¿Dónde reside el secreto del poder de la música en el cerebro?
La música nos hace la vida más placentera, a la mayoría de los humanos nos emociona y forma parte más o menos consciente de todas las etapas de nuestra vida. Este arraigo nos acompaña desde hace más de treinta mil años cuando nuestros antepasados tocaban flautas hechas con huesos.
La neurociencia no ha podido desentrañar muchos de los misterios que acompañan a la música en el cerebro, ya que casi todas las regiones del encéfalo tienen que ver algo con ella y existe un reajuste de algunas partes del cerebro para acomodarse a la música. Ciertamente es algo fascinante.
Hace tiempo se observó que en pacientes que sufrían un deterioro cognitivo relacionado con la memoria e incluso en los que padecían alzhéimer prevalecían de manera consistente los recuerdos musicales en muchas de sus facetas, desde la melodía hasta la letra de las canciones y, de hecho, mucho antes siempre fue popular utilizar la música como herramienta de aprendizaje, desde las matemáticas hasta el abecedario.
En la actualidad toda esta tradición y observación está teniendo respaldo en la ciencia y cada vez hay más trabajos que certifican el poder importante que tiene en el cerebro y en la memoria. En cierto modo es algo no muy bien conocido, pero sí se ha observado que al escucharla se activan casi todas las zonas del cerebro, cosa que no ocurre con otras actividades. Concretamente no solo se pone en funcionamiento el área auditiva, sino también la motora, por lo que de manera inconsciente se lleva el ritmo y al mismo tiempo se activa la zona límbica vinculada a las emociones. Esto se hace con todo tipo de música sin discriminar e incluso al escucharla por primera vez.
En el aprendizaje verbal ha disfrutado siempre de un importante papel y se relaciona el contacto con los sonidos musicales en la edad infantil con la precocidad en aprender a hablar e incluso con el aprendizaje de idiomas. Además, la música reactiva recuerdos y lo hace de forma muy concreta, vinculando edades, momentos, lugares, etc.
Música y memoria emocional.
La relación de la música con la memoria emocional viene de la activación que hace del sistema límbico que hemos mencionado, siendo la música un estimulante importante que nos facilita los recuerdos. De hecho, los conocimientos musicales sobreviven a las pérdidas de memoria como se ha comprobado en muchos casos de músicos que, aun padeciendo la enfermedad de Alzheimer, recuerdan en su totalidad partituras y composiciones e incluso son capaces de aprender composiciones nuevas.
Si escuchamos música que nos resulta agradable, el cerebro libera dopamina, lo que produce la sensación de bienestar, pero, además, en el sistema nervioso central se provoca una sensación de alerta y se activa posiblemente la plasticidad cerebral, ya que escucharla es una actividad que pone en marcha simultáneamente todo el cerebro.
Hay un aspecto curioso que relaciona la música con la memoria, y es el caso de ciertos estribillos pegadizos que no dejan de sonar en nuestra cabeza sin que intentemos recordarlos y que no desaparecen a no ser de forma voluntaria, para volver a conectar sin darnos cuenta con ellos.
La música, aun siendo algo conceptualmente genérico, presenta muchas variedades en cuanto a su efecto, que van desde la estimulación de la creatividad hasta la facilitación de las relaciones interpersonales e incluso a otras más ligadas al movimiento y al baile. Hay algún estudio que discrimina la actuación sobre el cerebro de diferentes tipos de música. No está demostrado que la clásica desarrolle la inteligencia, pero sí que su audición proporciona un mejor entorno ambiental para la relajación y la creatividad.
Es interesante, por lo tanto, establecer una relación con la música, si es que aún no la hay, por sus beneficios sobre la memoria demostrados y aprender si es posible incluso algún instrumento. El cerebro ya sabemos que lo va a agradecer y la memoria, también.
Autora: Lupe Ortiz Medina.
Maestra de P. T., Máster Universitario en Neurociencia y Neuroeducación, socia de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla.
Bibliografía:
Dieta para el cerebro. Antonio Escribano. 2020. Espasa Calpe.
978-84-670-5804-8
Llevar una dieta adecuada, hacer ejercicio, realizar una actividad intelectual, tener un sueño reparador, ESCUCHAR MÚSICA… Estos hábitos, son fundamentales para mantener nuestro cerebro en perfecto estado.