Hablar de la “chanson” francesa es hablar de una música en la que la pasión del intérprete, generalmente cantautor, aunque no siempre, llega al dramatismo supremo con ecos sonoros de música de cabaret, jazz, balada, folk… o unos simples acordes de guitarra que acompañan la maravillosa letra de un poema.
Durante el pasado 2021 se celebró, en el mundo francófono, el centenario del nacimiento de Georges Brassens, antes que nada, poeta fabuloso e irreverente, autor de las letras y las melodías de sus canciones y uno de los máximos representantes de la “chanson” francesa.
Gracias a sus poemas, a sus novelas y a sus canciones, Brassens es considerado un “maestro de las letras” en Francia. En sus canciones cuenta episodios de su vida y expresa, de manera a veces irónica, a veces mordaz, su opinión sobre el mundo que lo rodea. Es uno de los autores más prolijos de la “chanson” francesa y uno de los que más han llegado al público español, a través de versiones de sus canciones, entre las que destacan “La mauvaise réputation” ou “Le gorille”. El primero en interpretar sus temas en español fue Paco Ibáñez, al que siguieron Javier Krahe, Nacha Guevara e incluso Loquillo. En el enlace siguiente podemos escuchar dicha canción.
Dejamos a Brassens para ir a Édith Piaf, una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX. Su extraordinaria vida ha inspirado películas como La Môme (La vida en rosa) (2007), de Olivier Dahan, con Marion Cotillard en el papel de Edith Piaf, que ganó el Óscar a la mejor actriz. «Non, je ne regrette rien» o “La vie en rose” son quizás sus canciones más reconocidas en Francia y de las más conocidas del mundo, que han formado parte de algunas películas y versionadas en incontables ocasiones.
Otro de los genios de la música francesa, otro de los que han inspirado películas pues su vida misma lo fue…Polémico, transgresor, se atrevió a grabar discos de reggae, algo de hip-hop, funk… La música de Gainsbourg ha sido frecuentemente analizada y reutilizada por otros artistas, tanto franceses, por ejemplo, MC Solaar en Nouveau Western, como internacionales, como Massive Attack. Si hay que destacar una de sus canciones esta sería, aunque sólo sea por la polémica, “Je t’aime, moi non plus”, de alto contenido erótico y prohibida en su momento en las radios de España, Portugal, reino Unido y algún otro país más.
Por su parte, Charles Aznavour, cantante, compositor, actor, es considerado en todo el mundo el embajador de la chanson francesa. Su nombre está inseparablemente unido a “La bohème”, una de sus canciones más internacionalmente conocidas. A él le debemos el descubrimiento de jóvenes promesas que se convierten en grandes de la música, como la canadiense Lynda Lemay.
Yves Montand, actor y cantante, figura entre los eminentes de “la chanson” con su soberbia interpretación de la ya convertida en clásica “Les feuilles mortes” (“Autumn Leaves”), poema de J. Prévert con música de Joseph Kosma.
https://youtu.be/kLlBOmDpn1s
Benjamin Biolay, considerado por la crítica el legítimo sucesor de la Chanson francesa, en especial de Serge Gainsbourg, mezcla en su estilo pop y jazz, con arreglos intimistas y en ocasiones sombríos. “La superbe, es, tal vez la canción que más lo define.
La cantante Zaz, por su parte, ha salido de las fronteras de su país y tiene gran proyección internacional. Ha cantado en español, con Pablo Alborán, uno de sus éxitos más sonados, procedente de un disco dedicado a la ciudad de París, en el que retoma canciones de otros tiempos y otros autores, textos que homenajeaban a la capital francesa.
Pero la “chanson” no es sólo francesa, sino francófona. La desgarradora «Ne me quitte pas» es una canción compuesta, escrita e interpretada por el cantautor belga Jacques Brel, uno de los mayores representantes de la Chanson del siglo XX. Nacha Guevara también interpretó, en español, algunas de las canciones de este autor, “Quand on n’a que l’amour” (Cuando no hay más que amor, su título en español).
Georges Moustaki, nacido en Alejandría, era un músico multiinstrumentista (acordeón, piano, pero principalmente guitarra) y cantautor políglota (griego, inglés y portugués; ocasionalmente, también árabe, español, italiano y alemán), pero principalmente francófono, de entre cuyas canciones podemos destacar “Le métèque”, que es quizás la que mejor representa su itinerario personal.
Y hoy, en pleno siglo XXI, la “chanson” francesa sigue viva gracias a autores como el belga Stromae (“Alors on danse”, “Formidable”) o la magnífica Lynda Lemay, cantautora canadiense capaz de hacernos reír, ironizando sobre la caída del pelo en los caballeros (“Au nom des dégarnis”), el monólogo de una persona que odia las visitas (“La visite”), o llorar, poniéndonos en el lugar de unos padres que entierran a su hijo (“Pas de mot”), con un dominio magistral de la lengua francesa.
María Isabel Mondéjar Garrido.