ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA TROMPETA

Jesús Rodríguez Azorín

Catedrático de Trompeta del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba.

Me pide mi querido amigo Lupi que escriba algunas líneas para la Revista Diapasón. Por supuesto, encantado de colaborar con cualquiera de las actividades que realiza la AAM de Yecla, a la que debo mucho, puesto que en ella comencé a formarme como músico y me abrió el camino para encontrar la que hoy en día es mi vocación y mi profesión.

He pensado comentar algunas de las ideas que forman parte de mi trabajo diario con los alumnos. Aunque el contenido de este artículo y mi experiencia personal se refiere fundamentalmente a la enseñanza de la trompeta en el grado superior, espero que estas reflexiones puedan ser de interés para cualquier etapa educativa o para cualquier aficionado a la música.

La motivación

Hoy en día, cualquier alumno tiene a un solo click información y entretenimiento de todo tipo: videos, audios, juegos, redes sociales, etc. Los profesores necesitamos ser creativos para motivar al alumnado y no resulta nada fácil competir con las nuevas tecnologías. La práctica de un instrumento tiene un componente bastante lúdico (tocar dúos con el profesor, tocar en grupo, aprender una canción…), aunque por otro lado, exige también de una parte técnica, física y algo repetitiva que es más ardua y pesada, aunque resulta imprescindible para tocar un instrumento a buen nivel.

En los primeros niveles de la enseñanza, resulta muy difícil captar la atención de los alumnos y sobretodo, que ésta se prolongue en el tiempo. Es muy importante la capacidad de empatía del profesor y el disponer de un repertorio musical capaz de enganchar al alumno. A medida que avanzamos en las diferentes etapas del aprendizaje, es de suponer que el alumno es más consciente del trabajo que debe realizar y del esfuerzo necesario para desarrollarlo.

En los estudios superiores, siempre se intenta que el repertorio se adapte a las posibilidades y a las preferencias del alumno, pero no cabe duda de que, si el propósito es el desempeño de una actividad profesional, la predisposición a realizar una rutina de trabajo intenso diario debe ser total.

A veces, en las clases, comparamos la diferencia entre un deportista amateur y uno profesional. El amateur práctica su deporte favorito dos o tres días por semana y, en muchas ocasiones, tiene un nivel bastante bueno. Pero si tuviera que competir al más alto nivel pasando rondas de un torneo y jugando partidos intensos a lo largo de dos semanas, lo normal es que le costara mucho recuperarse de un día para otro o que sufriera algún tipo de lesión. Por otro lado, el deportista profesional, realiza diariamente ejercicios en el gimnasio para potenciar su musculatura, prevenir lesiones, mecanizar movimientos y dominar todas las facetas del juego. Para un alumno que pretenda dedicarse profesionalmente a la música ésta debe de ser su actitud ante la música. Debe de estar dispuesto a trabajar diariamente los diferentes elementos de la preparación para la interpretación: calentamiento, trabajo técnico, flexibilidad, escalas, arpegios, intervalos, digitación, trinos, estudios, obras, repertorio orquestal, etc. Todo esto le dará la capacidad para afrontar cualquier reto profesional, aunque exija un gran nivel de resistencia o de tesitura.

La comunicación con el alumno

Las clases de instrumento suelen ser individuales por lo que a lo largo de un curso escolar se desarrolla una gran complicidad con el alumno, sobre todo en el caso del grado superior en el que la edad de éstos suele estar entre los 19 y los 24 años.

A pesar de todo este tiempo compartido, es necesario un esfuerzo por parte del profesor para conocer con exactitud en qué momento de su formación se encuentra el alumno y detectar los posible problemas. Por ejemplo, es interesante abordar cuestiones como la compra de las diferentes trompetas necesarias para cada curso, el tiempo real de estudio y su distribución, detectar y resolver las carencias técnicas, pactar el repertorio a trabajar durante el curso dentro de las obras y estudios programados, consultar posibles profesores invitados para los cursos de perfeccionamiento, plantear opciones de Erasmus para estudiar algún año en otros países, etc. 

En mi opinión, es conveniente que la relación con el alumnado sea positiva y cordial en todo momento pero sin caer en la familiaridad puesto que esto puede producir una relajación excesiva en el alumno, teniendo en cuenta que estamos hablando de unos estudios que suponen el último paso antes de la vida profesional y que nos proporcionan una titulación equivalente, a efectos de docencia, al Grado Universitario.

