La Cartagena de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con sus múltiples cafés repartidos por las calles de la zona portuaria, convertidos en el centro de reunión de la sociedad cartagenera, debido, entre otras circunstancias, a la gran actividad cultural que estos locales generaban, entre ellas interpretaciones musicales de diversos tipos y estilos, incluidas la de pequeñas bandas de música que animaban las noches con sus melodías.
Esto, unido al carácter militar que desde siempre ha tenido Cartagena, hizo obvio que uno de los estilos que más se interpretaran por cada rincón de la ciudad fuese el pasodoble.
De esta manera, en la ciudad portuaria vieron la luz tres de los pasodobles más conocidos y populares del momento, y que han llegado a serlo hasta nuestra época, pasando a la historia con el sobrenombre de los tres pasodobles cartageneros, tal como recuerda el monolito colocado en su memoria en la Plaza del Rey, frente al Arsenal Militar de la localidad.
Por orden cronológico destacan estos tres: “La Gracias de Dios” (1880), compuesto por el leridano Ramón Roig y Tomé; “Suspiros de España” (1902), escrito por el jienense Antonio Álvarez Alonso y “El Abanico” (1910), obra del ilicitano Alfredo Javaloyes.
Cartagena principios del Siglo XX.
Hoy vamos a centrarnos en “Suspiros de España”, pasodoble que, entre otras cuestiones, desde hace décadas ha sido identificado con el sentimiento de nostalgia para muchos españoles que tuvieron que emigrar o exiliarse de nuestro país, tanto por motivos políticos como económicos. Siendo incluso utilizado tras la guerra civil española por la emisora clandestina de ideología comunista “Radio Pirenaica”, que emitía desde ciudades como Praga y Moscú, puesto que este pasodoble simbolizó para algunos la nostalgia del país perdido.
Curiosamente esta obra, una de las grandes partituras de este género de la música española, que ha gozado de gran éxito y popularidad desde el día de su composición, a principios del siglo XX hasta la actualidad, no pudo ser disfrutada por su autor, puesto que murió justo un año después de su estreno, tras una vida breve y llena de sinsabores.
Según indica el músico cartagenero García Segura, el origen del pasodoble pudo ser el siguiente: Antonio Álvarez Alonso, había llegado a Cartagena en el año 1897 al frente de su propia compañía de zarzuela, que representaba sus propias obras. A la vez, y debido a que su economía no era muy boyante, además de componer, impartía clases de música y formaba parte de un sexteto musical que el mismo había fundado.
Por las noches ofrecía conciertos amenizando las veladas del café La Palma Valenciana, situado en la calle Mayor de la ciudad. Una noche, al finalizar su actuación mostró a un grupo de amigos que se encontraban con él una melodía en estilo de pasodoble y que había escrito sobre una mesita del propio café. La misma fue acogida por todos con gran entusiasmo debido a su maravillosa inspiración.
En su recorrido nocturno, a través de las calles del centro histórico de Cartagena, el músico se detuvo delante de la Confitería España, que estaba situada frente al café donde realizaba sus actuaciones, y observó unos pasteles típicos, de almendras caramelizadas y merengues denominados “Suspiros” lo que le inspiró el nombre para su nueva partitura.
Sin embargo esta hipótesis del origen del pasodoble, aunque para la mayoría seguirá siendo la más emotiva y bonita, ha sido descartada por otros historiadores como Fernández García, quien asegura que la obra no pudo ser presentada en el café La Palma Valenciana, puesto que el maestro falleció en el año 1903, y este café no se inauguró en la Calle Mayor hasta el año 1911, apuntando algunos de estos investigadores que fuese en el Café España, situado también en la calle Mayor, donde se produjese dicha inspiración.
Portada “Suspiros de España”
“Suspiros de España” fue estrenado el día del Corpus Christi del año 1902, en la Plaza de San Sebastián de la ciudad departamental, por la Banda de Música del 3º Regimiento de Infantería de Marina, actual Tercio de Levante, dirigida por Ramón Roig y Tomé. Dicho estreno no pudo ser dirigido por el propio Álvarez Alonso, dada su condición de civil, puesto que las ordenanzas militares impedían que el maestro Roig, amigo personal del autor, le cediera la dirección de la Banda Militar.
