
Durante bastantes años, en la mitad del pasado siglo, los cenadores del “jardín de arriba” más próximos a la entrada principal del Teatro “Concha Segura”, mostraban una gran animación todas las mañanas de domingo. Se reunían allí cantidad de niños, jóvenes y también adultos en torno a una afición común: los tebeos, lo que se dice ahora “comics”.

Se cambiaban, alquilaban y leían multitud de ejemplares de entre la gran variedad de colecciones que por entonces aparecían periódicamente a la venta.

Fueron los tebeos, los álbumes de cromos, los cancioneros y las novelas de kiosco, entre otras formas económicas de producción editorial, los vehículos de lectura más utilizados por la gente sencilla en nuestra ciudad. Los libros estaban al alcance de una minoría en esa época, por el coste de éstos y porque en muchas familias abundaban los que no sabían leer. Comprar libros, incluso para el colegio, les suponía un esfuerzo económico importante.
La inauguración de la “Casa Municipal de Cultura” a finales de los años 50’s del pasado siglo situada en lo que hoy es el Palacio de Justicia (C/San Antonio), facilitó el acceso de todos los ciudadanos interesados al mundo de los libros.
Disponía de Biblioteca General y Biblioteca Infantil; ésta última ofrecía una amplia variedad del panorama literario dirigido a la infancia y la juventud. De los escritores clásicos, obras significativas de: Julio Verne, Robert L. Stevenson, Jack London, Karl May, Emilio Salgari… Aunque si bien la muestra era satisfactoria, no era menos la de mujeres escritoras. Entre ellas debemos citar a: Enid Blyton, La Condesa de Segur, Richmal Crompton, María Luz Morales, María Luisa Gefaell y como más destacada y objeto de este artículo: ELENA FORTUN.

Ediciones que disponía la Biblioteca Infantil (Ed. Aguilar años 40’s – 50’s)
Antes de proseguir con el relato, hago un pequeño inciso para recordar que en las primeras décadas del pasado siglo, predominaba un principio de autoridad moral y legal que supeditaba la mujer al hombre, la esposa al marido, los hijos a los padres, los menores a los mayores…. Con este punto de partida se elaboraban cuentos y relatos dirigidos a la infancia. En ellos los adultos siempre tenían la razón acabando las historias con una moraleja o lección dirigida a los menores.
Elena Fortún alineada con las corrientes más avanzadas de la literatura juvenil de su tiempo, se situó en el punto de vista de los menores haciéndoles protagonistas principales de sus relatos, explorando la mentalidad infantil, razonando el por qué los adultos no siempre tienen razón. Desde esa perspectiva se hizo comprender por un amplio público. Sus libros (representados por una veintena larga de títulos en la B. Infantil), han conocido el éxito de un gran número de lectores. Los relatos son de fácil lectura, ya que están estructurados en cortos capítulos autoconclusivos muchas veces, pero sin perder la continuidad de la historia de fondo. Sus personajes rebosan calidez, ingenio y humor. Además esto no es todo; exhiben un gran conocimiento de las tradiciones orales y musicales españolas.
Como muestra valga esta coplilla que canta un personaje de uno de sus relatos:
“Caminito de Yecla
tuve un rebaño, tuve un rebaño
por los riscos abajo
se ha desriscado, se ha desriscado”
(del libro: “Mila, Piolín y el Burro” cap. II – La Lechuza de Doña Blasa)

Primeras Ediciones publicadas años 30’s
Los primeros escritos o capítulos de Elena Fortún fueron editados inicialmente en el Suplemento “Blanco y Negro” del que llegó a ser directora en el primer tercio del siglo XX. Seguidamente fueron recopilados y editados en libros en la década de 1930. En la Biblioteca Infantil de Yecla se podían leer las reediciones de los años 50’s, realizadas por la “Editorial Aguilar”, muy ilustradas por prestigiosos dibujantes de la época.
Durante los años 80’s se reeditaron nuevamente varios títulos por Alianza Editorial, reproduciendo las ilustraciones de las primeras ediciones. También se pudo ver por Televisión una miniserie basada en los relatos de su personaje más conocido: CELIA

En la actualidad la obra de Elena Fortún de nuevo vuelve a reeditarse por la Editorial Renacimiento. Entre los títulos que han aparecido en 2019, se encuentra “CANCIONES INFANTILES” ( publicado en 1934). Comparten autoría Elena Fortún y María Rodrigo, famosa compositora de la música española del siglo XX. Compuso la suite “Rimas Infantiles”( 1930), recreando el mundo infantil y utilizando algunas de las melodías populares españolas más conocidas.

Este libro contiene un gran trabajo de recuperación del cancionero tradicional infantil. Se ha recogido una selección de canciones de tradición oral, desde romances viejos y romancillos del siglo XVI, desde romances de ciegos, hasta galantes canciones dieciochescas y otras muestras interesantes, como canciones zarzueleras del siglo XIX que Elena Fortún explica con detalle en el prólogo (reproducido de la edición original). Además de incluir las letras de las canciones, contiene unas sencillas partituras y las ilustraciones incluidas en la primera edición.

Reediciones actuales (Ed. Renacimiento)
La contagiosa costumbre en nuestro tiempo de dar la espalda a todo lo “antiguo” ha borrado en algunos casos, lo que significa el legado de nuestras generaciones anteriores; cito las palabras de un sabio y músico español: Joaquín Díaz, quien reflexiona: “.. puede que los desmesurados avances tecnológicos hayan hecho descuidar otros, tan importantes como aquellos, para el equilibrio del ser humano”. (De su libro “LA MEMORIA PERMANENTE” – Reflexiones sobre la tradición),”Ámbito Ediciones S.A.”- Valladolid.

Los primeros discos de vinilo que conozco recogiendo el cancionero popular infantil se publicaron en la discográfica COLUMBIA (años 50’s-60’s). En algunas canciones, por ejemplo “Me casó mi madre”, se nota la supresión de bastantes párrafos incluidos en “Canciones Infantiles” de Elena Fortún (quizá por efecto de la censura). Otras difieren en parte de las letras del libro y algunas son casi textuales.

Discos de vinilo años 50’s–60’s que recogen canciones populares del libro “Canciones Infantiles” de Elena Fortún y María Rodrigo (Ed. Renacimiento 2019).
Justo Soriano Aliaga.