La escucha crítica

Si la duración de una clase es de una hora y media a la semana, hemos de pensar que la mayoría del tiempo de práctica del alumno se produce en solitario en su casa. Por ello, es muy importante para que haya un  progreso real, el desarrollo del oído del alumno con una actitud crítica y buscando permanentemente la mejora de la calidad del sonido y de la interpretación. En ocasiones, el alumno va buscando ese truco mágico que le permita resolver los problemas de afinación, de sonido, de agudos, etc., cuando en realidad la solución a todo ello comienza con agudizar el oído y no dar por bueno lo que no lo es, puesto que entonces es imposible mejorarlo.

Si desarrollamos nuestra exigencia a la hora de escucharnos aprenderemos a detectar problemas de los que antes no éramos conscientes. En el fondo, en el proceso de aprendizaje, vamos a ir despertando paulatinamente nuevas demandas si somos capaces de escucharnos con atención. En relación con todo esto, hay que añadir que con mucha frecuencia problemas técnicos que podamos sufrir se pueden solucionar a través de la escucha. Por ejemplo, si nuestro sonido está tenso y poco flexible, debemos de hacer ejercicios de relajación o descansar antes de que aparezcan problemas de tensión o sobrecarga muscular.

En general, el camino de la escucha nos puede garantizar un gran progreso y de una forma más práctica y útil que teórica. Por ejemplo, si observamos dificultades en el picado del alumno, antes que realizar extensas explicaciones físicas sobre la posición de la lengua en la emisión del sonido, es mucho más práctico escuchar atentamente las grabaciones de grandes intérpretes y la demostración del profesor para, a continuación, intentar imitarlas. Con esto, la lengua irá progresivamente a su lugar correcto de una manera mucho más natural que si el alumno intenta modificar de forma consciente su posición.

Las nuevas tecnologías

Un último aspecto que me gustaría comentar es el de la incorporación de las nuevas tecnologías en la clase. Desde hace varios años, el esquema habitual de aprendizaje basado en la preparación de ejercicios, estudios y obras con la consiguiente supervisión del profesor ha evolucionado de forma que hoy en día la enseñanza sale del aula para incorporar todo un mundo de información que podemos encontrar en internet.

Cuando un alumno prepara una obra o un solo orquestal, tiene en la red una serie de recursos que puede y debe emplear: la partitura (que en muchos casos puede descargarse legalmente), biografía sobre el compositor y todo tipo de información sobre la pieza a interpretar, audios y videos realizados por los mejores intérpretes del mundo, video lecciones sobre aspectos técnicos o musicales de la obra, etc.

Además de toda esta serie de recursos es importante incorporar programas de ordenador o aplicaciones para móvil que nos pueden facilitar mucho el trabajo y proporcionarnos herramientas útiles para el estudio. Sería el caso de las aplicaciones para móvil que incorporan metrónomo (algunas con funciones para trabajar pasajes a diferentes velocidades para perfeccionarlos), afinador, grabadora (muy importante su uso en el aula para que el alumno sea consciente de las cosas a mejorar) o aplicaciones con las que reproducir archivos mp3 con el acompañamiento de piano (suelen incorporar opciones para variar la velocidad del acompañamiento, como es el caso de Music speed changer).

También el ordenador nos ofrece excelentes opciones para incorporar las nuevas tecnologías al aula. Podemos utilizar los editores de partituras (Sibelius, Finale…) para escribir nuestros propios ejercicios o arreglos musicales para diferentes formaciones, programas para reproducir mp3 con el acompañamiento que necesitemos (por ejemplo el programa Best practice, con el que también se puede modificar el tempo y la afinación), programas para realizar todo tipo de grabaciones que nos permitan editar diferentes pistas, cortar y pegar fragmentos, incorporar efectos, etc., (sería el caso del programa Audacity u otros similares).

En definitiva, las opciones son innumerables y nos permiten enriquecer nuestros conocimientos y ampliar las posibilidades de organización de nuestras clases o de las sesiones de estudio.

Nada más, espero que haya sido de vuestro interés. Un saludo para toda la gran familia que forma la Asociación de Amigos de la Música de Yecla.

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