La Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, se encuentra actualmente en uno de sus periodos álgidos por varios motivos. Está finalizando un nuevo curso escolar que además de su desarrollo pedagógico, ha estado repleto de múltiples actividades e iniciativas educativas, culturales y sociales; de igual manera durante los meses de mayo y se ha procedido a matricular a todos los alumnos/as del centro que han deseado continuar con su formación musical y que ya estaban cursando estudios en el centro, y además comenzamos con la difusión para captar nuevos alumnos durante el periodo de matriculas de nuevo ingreso que se realizará durante el mes de julio.
La Escuela de Música de la AAMY es un centro de enseñanza que se creó en el año 1974, año fundacional de nuestra Asociación, al principio solo enfocado al estudio de los instrumentos de viento y percusión, puesto que era la cantera de la Banda de Música, y que a partir del año 1995 y con la firma del Convenio de Colaboración con el Ayuntamiento de Yecla, se fue ampliando al resto de especialidades, teniendo en la actualidad más de una treintena de especialidades, impartidas por 32 profesores.
Desde el momento de la firma del Convenio, nuestro centro educativo se estructuró de acuerdo a lo que entonces marcaba la normativa legal sobre Escuelas de Música, concretamente la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo, que en su artículo 39.5 establecía que podrán cursarse en Escuelas específicas, sin limitación de edad, estudios de música o danza que en ningún caso podrán conducir a la obtención de títulos con validez académica y profesional.
Esta normativa indicaba asimismo que este nuevo contexto de enseñanzas de la música y la danza, se deberían sustentar sobre dos tipos de ofertas formativas distintas, pero a su vez totalmente relacionados: por un lado los estudios dirigidos a la cualificación profesional, en la actualidad el Grado Profesional y Grado Superior de Música; y por otra los estudios en Escuelas de Música, con la finalidad de formar aficionados.
Es evidente, que las necesidades de formación en ambos casos son distintas, puesto que la enseñanza de orientación profesional tiene sus propias exigencias pedagógicas y jurídicas, que van encaminadas a la obtención de una titulación, mientras que la enseñanza de carácter aficionada tiene una configuración tanto jurídica como académica mucho más libre y flexible, todo ello derivado de las distintas situaciones y necesidades a las que debe de dar respuesta.
La diferenciación entre estas dos opciones para acceder al estudio y conocimiento de la música, no impide el que desde las Escuela de Música a través de la profundización del estudio, para todo aquel alumno/a que lo desee, por su predisposición, aptitud o capacitación hacia la música, se le apoye y prepare para dar el salto al mundo profesional, para lo cual los centros amateur han de cumplir la función de favorecer el conocimiento del mayor número de disciplinas desde edades tempranas, con lo que se promoverá el descubrimiento de vocaciones y aptitudes musicales, y para lo que el centro deberá de preparar a dichos alumnos para realizar la oportuna prueba de acceso al Grado Profesional de Música.
El marco legislativo también incide en la importancia de la aportación de las Escuelas de Música, su valiosa función social, formativa y cultural, marcada por los diversos planteamientos en la puesta en prácticas de dichas funciones, de acuerdo a las diversas situaciones administrativas, culturales, educativas y tradicionales, pero unidas todas por una identidad esencial: La predominante presencia de niños, desde edades tempranas, y el carácter esencialmente práctico de la formación, centrada en la práctica instrumental en música, subrayando siempre la práctica de conjunto –bandas, orquestas, coros, grupos de cámara… A través de la enseñanza de la música, de la práctica gozosa de estas disciplinas, se busca la formación integral de la persona en sí misma y en su relación con los demás, potenciando la dimensión comunicativa de estos estudios, que van más allá de la mera adquisición de habilidades técnicas. De este modo, las Escuelas se configuran como Centros formativos y de difusión cultural, como origen de agrupaciones aficionadas y cantera de futuros profesionales, sin que en estos objetivos se agoten las finalidades de un modelo que se concibe abierto y vivo.
