Los instrumentos de viento son aquellos que emiten su sonido a partir de la inclusión de una masa de aire que se introduce por la boquilla del instrumento y pasa a un tubo -el cuerpo del instrumento-, donde la vibración ocasionada por el propio aire hace que se produzca el sonido. Es lógico pensar que la longitud del tubo del instrumento condicionará la altura del sonido que emite; es decir, cuanto más largo sea el tubo, el sonido que producirá será más grave y cuanto más corto, más agudo.
En Grecia los instrumentos más representativos de esta familia eran los siguientes: αὐλóς, σῦριγξ, ὕδραυλις, σάλπιγξ y κέρας. Éstos estuvieron ligados al culto de divinidades como Cibeles y Dioniso, pero no se consideraban de origen propiamente griego, al contrario que los instrumentos de cuerda. No obstante, los griegos hicieron uso de los instrumentos de viento en todo tipo de eventos como banquetes, festivales, teatro o en la propia vida cotidiana.
Ciertamente los instrumentos de viento en ocasiones eran despreciados debido a que deformaban la cara del intérprete cuando soplaba para hacerlos sonar. Pero además, algunos antiguos también restaban prestigio a estos instrumentos porque un mismo artista no podía hacerlo sonar a la vez que cantaba, como ocurría con los instrumentos de cuerda. Por ello, algunos griegos preferían aprender a tocar instrumentos de cuerda antes que de viento.
Ya introducidos brevemente en el tema, nos disponemos a hacer un recorrido por los instrumentos de viento más importantes.
αὐλóς.
El αὐλóς es el instrumento más relevante y conocido de Grecia perteneciente a la familia de viento. Afortunadamente, acerca del auló tenemos minuciosa información aportada por la iconografía y las fuentes literarias. Ya en Homero (Il. 10, 11-13) aparece este instrumento interpretado por los troyanos, pero múltiples son las referencias posteriores en los autores. Mitológicamente se atribuye a Apolo la invención tanto de la λύρα como del αὐλóς, pero también Atenea estaba ligada a este instrumento. Corina, poetisa lírica del siglo V a. C, afirma que Atenea fue quien enseñó a Apolo a tocar el αὐλóς, lo cual hizo que los griegos aceptasen el αὐλóς como un instrumento típicamente suyo, aunque no desarrollado entre ellos. Sin embargo, más tarde Atenea decide despreciar el αὐλóς seguramente porque no quería que otra cultura –pues el αὐλóς no era griego, sino frigio– tuviese superioridad sobre la griega. De esto nos da testimonio Ateneo:
περὶ μὲν γὰρ αὐλῶν ὃ μέν τις ἔφη τὸν Μελανιππίδην καλῶς ἐν τῷ Μαρσύᾳ διασύροντα τὴν αὐλητικὴν εἰρηκέναι περὶ τῆς Ἀθηνᾶς·
“ἁ μὲν Ἀθάνα
τὤργαν᾽ ἔρριψέν ῾ ἱερᾶς ἀπὸ χειρὸς
εἶπέ τ᾽ “ἔρρετ᾽ αἴσχεα, σώματι λύμα,
οὔ με τᾷ δ᾽ ἐγὼ κακότατι δίδωμι”.
Respecto a los aulós, alguien decía que Melanipides, ridiculizando en su obra Marsias el arte del auló, dijo sobre Atenea:
“Atenea arrojó los instrumentos de sus sagradas manos
y dijo ‘que perezca la infamia, ultraje para mi cuerpo,
yo no me entrego a la bajeza’. (Ath. XIV, 616e-f):
El αὐλóς está construido de caña, de madera, de loto o de otros materiales, y tiene dos partes bien diferenciadas: una boquilla (ὅλμος), por donde el auleta proyecta la presión de aire, y el propio cuerpo o tubo resonador (βόμβυξ). En el tubo se encuentran una serie de agujeros para producir las diferentes notas musicales una vez que se tapan con los dedos, los cuales recibían en griego el nombre de τρήματα o τρυπήματα. El número, la forma y la distancia de los diferentes agujeros es asunto de interés para los estudiosos. Con respecto al número podía oscilar entre cuatro y cinco generalmente, pero también conocemos algunos αὐλοὶ encontrados en Pompeya que tienen hasta quince.
