RITMO

Hoy dando vueltas y mil vueltas a mi cabeza pensando sobre que escribir para la revista de mi amada escuela de música me ha llegado la inspiración. Inspiración que me susurra al oído cual secreto sellado que todo es ritmo.

Sin él la música no podría ser concebida como tal, nuestro corazón sería imposible que latiera, no entenderíamos el tic tac del reloj o sencillamente no estaríamos vivos aquí y ahora. El ritmo está tan presente en nuestra existencia que ni si quiera somos conscientes de él.

Cuando andamos: ¡Ritmo!

Al cocinar: ¡Ritmo! Al hablar, en cada inflexión de nuestra voz, en cada palabra dicha: ¡ahí está de nuevo! El semáforo en su danza de lucecitas rojo, ámbar y verde: ¡Ritmo!

Es más: en las gotas de lluvia, en las olas del mar o en una cascada encuentro harmonía y ritmo.

En cada emoción como en el amor, en la alegría y la tristeza no hallo otra cosa que la maravilla de la palabra mágica a modo de mantra que me ocupa.

Y espera. Cuando estoy escribiendo el articulillo que vas a leer, el teclado de mi ordenador personal marca con su tac, tac, tac su ritmo particular.

Por tanto no te juzgues por seguirlo. Haz cada cosa a su son. Confía en él. ¡Nadie te lo puede quitar! ¡Es tuyo!

Sonido del agua fluyendo en el río para dormir.

Concepción Mora Forte.

Alumna de piano de la Escuela de Música AAMY.

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