Paul McCartney

CUANDO LA MÚSICA POP SE CONVIERTE EN “SINFONÍA”
Por Tomás Martínez.

En esto de la música hay momentos determinados que marcan nuestro camino y que nos dejan una huella imborrable debido a las emociones que recibimos a través de su escucha, incluso a veces nos aportan conductas que sin darnos cuenta marcan nuestra vida para siempre. El artículo de hoy habla precisamente de eso, de las emociones, la razón fundamental por la que sigo disfrutando de esta expresión cultural tan hermosa que sirve de estimulante diario para seguir sometido a la indiferencia y complejidad que muchas veces nos rodea y nos ofrece la vida.

 

THE BEATLES, LA PRIMERA VEZ:
Cuando comencé a interesarme por la música mis primeras influencias ya apuntaban a esa pequeña isla del norte de Europa que sigue siendo una de mis grandes referencias en el bullicio artístico. No viví los sesenta, pero me gusta contar con mucho orgullo que nací el año en el que se publicó St. Peppers Lonely Band, (el álbum más aclamado de la historia de la música moderna). A pesar de que mis influencias en la década de los ochenta se alejaban mucho del sonido de The Beatles, unos años más tarde, ya en los noventa comencé a escuchar su música, a partir de ahí fui “abducido” por todo el legado que ha dejado la banda más importante de este género, lo que me hizo convertirme muy pronto en un fan hasta el punto de interesarme incluso por las carreras en solitario de sus miembros. No era suficiente realizar programas de radio dedicados a ellos, comprar sus discos, libros y todo aquello que me facilitase acercarme y conocer a fondo su trabajo, vida personal y el impacto social que incluso al día de hoy consiguen, intenté llegar más allá, imaginarme como eran los sesenta en un mundo con muchas complicaciones donde la música sirvió para unificar y conseguir metas que modificaron y dignificaron la sociedad de algunos países modernos como EEUU o Reino Unido.

(Entre las muchas visitas que he hecho a Londres, la más emocionante fue cuando estuve en los estudios de Abbed Road, para mí y para muchos, un museo donde se han inmortalizado grandes composiciones musicales que han marcado la historia de la música moderna, en especial, la música compuesta por The Beatles, imperecedera en el tiempo.)

 

PAUL McCARTNEY. Año 2004.
Fue en el año 2004 cuando sucede mi primer encuentro con un Beatles, y ocurrió de manera circunstancial. Estaba en Madrid, (para variar en un Festival (Festimad) y Macca actuaba ese fin de semana en el estadio de la Peineta. No pude plantearme ir al concierto debido al alto precio de la entradas, por lo que disfruté viernes y sábado en Móstoles con los grupos del cartel del Festimad 2004. Mi sorpresa vino cuando un buen amigo, tan “beatle-maniaco” como yo me regaló una entrada para acompañarle al concierto de Paul al día siguiente al festival, acepté; entonces me di cuenta de que hay cosas en la vida que no puedes dejar pasar, y una de ellas fue el concierto que en este artículo no voy a describir, (solo diré que lloré de emoción cuando escuche de mano y boca de su compositor una canción histórica como “Yesterday”, estaba ocurriendo y yo estaba allí presenciando y escuchando, irrepetible!!). Recuerdo que me dije aquel día; “si esto vuelve a ocurrir (lo dudaba porque por entonces Paul McCrtney tenía 62 años y pensaba que ya no estaba para muchos trotes), volveré con mis seres queridos para intentar revivir aquel cumulo de sensaciones que me dejó aquel encuentro improvisado con “Dios”.

