La guitarra clásica o española, es uno de los instrumentos más versátiles que conocemos en la actualidad, y además su evolución está estrechamente ligada con nuestro país. Numerosos artesanos, se han esforzado a lo largo de sus vidas para mejorar el sonido de este instrumento, eligiendo cuidadosamente las maderas, los procesos de construcción y las medidas de plantilla. Estas medidas de plantilla varían de un artesano a otro. Aparte de esto, existe una estructura interna que sirve para reforzar el montaje alterando en la menor medida posible la calidad del sonido final. La disposición de esta estructura, también conocida como apuntalamiento o varillaje, varía mucho entre constructores llegando a ser una seña de identidad para muchos de ellos. Por este motivo, en la actualidad observamos gran cantidad de patrones de distribución distintos.
Se pretende con este artículo citar algo de la historia de los ocho guitarreros de más renombre en los últimos tiempos. Ellos han contribuido a que la guitarra sea tal y como la conocemos en la actualidad, y son ejemplo de infinidad de artesanos que en la actualidad se dedican al oficio de guitarrero. Otro de los objetivos es plasmar aquellas preguntas que se hacían estos artesanos a la hora de construir guitarras de unas características determinadas. Para ello, la información de cada autor se desglosa en tres apartados: pequeña biografía, información sobre su guitarra, y materiales que utilizaba.
ANTONIO DE TORRES JURADO (1817-1892):
Antonio de Torres Jurado, guitarrero (ALMERÍA 1817-1892) está considerado como el lutier español que sin duda ha ejercido una influencia más profunda en la configuración de la guitarra clásica tal y como la conocemos en la actualidad. Su obra confirma que ilustró magistralmente el último tramo de la evolución de la guitarra, de fuertes raíces en la península ibérica, históricamente difundida en toda Europa y de conocimiento internacional.
Datadas entre 1852 hasta 1892 quedan más de 80 guitarras etiquetadas por el artífice almeriense. De distintas características constructivas, materiales, organología, tesitura e incluso ornamentación.
La obra de Antonio de Torres se desarrolla en dos mundos, el de constructor empírico (neoclasicismo) y primer diseñador teórico (revolución industrial e ilustración). Sus comienzos, aproximadamente en 1830, son como ayudante en un taller de su localidad. Cuando decide emanciparse y trabajar por libre se detecta un giro en su carrera, que sin desechar totalmente la tradición busca modelos propios mediante la experimentación de la física acústica y no tanto en la repetición de arquetipos heredados del pasado. Más tarde expone en Almería capital.
El siguiente paso será Sevilla, donde recibe el premio de la exposición de 1858 de manos de los duques de Montpensier, la hermana de Isabel II y su consorte. Este gran éxito se vio doblemente consagrado por la adscripción del concertista Julián Arcas a sus guitarras, ya que tomó prestado el magnífico instrumento galardonado durante un año, lo que supuso la consagración internacional del genio de la guitarra. Esta fructífera asociación entre concertista y guitarrero se prolongó en el tiempo e incluso a fechas posteriores a 1868, año en que Torres abandona Sevilla y se ubica definitivamente en Almería.
Torres realizó guitarras radicalmente diferentes al patrón anterior. Sus instrumentos tenían una caja de tamaño mayor, e incorporaban un apuntalamiento que consistía en una distribución de siete varillas en abanico, que se convertiría en la seña de identidad del apuntalamiento moderno, ya que anteriormente el apuntalamiento consistía en tres barras armónicas colocadas de forma transversal. Torres debía tener una idea intuitiva acerca de las propiedades acústicas de la madera, ya que él seleccionó sus materiales hábilmente, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, los cuales producían sus instrumentos cuidando mucho los detalles estéticos en detrimento de su calidad sonora. Aunque muchas de sus guitarras exhibían una marquetería elaborada y otras características decorativas, la mayoría eran relativamente austeras, y su principal obsesión era claramente su funcionalidad en cuanto a sonido.
Su guitarra:
Su plantilla era sobre 1/5 mayor que los instrumentos anteriores. Tras un análisis de sus tamaños, se ha llegado a la conclusión de que él llegó a estas formas intuitivamente. Aunque parezca que todos sus instrumentos tienen formas distintas, tras un exhaustiva comparación de gran número de sus guitarras , se observó que empleaba cinco plantillas en total. Sus contornos eran de gran belleza y uniformidad.
