Mis principios como estudiante de Música fueron un tanto extraños, anormales podríamos decir, ya que jamás en mi vida se me había pasado por la cabeza el estudiar Música.
Pero sucedió que mis dos hermanos mayores y yo, asistíamos a una escuela nocturna de dibujo que estaba en el piso alto del antiguo Instituto de Escuelas Pías de Yecla. Mi hermana mayor, estudiaba dibujo geométrico o lineal y rápidamente avanzaba, consiguiendo manejar muy bien y rápido el uso del compás, el cartabón, reglas, tiralíneas y de más utensilios, siendo felicitado por los profesores. Del mismo modo, mi otro hermano hacía dibujo artístico logrando unas láminas preciosas, admirado por los compañeros y profesores.
Todo lo contrario me sucedía a mí, cuanto más me esforzaba, peor dibujaba, hasta el punto de que mis láminas resultaban además de feas, casi ridículas e iba poco a poco a peor.
Decidí no ir más a clase de dibujo y así quitarme un tormento personal. Así se lo manifesté a mi madre, pero ella me dijo: “El tiempo que tus hermanos estén en clase de dibujo, tú novas a estar jugando en la calle, así que tú verás lo que haces”.
Un amigo mío estaba estudiando música así que como a tablas de salvación, decidí que me apuntaría a estudiar Música y así mi madre me dejaría en paz.
Empecé con el solfeo, y resultó que lo encontré fácil, la primera parte del método de D. Hilarión Eslava, de las cuatro que se compone, me lo vi chupao y comencé con la segunda parte e igualmente iba pasando las lecciones bien.
Entonces el maestro D. José Ortuño me dijo que podía empezar a estudiar un instrumento. Escogí la Trompeta que era lo que me hacía ilusión, pero resultó que volvía a suceder lo mismo que con el dibujo, cada vez me sonaba peor y no adelantaba nada.
Fue entonces cuando el maestro me dijo que iba a probar con el Bombardino.
Me senté en una silla y me dio el instrumento que era casi tan grande como yo, que tenía 10 años. Me indicó que la posición de los dedos para hacer la escala, era la misma que para la Trompeta y me puse a intentarlo, me di cuenta que me costaba poco y desde el mismo momento, me enamoré del dichoso Bombardino.
Me consiguieron un método para Bombardino y Trombón, y aquello funcionaba de maravilla,, había días que en vez de una lección daba dos, me comunicó el maestro que me iba a preparar para tocar en la Banda, esto sucedía en el verano de 1944, y pronto me dio los papeles de marchas de procesión y pasodobles que se tocarían en las Fiestas de la Virgen, fecha en la que ya saldría tocando en la banda.
Como tantas veces sucede en Yecla, aquel año estaba mucho tiempo sin llover y decidieron, en el mes de noviembre, bajar al Santísimo Cristo del Sepulcro, a la ciudad, para hacer rogativas pidiendo la lluvia. Como yo estaba ya preparado para tocar en la Banda me arreglaron el uniforme de un niño que había sido papelero, me vistieron con pantalón largo y gorra de plato la primera vez en mi vida tocando ya como Música en la Banda, por lo tanto desde 1944 hasta 2019 hace ya 75 años que de un modo u otro no he dejado de pertenecer a las distintas Bandas, Asociaciones, Grupos, etc., que ha habido en esta ciudad.
Al principio éramos Banda Municipal, después se deshizo y fuimos partícipes de la Sociedad Unión Musical Yeclana, S.U.M.Y. Momento que nuestro querido y siempre gratamente recordado maestro Pepe, compuso el pasodoble con este título (S.U.M.Y.).
Aquella Asociación, también desapareció y años después, formamos un Grupo, pero que no tenía futuro, ya que no había continuidad.
Volvió a ser Banda Municipal, pero fue extinguida en 1956 por el entonces alcalde, ordenando la recogida de trajes e instrumentos y tirándolo en el piso alto de la entonces Casa de la Cultura, hoy edificio de los juzgados.
Hubo un desierto de enseñanza de música y actos culturales de este arte en Yecla, durante más de 20 años.
Muchos añorábamos esta situación, y en 1974 empezamos a juntarnos para poder seguir disfrutando del más noble arte.
Nos reuníamos en el bar de la Zaranda, siendo el dueño nuestro primer tesorero, y pensamos en crear una asociación.
Como éramos amigos y nos gustaba la música, decidimos que el nombre de la asociación, fuese Asociación de Amigos de la Música de Yecla, A.A.M.Y.
Se unió a nosotros el Secretario del Excmo. Ayuntamiento de Yecla, D. Mateo Sánchez Solera, él fue, quien creó los estatutos de la Asociación, la finalidad principal de los mismo era fomentar la cultura musical en nuestra ciudad, y para ello teníamos que empezar por los cimientos, que eran, crear una Escuela de Música para poder nutrir con su cantera una futura Banda. Teníamos ilusión sin límites, además de la Banda, soñábamos con tener una Orquesta de Cámara, Coros, Solistas y todo tipo de Cultura Musical.
Una vez reconocida legalmente nuestra Asociación en Madrid, pudimos empezar a solicitar actuaciones Musicales del más alto nivel, por medio de nuestro paisano el mundialmente reconocido Tenor, Julián Molina Mir, que desde Madrid nos conseguía las actuaciones.
Vinieron grandes Pianistas, Concertistas de Guitarra, Tenores, Sopranos, una Camerata de Bucarest, también el Ballet Nacional de España, La Estudiantina de la Universidad de Salamanca, y muchos más…
Nuestros sueños se fueron haciendo realidad, y hoy, cuando veo la altura de la Música en Yecla, siento una inmensa satisfacción.
No he nombrado a las personas que empezamos con esta quimera, porque podría olvidar a algunos de los que ya no están y de los que estamos, porque sería totalmente injusto.
Doy gracias a Dios por poder al día de hoy, seguir gozando de estos logros conseguidos por muchos.
A nivel de Banda Sinfónica de Música, no solamente hemos actuado en Yecla y Murcia sino en Certámenes de la geografía española y también pasando fronteras hasta Italia, en Riva del Garda, y Kerkrade, en los Países Bajos, consiguiendo allí la mayor puntuación del Mundo en nuestra categoría. Por lo que durante cuatro años seremos la mejor Banda del Mundo.
Soy consciente de que, más pronto que tarde, tendré que dejar la Banda, y me gustaría hacerlo sin ruido, en silencio, como se dice en el teatro haciendo mutis por el foro…