Introduciéndonos en aspectos más técnicos de este instrumento, podríamos decir que al comienzo existían diferentes tipos de αὐλοὶ según la afinación que adoptasen. A partir de Ateneo queda claro que cada αὐλóς podía estar afinado en un solo modo musical griego (por ejemplo, en modo dorio, frigio o lidio):
διόπερ ἦσαν ἴδιοι καθ᾽ ἑκάστην ἁρμονίαν αὐλοὶ καὶ ἑκάστοις αὐλητῶν ὑπῆρχον αὐλοὶ ἑκάστῃ ἁρμονίᾳ πρόσφοροι ἐν τοῖς ἀγῶσι·
Por tanto eran aulós particulares según cada armonía, y para cada uno de los auletas había aulós convenientes a cada modo en los concursos. (Ath. XIV, 631e)
Y tras esto continúa diciendo que fue Prónomo de Tebas el primero en innovar y desarollar un αὐλóς capaz de reproducir los tres modos a la par:
Πρόνομος δ᾽ ὁ Θηβαῖος πρῶτος ηὔλησεν ἀπὸ τῶν αὐτῶν αὐλῶν πάσας τὰς ἁρμονίας.
Pero Prónomo de Tebas tocó el primero todos los modos en el mismo auló.
(Ath. XIV, 631e)
Acerca de la longitud del αὐλóς sabemos que era variada. Se conserva, por ejemplo, hoy día en el Museo de Arqueología Griega de la Universidad de Reading un ejemplar que mide alrededor de 40 cm. Puesto que podía tener una doble caña, el αὐλóς podía ser interpretado por un solo auleta o también por parejas, como tantas veces se ve reflejado en la iconografía. En el caso de que tocasen dos personas a la vez, no sabemos si lo hacían al unísono o con voces diferentes.
Una vez más gracias a Ateneo tenemos información sobre diferentes aspectos de este instrumento. Por ejemplo, él es quien da testimonio en su obra de que había diferentes tipos de αὐλοί:
οὗ μνημονεύειν Ἀριστόξενον ἐν πρώτῳ περὶ Αὐλῶν Τρήσεως λέγοντα πέντε γένη εἶναι αὐλῶν, παρθενίους, παιδικούς, κιθαριστηρίους, τελείους, ὑπερτελείους.
Dice que Aristóxeno recuerda esto en el primer libro de su obra Sobre el agujero de los aulós diciendo que hay cinco tipos de aulós: los de las doncellas, los de los niños, los que acompañan a la cítara, los completos y los muy completos.
(Ath. XIV, 634e-f)
Sobre las características de cada uno de ellos no sabemos prácticamente nada, pero sí queda claro que adoptaban su nombre según el uso que desempeñaban. En los textos normalmente no se solía distinguir si se estaba haciendo referencia a uno u otro tipo de αὐλóς, puesto que todos estos recibían el nombre de αὐλóς, término genérico para referirse a los instrumentos de viento al igual que lira para referirnos a los de cuerda. Esto también ocurría con otros instrumentos de viento que estudiaremos posteriormente como la siringa: para referirse a este instrumento de viento en numerosas ocasiones se utilizaba el término αὐλóς.
Por otro lado, en la mayoría de las representaciones iconográficas de los αὐλοί aparecía una especie de correa denominada φορβειά que pasaba por los labios y las mejillas hasta sujetarse detrás de la cabeza del auleta. La función de ésta era suavizar el sonido y, sobre todo, paliar el cansancio que pudiera originarle al auleta el soplido constante. Quizá también esta correa ayudaría a que el αὐλóς estuviese lo más cercano posible a la boca del instrumentista y, de esta manera, sólo se escapase una mínima cantidad de aire fuera del instrumento.