Torres usó gran variedad de materiales, a diferencia de artesanos posteriores, que tendían a reducir su abanico de maderas para la construcción. Ciprés, alce, palosanto, nogal, caoba y cerezo fueron usados para el fondo y los aros (laterales), aunque preferentemente usaba palosanto Brasileño. La tapa armónica era indiscutiblemente de picea (madera de abeto común europeo) . Para el cuello usó siempre cedro.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: palosanto, alce y ciprés.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto con incrustaciones de madre-perla.
Apuntalamientos: picea europea.
SANTOS HERNÁNDEZ (1874-1943):
Uno de los más famosos Lutieres del siglo XX, elaboró instrumentos de concierto de gran calidad. Junto con Torres y Ramírez fue gran responsable de desarrollar el diseño de guitarra flamenca. Comenzó sus andaduras en el taller de Manuel Ramírez, donde aprendió el arte de construir guitarras.
En 1916, Andrés Segovia llegó al taller decidido a comprar una buena guitarra para un concierto próximo, en esta época todavía era un músico poco conocido. Ramírez quedó impresionado por la forma de tocar de Segovia y le ofreció el mejor instrumento que tenían, el cual había sido hecho por Santos Hernández. Segovia habló así de su guitarra:
“La miré largo rato antes de despertar sus resonancias. La belleza de sus curvas, el color oro viejo de su tapa de pino estrechamente veteada, la delicada ornamentación situada alrededor de la boca perfectamente situada…todas esta características penetraron mi corazón al igual que una hermosa mujer.”
Tras esto Santos Hernández dejaría el taller de Ramírez para montar el suyo propio, continuando con el desarrollo de su estilo personal, y experimentando con las ideas que tenía de su conocimiento de Torres. En una entrevista publicada en la revista Estampa del 1 de enero de 1929 Santos Hernández dijo lo siguiente: “Todos hemos aprendido de Torres estudiando sus guitarras. Ahora, las hacemos mejor que él; pero gracias a él. Los demás, a fuerza de estudio, hemos mejorado lo que Torres inventó.”
Sobre los materiales que utilizaba dijo: “La tapa en todas es igual, de pinabete (picea), una madera que viene de Alemania. Lo demás, depende del precio y el gusto.”
Las guitarras de Santos Hernández también fueron muy solicitadas por maestros del flamenco de la época, como Ramón Montoya y Niño Ricardo. Hoy día, una guitarra de Santos Hernández es muy difícil de encontrar y extremadamente cara.
Su guitarra:
Uno de los principales problemas con los que se encontró Hernández fue cómo incrementar el volumen, fuerza y sustain de las notas agudas, de modo que estuviesen compensadas con los graves. Es relativamente fácil obtener bajos potentes, pero muy difícil obtener la fuerza equivalente en agudos, con lo cual encontrar el balance fue objeto de estudio. La solución de Santos Hernández fue alterar el ángulo de la barra inferior de armónicos.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: Clásica-> palosanto brasileño, Flamenca-> ciprés.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea.
HERMANN HAUSER (1882-1952):
Es considerado como el mejor lutier alemán, clasificado junto con Torres como influencia de la mayoría de los artesanos del siglo XX. Muchos consideran que él no capturó el verdadero sonido español, sin embargo, muchos intérpretes consideran sus instrumentos superiores a los de Torres. JulianBream y Andrés Segovia tenían en propiedad guitarras de Hauser, utilizándolas muchos años.
Hauser estaba trabajando en Alemania al tiempo que la manufactura de guitarras en España estaba en declive, ya que Santos Hernández era el único gran artesano en actividad. En 1924 Segovia se reunió con él en Alemania. Sus conversaciones fueron un punto de inflexión en la carrera del artesano. Él supo exactamente qué era lo que Segovia quería, y se embarcó en un largo viaje para diseñar y perfeccionar un instrumento que estuviese a la altura del gran intérprete. Anteriormente el tenía un diseño más europeo, con cuerpo más pequeño, con el diapasón en el mismo plano que la tapa, etc. Sin embargo tras estudiar modelos hechos por Santos Hernández con el sello de Ramírez y unificando los criterios de Segovia, en 1937 terminó una guitarra definida por Segovia como “la mejor guitarra de nuestra época”. Las influencias de Hauser serían Ramírez y Hernández, hasta que Miguel Llobet le prestó su guitarra de Torres de 1859 para que la usase como modelo. Esta doble influencia fue la que caracterizaría finalmente el trabajo de Hauser.