Sin duda eso es lo que nos define en la Escuela de Música de la AAMY, puesto que potenciamos el estudio para alumnos desde los 3 años (Música y movimiento), incluso con talleres puntuales para niños de 2 años con sus padres; y sin límite de edad (nuestro alumno actual más longevo tiene más de 80 años); impartimos la mayoría de especialidades, tanto teóricas (Lenguaje Musical, Teoría, Armonía, Educación Auditiva, Producción musical, Composición de canciones, etc.) como instrumentales (Arpa, Piano, Guitarra, Ukelele, Violín, Viola, Violonchelo, Contrabajo, Percusión, Guitarra Eléctrica, Bajo Eléctrico, Canto, Clarinete, Saxofón, Flauta, Oboe, Fagot, Trompeta, Trombón, Trompa, Bombardino y Tuba); potenciamos la práctica de conjunto (Banda Escuela, Coro, Orquesta de Guitarras, Orquesta de Cuerda, Grupos de Cámara, Combos); desde hace más de 20 años estamos impartiendo tanto la enseñanza clásica como la música moderna; damos la oportunidad de poder demostrar los conocimientos adquiridos a nuestros alumnos a través de exámenes realizados tanto por ABRSM (The Associated Board of the Royal Schools of Music) como por Rockschool, de la cual somos centros oficiales en España; y por supuesto apoyamos y alentamos a cualquier alumnos que desee continuar con sus estudios profesionales de música, para lo cual lo formamos y preparamos para superar la correspondiente prueba de acceso.
En definitiva somos una escuela que se adapta a las necesidades y demandas de nuestros alumnos, puesto que cada uno de ellos por su situación personal, nos solicita algo diferente y creo que eso es lo más importante de nuestra labor, acercamos la música a diferentes personas de diversas edades, unos con la finalidad de ser profesionales, otros simplemente por ampliar sus conocimientos, y muchos de ellos, y eso es muy importante porque con la música se realizan como personas y son un poquito más felices.
Y por supuesto todo unido a los beneficios que la música aporta, y que cada vez son más reconocidos por mayor número de especialistas de todo el mundo. La ayuda en la concentración, en el estudio, en la sociabilidad, autoestima, relajación; porque con esta disciplina artística además se promueven valores como el trabajo en equipo, responsabilidad, compañerismo, disciplina, respeto, relación entre diferentes generaciones, integración de género, inclusión, etc.
Asimismo cumplimos con una función social y cultural dentro de nuestra ciudad, y ese fue uno de los motivos más importantes por los que el Ministerio del Interior nos concedió a final del año 2022 ser reconocidos con Entidad de Utilidad Pública, puesto que organizamos más de un centenar de recitales dentro de la Escuela: audiciones, conciertos de nuestros conjuntos instrumentales, el Ciclo “Aula de Conciertos”, etc., todos abiertos y gratuitos para cualquier persona interesada que quiera asistir a presenciarlos.
No soy ningún especialista, simplemente me baso en mi experiencia durante los últimos 28 años, como parte del equipo humano que trabaja en la Escuela de Música de la AAMY, y he escrito lo que he observado y he visto en todos estos años.
Seguramente ahora mismo habrá muchos padres y personas de diferentes edades, pensando si se apuntan a la Escuela de Música, y desde aquí les animo a que lo hagan que se acerquen a nuestras dependencias donde les aclararemos todas sus dudas.
Es un placer poder trabajar en un lugar donde rebosa la música por todos los rincones, donde te puedes encontrar a los más pequeños disfrutando con sus juegos musicales, oyendo sus sonrisas descubriendo la música; a jóvenes estudiando en cada especialidad luchando por conseguir su objetivo, unos ser profesionales; otros, una gran mayoría simplemente disfrutando tocando su instrumento preferido, siendo y haciendo felices a sus personas más cercanas; los ensayos de los grupos instrumentales, con esa mezcla tan natural de alumnos de todas las edades, y de estudiantes más clásicos con los de música moderna.
Hay un momento de la escuela, que siempre me ha gustado, y que me hace sentir muy bien, se produce cuando se realiza el cambio horario, cuando unos alumnos se marchan y otros llegan, y en el vestíbulo se ve esa mezcla tan heterodoxa pero a la vez maravillosa, niños pequeñitos, alumnos de todas las edades, unos con instrumentos de viento, otros con guitarras, algunos con instrumentos eléctricos; unos que sueñan con tocar su piano o cantar, otros ingresar en la Banda Sinfónica; algunos en formar su grupo de pop o rock; pero todos ellos DISFRUTANDO DE LA MÚSICA.
José Miguel Ibáñez Lax.
Socio de la AAMY.