Entre las ocasiones más destacadas en las que se hacía sonar el αὐλóς están los banquetes, las procesiones, el teatro o también eventos privados. Algunas fuentes también transmiten el uso de este instrumento en el ámbito militar para marcar el paso que debían seguir los soldados. Podía ser indistintamente interpretado tanto por mujeres como por hombres y poseía una gran notoriedad entre los griegos, pues llegó a convertirse en uno de los principales instrumentos musicales de los griegos del siglo V.
A pesar de las reconstrucciones llevabas a cabo del αὐλóς, no se puede llegar a conocer el sonido primitivo que este instrumento emitía, puesto que los materiales que se utilizaban para su confección eran muy concretos y de características muy diferentes a los que ahora tenemos. No obstante, estas reconstrucciones son útiles para otros aspectos también importantes, como por ejemplo, la técnica.
σῦριγξ.
Este instrumento musical de viento fue uno de los más importantes en la antigua Grecia y lo conocemos también con el nombre de ‘zampoña’. Su invención y origen están a menudo ligados a la mitología a través de la historia de Pan y la ninfa que da nombre a este instrumento, Siringe, por lo que además también se le puede denominar ‘flauta de Pan’. Según cuenta el mito, Pan, divinidad de los pastores y rebaños, se enamoró de esta ninfa, pero ella huía de él a causa de su aspecto horripilante. Desesperada y a punto de ser cogida por Pan en las orillas del río Ladón, la ninfa pidió ayuda a los dioses, quienes decidieron convertirla en cañas. A raíz de ello, Pan cogió unas cañas y construyó una flauta a la que le dio el nombre de su amada: σῦριγξ. Pero otras fuentes atribuyen su invención a otras divinidades: así, el Himno Homérico a Hermes (511-12) dice que su progenitor fue Hermes. Lo que está claro es que este instrumento estaba íntimamente asociado a la vida pastoril, como la Ilíada muestra en 18.526, donde se hace referencia a dos pastores deleitándose con sus siringas.
El término σῦριγξ podía referirse a un simple tubo construido con una caña o bien a un grupo de varias cañas – hasta dieciséis – unidas unas con otras gradualmente según su longitud. Hay que destacar que, a diferencia de otros instrumentos como el αὐλóς, no tenía agujeros para los dedos (τρυπήματα) y el aire se introducía desde la parte superior de los tubos apoyando los labios. Según lo que sabemos, cuando la siringa estaba formada por un grupo de cañas, cada una tenía una diferencia de dos centímetros de longitud respecto a la caña de al lado hasta llegar a la más larga, que podría tener perfectamente cerca de 20 centímetros. Como es lógico y sucedía en otros instrumentos de viento, cuanto más larga era la caña más grave produciría su sonido y viceversa. Por ello, para confeccionar tal instrumento cada tubo debía estar cortado con una determinada longitud de manera que se consiguiese la afinación precisa, ni más grave que la del tubo de un lado, ni más aguda que el del otro lado, lo que se convertía en una tarea complicada y costosa. Acerca de la afinación de la siringa habla Aristóteles en Problemata con un tratamiento de sus aspectos técnicos.
En el libro XIV Ateneo solamente menciona una vez este instrumento, lo cual resulta peculiar puesto que sobre algunos instrumentos da información incluso pormenorizada. El siguiente texto ya ha sido comentado a propósito de la lira, pero merece la pena comentarlo otra vez desde el punto de vista de la siringa:
διόπερ καὶ οἱ ἀνδρειότατοι Λακεδαιμόνιοι μετ᾽ αὐλῶν στρατεύονται, Κρῆτες δὲ μετὰ λύρας, μετὰ δὲ συρίγγων καὶ αὐλῶν Λυδοί, ὡς Ἡρόδοτος ἱστορεῖ.
Por eso precisamente los lacedemonios más valientes van a la batalla con la música de los aulós, los cretenses con la lira y los lidios con las siringas y los aulós, como cuenta Heródoto. (Ath. XIV, 627d)
La siringa, junto a los aulós, era el instrumento elegido por los lidios para ir a la lucha. Quizá optaron por estos instrumentos por su dulce sonido, el cual podría utilizarse con fines motivadores a la vez que relajantes en momentos de tensión. Con esto, de nuevo podemos afirmar la importancia de la música en la vida de los griegos y la influencia que ejerce sobre el ser humano desde tiempos remotos.
