Diferentes narraciones, mitos, pinturas, religiones y obras literarias han representado a sus personajes o protagonistas con un arpa. No es casualidad, ya que es uno de los instrumentos más antiguos que se asemeja a dos utensilios utilizados cotidianamente por nuestros antepasados: el arco y la flecha. Resulta paradójico que de un arma de caza o de guerra, haya nacido un instrumento de sonoridad suave y calma desde sus inicios hasta la actualidad. La vibración de esa cuerda tensada, probablemente haya llevado a la civilización egipcia a la construcción de arpas de diferentes tamaños en forma de arco y luego a los griegos a la creación de la lira. Este es el antepasado del arpa que más se recuerda y que más protagonismo le dio al instrumento.
En Egipto se puede decir que el arpa tuvo gran relevancia en su cultura ya que se encuentra representada en diferentes pinturas o tallada en su arquitectura. Mientras tanto en la mitología griega se menciona a Hermes como el inventor de la Lira, construida a partir de un caparazón de tortuga para su caja de resonancia y sus cuerdas de las vísceras de una de las vacas que le había robado a Apolo. El Dios de la armonía se enamoró del sonido del instrumento y desde ese momento la llevó siempre consigo. Orfeo, hijo de Apolo, hereda de su padre la lira con la que apaciguaba a todas las almas que lo escuchaban. Es gracias a este personaje que los y las arpistas tenemos la fortuna de estar presentes en una de las primeras óperas que conoció la humanidad y además ser parte fundamental de la trama. En este caso nos referimos “L’ Orfeo” de Claudio Monteverdi, donde la instrumentación pide el uso del arpa doppia.
El número de cuerdas es una muestra de la evolución del instrumento y marca una relación con los personajes que la tocaban o la civilización a la que pertenecía. Por ejemplo de la lira se dice que pudo empezar con 3, luego pasar a 7, por el número de sonidos, y llegar a tener hasta 10 cuerdas. En Egipto se referencian arpas de hasta 19 cuerdas, mientras que en la Edad Media el instrumento tuvo un rango de 10 a 20 cuerdas. De esta época se destacan dos modelos: el arpa románica y el arpa gótica que básicamente se diferenciaban en el volumen de su cuerpo y la forma curva de la columna de la primera. Desde esta época el arpa adopta su forma angular que se mantiene en la actualidad. En el Renacimiento aparece el arpa doppia, el modelo italiano que incorporó los semitonos creando dos hileras de cuerdas, lo cual permitió que abarcara otro tipo de repertorio y mejorara como instrumento armónico acompañante. Este tipo de arpa también se usó en el periodo Barroco pero pronto fue reemplazada por el arpa de ganchos que se haría más popular en la cultura Irlandesa.
El arpa en Irlanda es parte de su identidad como nación, pero como muchos otros instrumentos y, según lo mencionado anteriormente, llegó a Europa desde Asia y África. Irlanda y Escocia fueron los países europeos que acogieron el arpa mucho antes de la Edad Media, desarrollando su cultura y música tradicional con este instrumento. Por esa importancia cultural actualmente es muy común, en ambos países, encontrar esculturas, pinturas, logos, o documentos legales que tengan un arpa. En Irlanda las arpas también eran y siguen siendo diatónicas, pero en aquella época destacaban por sus cuerdas metálicas, la ornamentación, el tallado y dibujos que tenían en su caja armónica. Los intérpretes más recordados en los países de tradición celta son los bardos, quienes trasmitieron sus historias, poemas y canciones mediante la música. Este valor cultural del arpa motivó a Irlanda a inscribir “La práctica del arpa” como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en la Unesco, lo que también ha contribuido a su crecimiento como sociedad dentro de la diversidad cultural.
Actualmente el estudio de este instrumento se inicia con un modelo de arpa diatónica heredada de la tradición celta con 34 cuerdas y palancas o levers para las alteraciones. El antepasado de esta arpa atravesó el océano y llegó a América con los jesuitas. Allí las diferentes culturas y pueblos originarios adaptaron este instrumento a su música tradicional desde México hasta Argentina. Con ella nace también la creencia de ser elegidos por los dioses que se encontraban en la naturaleza para tocar este instrumento, por ejemplo, en México los intérpretes de arpa son llamados a través de los sueños y al igual que en Europa, el arpa en cada país del continente Americano tiene diferentes modelos, números de cuerdas, sonoridades y técnicas interpretativas. México tiene el arpa Jarocha que se usaba en los primeros conjuntos de mariachis y boleros, Colombia y Venezuela comparten el arpa llanera o criolla que sigue siendo parte fundamental del folclore de los llanos Colombo-Venezolanos. En Perú se encuentra el arpa andina que tiene una caja de resonancia más ancha que la de sus vecinos y finalmente en Paraguay el arpa llegó a las comunidades guaraníes que enriquecieron sus bellas melodías con los arpegios de este instrumento y donde actualmente tiene una trascendencia mayor dentro de la cultura del país con un gran número de arpistas, lo cual llevó al gobierno de Paraguay a la creación del día nacional del arpa desde 1997.
En el clasicismo el arpa en Europa vive una época de baja popularidad, debido a que no se definía un modelo cromático exitoso. Será sólo hasta la invención del arpa de pedal de doble movimiento, que además contará con 47 cuerdas, momento en que el instrumento empieza a estar presente en las obras orquestales, óperas y conciertos solistas de los grandes compositores como Berlioz, Tchaikovsky, Verdi, Puccini, Reinecke, Ravel, etc. En total esta última versión del instrumento cuenta con siete pedales (uno para cada sonido), que de arriba hacia abajo van del bemol, al becuadro y por último al sostenido. Las modificaciones que se hicieron al arpa en Europa, no influyeron en ninguno de los modelos construidos en América.
Actualmente el arpa es un instrumento que está presente en diferentes agrupaciones musicales como la orquesta y banda sinfónica y en diferentes géneros como el jazz, rock, flamenco, música electrónica y en la música tradicional de diferentes culturas en el mundo.
Indira Julieth Apraez Colina
Maestra en Música con énfasis en Interpretación de Arpa por la Universidad del Valle y Máster en Gestión Cultural por la Universidad Politécnica de Valencia.
Bibliografía:
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