Su guitarra:
La mayoría de sus instrumentos estaban basados en el patrón de apuntalamiento en abanico de Torres, aunque no siempre incluía en él las dos barras armónicas dispuestas en diagonal en la base de la tapa. También trabajó los mismos modelos de plantilla que Torres y Ramírez.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: palosanto brasileño.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea.
MANUEL HERNÁNDEZ (1895-1975) y VICTORIANO AGUADO (1897-1982):
La asociación de estos dos guitarreros fue una de las más exitosas en la historia de la manufactura de guitarras.
Hernández nació en Toledo, pero a los ocho años su familia se mudó a Madrid. Allí se empapó de la tradición musical de la región. A la edad de 14 años empezó como aprendiz en un taller de pianos. Su amor por la música junto con su habilidosa artesanía, le llevaron a ocuparse del área más delicada del taller, la construcción de cuerpos de piano y la reparación de problemas acústicos.
Aguado nació en Madrid. En su adolescencia fue empleado en el mismo taller que Hernández y fue aquí donde los dos se hicieron buenos amigos. Cuando el taller cerró en 1941, decidieron montar su propio taller especializado en la reparación de pianos y de muebles antiguos. Él era un guitarrista entusiasta, y por ello decidieron hacer una pareja de guitarras. Cuando el profesor de guitarra del Real Conservatorio de Madrid dio su aprobación a las guitarras, ellos se animaron a hacer más.
Aprendieron observando el trabajo de Modesto Borreguero, que había estudiado con Manuel Ramírez y los instruyó en las habilidades tradicionales. Sus próximas guitarras experimentaron grandes mejoras y es por ello que decidieron centrar su trabajo en la producción de guitarras.En los primeros años de trabajo, ya tenían una lista de espera de más de setenta compradores, y en torno a 1975, habían construido sobre cuatrocientas guitarras.
El atractivo de sus instrumentos reside en la belleza de sus acabados, su proporcionalidad y su carácter. Sus guitarras no tenían un sonido preestablecido, si no que era el intérprete el que se lo arrancaba con su forma de tocar, de ahí que si no tenías nociones sobre el modo de tañer la guitarra, ella no respondía favorablemente, no obstante, los buenos intérpretes conseguían un sonido muy bello.
Sus guitarras:
Sus guitarras eran muy ligeras, ya que el espesor de su tapa era muy fino, aunque su tamaño era más grande. Hernández y Aguado variaron su estructura de apuntalamiento, algunas tenían un abanico de cinco varillas, otras de siete, otras incorporaban una barra en diagonal hacia los agudos justo debajo de la boca, etc.
Todas sus guitarras incluían una barra de refuerzo justo donde se coloca el puente, para reforzarlo.
Las dimensiones de sus plantillas, como en la mayoría de los artesanos, variaban ligeramente de un instrumento a otro, bien como resultado de la experimentación acústica, o bien porque no siempre coincidían los laterales con el perfil de la tapa.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: palosanto brasileño.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea.
IGNACIO FLETA (1897-1977):
Las guitarras hechas por Ignacio Fleta son recordadas por su tremendo sonido, haciéndolas ideales para concierto. Trabajando en dos talleres interconectados en Barcelona, empezó su carrera como lutier fabricando gran cantidad de instrumentos de arco, incluyendo violines, violas y chelos. Sus dos hijos Gabriel y Francisco, se unieron al negocio de su padre, y cuando él murió en 1977, siguieron fabricando instrumentos con el sello Fleta.
El joven Ignacio desarrolló una gran pasión por el trabajo en la madera desde muy pequeño, cuando ayudaba en el taller de su padre. Cuando tenía ocho años, comenzó a tocar la guitarra, y a los trece se mudó a Barcelona con sus dos hermanos, Bienvenido y Manuel. Consiguieron empleo en el taller de un lutier francés, que se dedicaba a los instrumentos de cuerda. Estos fueron los comienzos de Fleta en el mundo de la manufactura de instrumentos musicales. Al cabo de pocos años montó su propio taller con la ayuda de sus hermanos, y en 1927 partieron el negocio, e Ignacio se estableció por su cuenta en la calle Calabria 90, mudándose más tarde a la calle de los Ángeles 4, donde trabajó hasta el final de sus días.