σάλπιγξ y βυκάνη.
Ambos instrumentos hoy día corresponderían a la familia de viento-metal pues hablamos de los antecedentes de la trompeta y la trompa. Tanto una como otra desde tiempos antiguos tenían un rol relevante en el ámbito militar: avisar de la llegada del enemigo, asustar e impresionar con sus sones o coordinar el movimiento del ejército eran algunas de sus funciones más comunes. Los tragediógrafos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides dan testimonio de esto que decimos. El potente y brillante sonido de estos instrumentos era muy claro para los soldados en un momento decisivo de la batalla y por esa razón se sustituyó la voz humana por estos instrumentos. La salpinge y la bykáne fueron utilizados por los griegos y más tarde por los romanos y las civilizaciones posteriores.
La constitución de estos dos instrumentos era sencilla: tenían una boquilla o γλῶττα, por donde el σαλπιγκτής y el βυκανιστής introducían el aire, y el propio cuerpo o tubo. La salpinge concretamente podía medir un metro aproximadamente y su tubo era recto y terminaba en una campana por donde se proyectaba el sonido, pero la bykáne, en cambio, era curvada pudiendo también tener una larga longitud. El material del que podían estar hechos estos instrumentos era hierro, plata o bronce, lo cual influía en el sonido del instrumento. También influía en éste el material con el que estuviese hecha la boquilla (a veces de hueso) y, por supuesto, la habilidad técnica del intérprete. A veces el σαλπιγκτής aparece en la iconografía con una correa como la que llevaba el αὐλóς para facilitar la sujeción del instrumento, la cual recibía el nombre de φορβειά. Cabe destacar que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Boston una σάλπιγξ de 157 cm de longitud que está confeccionada con marfil, respecto a la cual los entendidos sospechan que podría no tener una función únicamente militar, sino también festiva.
Según Ateneo, quienes descubrieron estos instrumentos fueron los etruscos, pero no dice nada acerca de su construcción y apenas son tratados en el libro XIV. Sí que tenemos un fragmento en el que vemos que son nombrados los músicos que tocan la salpinge y bykáne. Resulta curioso que la función que desempeñan aquí estos instrumentos no está comprendida dentro del contexto militar, sino en el teatral:
ἔτι δὲ τούτων ἐκ παρατάξεως ἀγωνιζομένων ὀρχησταὶ δύο εἰσήγοντο μετὰ συμφωνίας εἰς τὴν ὀρχήστραν, καὶ πύκται τέσσαρες ἀνέβησαν ἐπὶ τὴν σκηνὴν μετὰ σαλπιγκτῶν καὶ βυκανιστῶν.
Además al cometir estos en línea, dos bailarines se introdujeron en la orquestra con la unión de sus voces, y cuatro púgiles subieron
al escenario con trompetistas y trompistas. (Ath. XIV, 615d)
En suma, podremos decir que estos instrumentos se utilizaban en ocasiones en las que se necesitaba un sonido potente, hostil, alto, claro y, a la vez, aterrador. Por ello, los instrumentos sucesores a la salpinge y la bykáne, la trompeta y la trompa, hoy día se utilizan en orquestas, bandas o fanfarrias cuando se necesita un sonido con estas cualidades.
ὕδραυλις.
Para finalizar este recorrido por los instrumentos de viento no podemos olvidarnos de un instrumento tan importante y con tanta trascendencia como es la ὕδραυλις a pesar de que Ateneo no nos hable sobre él en su libro XIV. En cambio, sí menciona en el libro IV que este instrumento fue inventado por Ctesibio, un mecánico y barbero que procedía de Alejandría. Brevemente podemos decir que era una especie de órgano que funcionaba con agua, de ahí que adoptase tal nombre. Su mecanismo era verdaderamente complejo: poseía unas teclas que el músico pulsaba y unos compresores hacían que el agua ascendiera por unos tubos y de esta forma se emitiese el sonido. Claramente era el antecesor de los órganos que hoy conocemos y que están en la mayoría de iglesias.
José Luis Palao Azorín.