En el año 1938 se le añadiría la letra escrita por el sobrino del compositor, José Antonio Álvarez Cantos (1897-1964), para ser interpretado por la popular cantante de la época Estrellita Castro en la película “Suspiros de España”, dirigida por Benito Perojo. Ha sido versionado, incluso en ocasiones cambiando la letra original, por importantes figuras de la canción española, entre ellas la gran Concha Piquer, con la versión compuesta por el Maestro Penella “En tierra extraña”.
Además ha sido utilizado en el cine en varias ocasiones: En la película “Suspiros de Triana” (1955) cantado por Paquita Rico; Carlos Saura lo utilizó en “¡Ay, Carmela!” (1990); En “La estanquera de Vallecas” (1982) de Eloy de la Iglesia; Al inicio de “El florido pensil” (2002) de Juan José Porto; En el año 2003 Diego el Cigala realizó una versión para el film “Soldado de Salamina” de David Trueba; “Rec 2” (2009) de Jaume Balagueró y Paco Plaza, incluye en su banda sonora la canción “En tierra extraña” interpretada por Concha Piquer; También es usado, dándole un aire más trágico, en “Buen viaje excelencia” (2003) de Els Joglars; Y más recientemente en la cuarta parte de la serie “La casa de papel” (2020) del Alex Pina.
Además, este pasodoble fue utilizado como parte de la banda sonora de la ceremonia de inauguración de los Juegos del Mediterráneo que se celebraron en Almería en el año 2005.
Antonio Álvarez Alonso.
Antonio Álvarez Alonso.
Nació en Martos (Jaén) en 1867, quedando huérfano a muy temprana edad.
Se trasladó a Madrid para estudiar, junto a su hermano, en la Escuela Nacional de Música donde se formó con los maestros Dámaso Zabalza y Emilio Arrieta.
Su papel como intérprete de piano fue muy discreto, pero destacó en el mundo de la composición.
Entre sus obras musicales, escribió más de veinte zarzuelas, compuestas con la colaboración de los más reconocidos letristas de la época, como son Antonio Paso Cano, Tomás Rodríguez Alenza, Eugenio Gullón y Fernández de Terán, Enrique García Álvarez, entre otros; destacando como su obra más célebre el pasodoble “Suspiros de España”.
En 1897 llega a Cartagena al frente de una compañía de zarzuela que representaba sus propias obras y de la que Álvarez era a la vez, director de orquesta y empresario, y además de continuar con su faceta compositiva impartió clases de música y fundó un sexteto con el que actuaban en diferentes locales de la ciudad.
Monumento homenaje de la ciudad de Cartagena a Antonio Álvarez Alonso.
Fue considerado como “Cartagenero de Adopción” por toda la labor y cariño que mostró hacía esta ciudad.
Entre sus obras, aparte del pasodoble al que estamos dedicando este artículo, destacan las zarzuelas: “El gran visir”, “Las niñas toreras”, “El traje del alcalde”; el cuarteto para cuerdas con el título de “Las hormigas”; el capricho “Danza negra”; varias marchas lentas e himnos, de los que destacan el dedicado a la “Virgen del Carmen”, patrona del mar y varios pasacalles y pasodobles.
Falleció en Cartagena el 22 de junio de 1903.
Para esta nueva entrega de A dos por cuatro, vamos a escuchar una versión del pasodoble “Suspiros de España” del maestro Antonio Álvarez Alonso, interpretada por la Unidad de Música de la Guardia Real dirigida por Enrique Blasco, durante el concierto con motivo del Día de la Hispanidad, celebrado el 12 de octubre de 2019, en el Teatro Lope de Vega de Madrid.
https://youtu.be/hIbeEZO3Cm4
– Diccionario de la Música Española e Hispanoamérica. Vol. VIII. Emilio Casares Rodicio, J. López, I. Fernández. SGAE. 1999. IBSN 84-8048-311-3.
– Archivo de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla (AAMY).
– En línea: https://datos.bne.es/persona/XX851460.html
http://www.memoriadecartagena.es/
José Miguel Ibáñez Lax.