En 1920 Fleta hizo su primer instrumento, un Cello. Alrededor de 1930 construyó su primera guitarra, y siguió trabajando a pesar de las penurias que trajo consigo la Guerra Civil. Adquirió gran experiencia, y durante la Segunda Guerra Mundial, fue contratado para hacer instrumentos para la sociedad musical “ArsMusica”, entre ellos, arpas, violines, vihuelas, guitarras modernas, etc. La colección fue extremadamente exitosa, y el nombre de Fleta empezó a ser muy conocido.
En 1955, Fleta escuchó por primera vez al virtuoso Andrés Segovia, y tras esto decidió dedicarse expresamente a hacer guitarras. Como él mismo dijo: “He escuchado tocar a Segovia, y he decidido dedicarme por entero a las guitarras, y sólo a las buenas guitarras”. En 1957 hizo la primera de un total de tres, que serían tocadas por Segovia alrededor del mundo. La fama de Fleta creció y creció y de este modo, muchos de los grandes intérpretes de las últimas décadas del siglo XX han comprado sus instrumentos, entre ellos Alexandre Lagoya, Eduardo Falu, Alberto Ponce y John Williams.
Su modelo de plantilla, sus materiales y su rosetón estuvieron muy influenciados por Torres. En una de las entrevista que le hicieron dijo cosas muy importantes:
“Solo hago alrededor de veinte guitarras al año. Mi único interés es superarme a mí mismo en mi trabajo. Cada guitarra que construyo difiere de las demás, porque siempre tengo materiales diferentes. Para conseguir darle a mis instrumentos el carácter que quiero, tengo que cambiar detalles de construcción de una guitarra a otra. Al final, siempre quedo muy contento cuando escucho los primeros acordes de una nueva guitarra, porque veo reflejadas mis ideas sobre el sonido en ellos. He tenido la oportunidad de ganar millones, pero eso hubiese conllevado una pérdida de la calidad de mis instrumentos, y eso es lo que nunca he querido”.
Su guitarra:
Construía sus tapas armónicas utilizando dos tipos de maderas; la tradicional para ello, picea europea en algunas de sus guitarras; y cedro rojo occidental en otras. Es en sus instrumentos de cedro en los que se escucha el indescifrable e inconfundible sonido “Fleta”. El cedro tiene características tonales muy diferentes a la picea, ya que produce un sonido muy potente de inmediato, sin embargo es muy difícil trabajarlo, ya que su calidad varía mucho de un árbol a otro, en incluso en un buen tronco, es difícil reconocer las porciones de mayor calidad.
El sistema de apuntalamiento de Fleta es una de las características únicas en sus guitarras. Utilizaba un patrón en abanico de nueve varillas dispuestas simétricamente, conservó las dos varillas inferiores dispuestas en diagonal, pero además añadió una varilla superior también en diagonal, que se abría hacia la zona de los agudos, dejándola libre. A parte de esto, también pegaba una lámina de picea debajo del puente, para reforzarlo.
Sus plantillas para la tapa eran algo más grandes, y sus curvas superior e inferior algo más marcadas que las tradicionales. Aunque dichas plantillas no eran las más elegantes, contribuían a la plenitud de sonido producido por sus instrumentos.
Materiales:
Tapa armónica: Cedro rojo occidental.
Fondo y aros: palosanto brasileño.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea.
ROBERT BOUCHET (1898-1986):
Fue un polifacético artesano, de hecho, la manufactura de guitarras fue un desafío que asumió relativamente tarde en su vida laboral.
Siendo guitarrista aficionado, ingresó en la sociedad de guitarristas de París “Les Amis de la Guitare”, y fue en ella donde expuso sus primeros instrumentos para la evaluación del público. Tuvo la oportunidad de observar al artesano afincado en París JuliánGómez Ramírez, con el cual trabó una cercana amistad, y el cual lo instruyó en el arte de construir guitarras.