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PAUL McCARTNEY. Año 2016.
No daba crédito cuando se confirmaba el pasado mes de marzo el concierto en Madrid (encima en el Calderón, cosa que agradezco mucho como buen colchonero) dentro de la gira “One a One”. Pensé; han pasado doce años de la Peineta, ¡de nuevo se sube a un escenario!, ¿se embarca en una gira y todo con 74 años???.¿Será como en el 2004? ¿Con qué repertorio?¿Será la última? El 2 de junio las dudas se despejaron, el gran compositor de música moderna superó aquella experiencia del 2004.
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“ONE A ONE” MINUTO A MINUTO:
El calderón se iba llenando de público, cuatro generaciones juntas para la ocasión, padres e hijos juntos en el mismo concierto, 40.000 personas en un estado de expectación para ver a uno de los dos Beatles vivo, el más activo, la gran leyenda del pop de todos los tiempos.El grupo invitado no era un grupo en sí, a las 20.30 comenzó a sonar música a medio volumen pinchada por un dj que no aparecía su nombre en el cartel con un repertorio poco visto como previa a un concierto, ya que solo sonaban canciones de los Beatles, pero, eran grabaciones diferentes a las originales, remezclas o pos-producidas de manera diferente y sobre todo, la mayoría cantadas por John Lennon. Todo estaba medido, no hubo nada al azar. Diez minutos después del horario previsto apareció Paul McCartney y sus músicos (los mismos que en el año 2004) como una banda unida, todos a la vez en el escenario, saludos al público y la primera canción “A hard the Night” (McCartney no la tocaba en directo desde la época Beatles. (Concretamente el 65, año en que los Beatles decidieron no tocar más en directo, ya que los equipos de sonido no eran lo que ahora y los gritos de los fans impedían escucharse al grupo y de ahí disfrutar de los directos).No fue la única, a diferencia del 2004, las canciones compuestas con The Beatles aumentaron en el repertorio, junto a muchas otras de Whings y su amplia discografía en solitario ilustraron un repertorio único para un concierto de 3 horas de duración, (demasiado tiempo si no tienes la seguridad de que debes de enganchar al público y someterlo al desarrollo del repertorio para que siga interesado por la siguiente canción, si esto no lo consigues aburres y mueres en el intento). De nuevo, la experiencia tan grata de escuchar canciones históricas en vivo de mano y boca de su compositor hace olvidar que llevas tres horas escuchando, deseas que aquello nunca acabe, Paul consiguió una total conexión con el público, su música en este concierto fue de nuevo un lazo de unión de varias generaciones, algo, al alcance de muy pocos.

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LAS CLAVES:
El repertorio:
Paul McCartney posee el mejor repertorio que pueda disponer cualquier músico vivo del planeta, imposible defraudar, pero, imagino que muy difícil de seleccionar. Esta posibilidad hace que sea un concierto distinto al que pueda ofrecer cualquier otra banda. No hay que ordenar los hits para mantener a la audiencia interesada y todas esas estrategias que los músicos conocen bien, un concierto de McCartney es un hits detrás de otro, el tiempo pasa y la intensidad emocional es casi la misma desde principio a fin, imposible mantenerse al margen y no conectar con el repertorio.La banda:
Aunque, a pesar de su edad, sigue estando a la altura, (la voz lo más complicado que solventa con creces arropada de coros), McCartney se implica tocando su “bajo” y su órgano de toda la vida, guitarra eléctrica y acústica, piano de cola y ukelele a la vez que canta. Pero la calidad de los músicos que le rodean ponen la puntilla a la propuesta. (A los teclados el prodigioso Paul Wix Wickens, Rusty Anderson a la guitarra, el bajista y guitarrista Brian Ray y el incendiario Abe Laboriel Jr. a la batería).

 

El Público:
La entrega del público es total, además conocedor del repertorio no duda en interactuar con el músico británico, incluso hay canciones que no forman parte del repertorio y a petición del publico suenan algunos acordes improvisados como fue el caso de Give the Peace). Hace falta mucho talento para manejar a 40.000 personas entregadas y Paul McCartney viene de vuelta en eso.

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EPÍLOGO:
Un periodista musical debe contar lo que ocurre en un evento intentando mantener al margen sus emociones en torno a lo que ocurre, pero hay veces que el periodista también siente lo que escucha. Si has llegado hasta aquí habrás comprobado que este artículo se basa más en lo segundo.
Describir un concierto de Paul McCartney con palabras es muy complicado, lo primordial es escucharlo, pero expresar lo que se siente es mucho más sencillo, por ello este artículo no es neutral, es más bien el deseo de compartir las sensaciones que provoca la buena música, que sin duda es la que a cada uno le gusta.

Paul McCartney ya es pasado, pero es historia viva de la música, tras Él llegaran otros, pero siempre que se asiste a un concierto, lo mejor no es lo que escuchas, es lo que te llevas en el recuerdo, quizás por ello, la música, es lo único que los enfermos de alzheimer no olvidan nunca.

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