo XIX, el cual requiere apoyar bajando la cabeza en ciertos momentos (portamentos y cambios bruscos hacia posiciones dispares). Esta pequeña barbada se coloca para disminuir la distancia que la cabeza debe bajar y soltar cuando vuelve a su posición sin agarrar. Hay que desarrollar la habilidad de bajar la cabeza siempre y cuando sea necesario, en pasajes rápidos, expresivos o difíciles, y la capacidad de poder soltarla de nuevo, para liberarnos del estado de agarre perpetuo. En el siguiente video podrán apreciar como el intérprete toca con total libertad, ayudado con una depurada técnica en el violín barroco.
A modo de conclusión, me gustaría que todos los violinistas que deseen descubran los beneficios de adquirir esta maravillosa técnica without a chin rest. No solo es buena o imprescindible para un violinista barroco, sino que cualquier violinista que busque una forma de interpretación mucho más orgánica y natural, podrá verse beneficiado si estudia por un tiempo de esta forma.