No habiendo recibido una formación, desarrolló un estilo propio, influenciado por su admiración a Torres. Montó su taller en su vivienda de Montmartre.Sus guitarras fueron muy apreciadas, y las adquirieron grandes guitarristas, entre los cuales destacan Lagoya, Emilio Pujol y JulianBream. Al final de su vida, había construido unas 150 guitarras en un periodo de 35 años. Trabajaba lento y sin presiones comerciales, con el fin de conseguir la excelencia en el sonido.
Trabajó en varias ocasiones con el granadino Marin Montero, con el cual desarrolló excelentes guitarras. En estos proyecto, cada uno aportaba algo al diseño y mezclaban sus procesos de montaje. En cierta ocasión, José Romanillos, amigo de Bouchet dijo de él: “Bouchet es un hombre muy inteligente, hizo instrumentos muy bellos inspirados en Torres. Si quieres saber más sobre él, el Conservatorio de París tiene un libro que él mismo escribió a mano, un documento fascinante, donde se recoge todo sobre sus guitarras. Para las mejores, utilizaba el prototipo español. Tenía una guitarra flamenca, la cuarta o quinta que hizo, que era una copia exacta de una Torres”.
Bouchet experimentó mucho en sus treinta y cinco años de trabajo, cambiando la plantilla y el patrón de apuntalamiento en muchas ocasiones.
Sus guitarras se caracterizan por su considerable volumen y su gran sustain, así como por su belleza estética. Hoy día son extremadamente caras y virtualmente imposibles de conseguir.
Su guitarra:
Consiguió sus mejores resultados con tapas de picea. Estaba asociado con las innovaciones en el diseño del apuntalamiento, aunque siempre se basaba en Torres para sus diseños. De hecho, atribuciones que siempre se han hecho a algún artesano en particular, se ha demostrado posteriormente que ya las había hecho Torres. Empezó con un patrón en abanico de siete varillas dispuesta simétricamente, luego redujo el número a cinco, y también modificó otras tantas veces la posición de las varillas en diagonal.
Siempre se basó en el método de ajustar las dimensiones y los grosores de las varillas del apuntalamiento, con el fin de conseguir una respuesta óptima para una tapa concreta, en lugar de variar los grosores de la tapa.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: palosanto brasileño.
Cuello: cedro.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea.
DANIEL FRIEDERICH (1932- ):
Es el artesano francés más respetado actualmente, ha hecho instrumentos para un gran número de guitarristas europeos, japoneses y latinoamericanos. Su historia la referimos tal y como él la ha contado:
“Nací el 16 de Enero de 1932 en París. Empecé a construir mi primera guitarra clásica en 1955, para uso personal. Yo estaba aprendiendo a tocar y mi profesor, Cristian Aubin, me dijo que necesitaba un instrumento mejor. En ese momento me di cuenta de que no podía afrontar la compra de una buena guitarra, así que decidí hacer una yo mismo. Fue una copia muy simple de Francisco Simplicio. Aubin me ayudó, él ya había hecho una copia de su propia Torres, y había hablado con Bouchet acerca del método de construcción. Hice quince guitarras antes de mostrarle una a Bouchet en 1960. Me vi muy animado cuando me dijo que era un buen comienzo. Algún tiempo después, en 1967, me presenté a una competición de forma anónima. Formaban parte del jurado Ignacio Fleta y Bouchet. Conseguí una medalla de plata por el sonido y una medalla de oro por la artesanía de mi guitarra.
En 1962, me encontré con el famoso dúo Presti-Lagoya en Canadá y me encargaron una guitarra para cada uno. Ellos querían que el diapasón fuese totalmente independiente de la tapa armónica, como ocurre en un violín. Lagoya también me animó a aprender los principios de la acústica, y me presentó al profesor Leipp, en el Laboratorio de Acústica de París. Leipp señaló la importancia de medir varias propiedades de la madera, con las cuales se podía predecir cómo iba a sonar el instrumento. Entre los dos llevamos a cabo multitud de experimentos. Medí la flexibilidad de todas las maderas que uso. Para los apuntalamientos, los fijé por los extremos y colgué un peso en el medio. Para las tapas, las hice de un espesor uniforme y fijé un extremo de ellas dejando el otro libre. Colocaba un peso en el extremo libre y medía la cantidad de movimiento. También medí la compresibilidad y el peso de las maderas.
Mis primeras guitarras fueron relativamente simples, agradables de tocar y con un sonido muy explosivo. A partir de 1973 incrementé el peso y las guitarras tenían más sustain, y un sonido más dulce y más rico, pero todavía eran fáciles de tocar. Las guitarras modernas, parecen más difíciles de tocar que las que se hacían hace treinta o cincuenta años, sin embargo, estas tienes más vigor, contraste, color, sustain, y ofrecen mayor dinámica.
A lo largo de los años he tratado de dominar las diferentes cualidades que los buenos guitarristas buscan. Algunos intérpretes atacan fuertemente las cuerdas y quieren un largo sustain. Esto contrasta con la forma de tocar de los latinoamericanos como Álvaro Pierri, Roberto Aussel y Eduardo Fernández, los cuales quieren un sonido más explosivo, con cuerpo, alto en contrastes y muy coloreado. Los pupilos de Lagoya buscan un sonido poderoso y con sustain.
He desarrollado muchos sistemas de apuntalamiento diferentes y también dos diseños de plantilla en los últimos treinta y cinco años. Actualmente utilizo tres sistemas de apuntalamiento; uno completamente simétrico; el segundo asimétrico y complejo, que uso para muchas guitarras estándares; y el tercero es para tapas armónicas que son muy flexibles longitudinalmente. Mis tapas de picea son elaboradas utilizando árboles franceses y suizos. El cedro rojo occidental lo compro en el puerto de Le Havre. El cedro es más ligero que la picea, y esto me interesa. La desventaja es que el cedro es muy frágil. Es muy importante trabajar siempre que sea posible con tapas del mismo árbol, ya que cada árbol posee propiedades físicas y mecánicas muy diferentes. No hago tapas por razones estéticas o porque la madera sea muy regular, ya que esto no tiene nada que ver con el buen sonido. Empiezo midiendo la flexibilidad longitudinal; y luego, la flexibilidad transversal y longitudinal combinada. Más tarde anoto el peso. Al final sopesando todos estos datos, estoy en disposición de elegir el espesor de la madera, el sistema de apuntalamiento, el cuello y otras partes comparándolo con un modelo ya terminado de madera similar. Si no obtengo buenos resultados tras cuatro o cinco guitarras, deshecho ese árbol. Si los resultados son buenos, modifico y mejoro,tanto como sea posible, los aspectos que caracterizan la sonoridad de una guitarra, que son : poder, sustain, uniformidad de volumen, timbre, balance bajos-agudos, facilidad o dificultad de tocar dicho instrumento, respuesta y sensibilidad, ataque, contraste de tonos, rango dinámico, resonancias y grado de claridad polifónica.
Cuando la guitarra está terminada, mi oído, en menos de media hora, me dice si los resultados son buenos y si he tenido éxito”.
Su guitarra:
Desde 1975 utiliza solo cedro rojo occidental para sus tapas. El palo de rosa que utilizaba en sus principios era brasileño. Luego usó palo de rosa indio, más ligero que el brasileño, el cual le permitía hacer instrumentos más ligeros y más sensibles al vibrato y al contraste tonal. En los últimos años ha usado palo de rosa ligeramente más pesado, montándolo junto a tapas elásticas.Para el cuello, usaba caoba de Tabasco, la cual era muy estable y no demasiado pesada. Desafortunadamente esta madera ha escaseado mucho, y ahora usa cedro de Honduras. El espesor y flexibilidad del puente es algo que tiene muy en cuenta. Un puente flexible contribuye a alcanzar un sonido explosivo. Usa pesos y espesores medios para sus puentes ( 4mm y 22 gr).
Materiales:
Tapa armónica: picea europea o cedro rojo occidental.
Fondo y aros: palosanto indio.
Cuello: cedro de Honduras.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto indio.
Apuntalamientos: picea europea y cedro común.
JOSÉ ROMANILLOS (1932- ):
Su historia contada por él mismo. Este fragmento aparece en la publicación de Francisco Herrera llamada “Enciclopedia de la Guitarra”:
«Mis padres, oriundos de la provincia de Guadalajara, emigraron a Madrid en los años veinte, donde mi padre pasó a trabajar como ferroviario. A los cuatro años de edad, durante el asedio a Madrid, fui evacuado al pueblo valenciano, Ayora, donde permanecí hasta finales de 1937. En 1945, a los trece años de edad, entré como aprendiz de ebanista en Muebles Caballero y me quedé allí hasta el año 1956, en que me trasladé a Inglaterra para trabajar como enfermero psiquiátrico en un hospital. En 1959 contraje matrimonio con Marian Harris Winspear, de cuya unión nacieron tres hijos varones: José Luis, Ignacio David y Liam Michael. Liam aprendió conmigo el oficio de lutier. En 1961, el deseo de aprender a tocar flamenco me indujo a construirme mi propia guitarra. Con la ayuda de un modesto libro sobre el arte de la construcción, y usando la mesa de cocina como banco, produje, después de seis meses de faena, mi primera guitarra. Las maderas de caoba y pino provenían de una taberna victoriana que estaban modernizando por aquellas fechas.
Mi segunda guitarra, construida de acuerdo con los preceptos de Antonio Torres, pasó a las manos de un profesor de guitarra inglés, quien me alentó a continuar con la construcción de instrumentos. En 1964, atosigado por la nostalgia de España y la familia, regresamos a Madrid, donde nos quedamos hasta 1967. Ese mismo año de 1964, José Ramírez III, después de examinar una de mis guitarras, me ofreció trabajo en su fábrica, oferta que rechacé porque el empleo era solamente de montaje y no de construcción de principio a fin. Dos años después de mi regreso a Inglaterra me puse en contacto con JulianBream, quien, al ver mis guitarras, me ofreció parte del taller que ya ocupaba un constructor inglés de claves. En 1970 hice la guitarra con la cual JulianBream estrenó, entre otras obras musicales, el “Concierto para guitarra y orquesta” de Richard RodneyBennet y “Paseo”, de Peter Racine Fricker. También con la misma guitarra grabó el “Concierto de Villalobos”, disco premiado con un Edison. Desde 1973, en que comenzó a tocar mi segunda guitarra, ha estrenado con ella gran número de obras y grabado numerosos discos.
La última grabación fue una colección de música española para guitarra de cuatro órdenes, vihuela, guitarra barroca y guitarra clásica, todos los instrumentos hechos por mí y que forma la cinta sonora del programa “Guitarra”, recientemente televisado en Inglaterra por “Channel 4”. Después de más de diez años de investigaciones, acabo de finalizar un libro sobre la vida y obra de Antonio Torres, que se publicó en inglés en 1987. He colaborado con artículos acerca de la historia de la guitarra en revistas de varios países. Para conmemorar el bicentenario de Dionisio Aguado, “Ritmo” publicó un artículo mío sobre ese guitarrista en 1984. He impartido cursos relacionados con la construcción de la guitarra en Canadá (dos veces), Hungría, Suiza e Inglaterra, y conferencias acerca de la antigua guitarra española asimismo en diferentes países. El diario londinense “The Times” me ha llamado “gran guitarrero”, y el “Daily Mail” el “Stradivarius de la guitarra”. Por otro lado, la revista inglesa “ClassicalMusic” ha dicho : “El sonido de las guitarras Romanillos en manos de JulianBream no se puede mejorar a este lado de las puertas de San Pedro.””
Su guitarra:
Romanillos utiliza solo la mejor picea para sus tapas armónicas, ya que cree que es el elemento esencial de una buena guitarra. Su sistema de apuntalamiento está basado en Torres, pero tiende a abrir más el abanico que el mismo. Sitúa dos barras cercanas dispuestas en diagonal en el área inferior. Frecuentemente sitúa finas barras a cada lado de la boca como hacía Hauser.
Fruto de la investigación que ha realizado sobre Torres y Hauser son sus plantillas. Su propio diseño ha evolucionado y puede reconocerse por la forma de la curva inferior.
Materiales:
Tapa armónica: picea europea.
Fondo y aros: palosanto indio.
Cuello: cedro de Honduras.
Diapasón: ébano.
Puente: palosanto brasileño.
Apuntalamientos: picea europea..
Las fuentes de información para elaborar este artículo han sido tanto el libro “Making Master Guitars” de Roy Courtnall y Adrián Lucas, como búsqueda en la web. La información sobre estos artesanos es bastante limitada.
Sergio Sánchez Martínez,
músico de la Banda de la AAM de Yecla.