HABLA LA BANDA: EDUARDO SÁNCHEZ ABAD

Poco a poco seguimos conociendo a músicos de la Banda de la Asociación de Amigos de la Música de nuestra ciudad, sus inicios, instrumento, curiosidades o anécdotas, y opiniones relacionadas con la música.

En esta ocasión hablamos con Eduardo Sánchez Abad, enfermero de profesión, amante de su familia y entre cuyas pasiones destacan la bicicleta de montaña y la música.

Eduardo es antiguo alumno de la Escuela de Música de Yecla, padre de tres alumnos que también han pasado por sus aulas y componente de la Banda titular de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla desde el año 2001. Esto es lo que nos ha contado:

P.- ¿Cómo llegó la trompa a tu vida? ¿Cómo te adentraste en esto de la música y cómo influyó en el resto de la familia?

R.- La historia es curiosa. Yo nací en Orihuela y desde pequeño me llamaba mucho la atención ver las Banda de Música en la Semana Santa de aquella época. Tenía siempre el “gusanillo” de querer apuntarme en la banda de mi pueblo. Un día, después de autoconvencernos mi primo y yo, fuimos al local donde ensayaban, con la intención de preguntar qué hacía falta para entrar, y mira por dónde, ese día no había nadie (supongo que no habría ensayo). A raíz de ahí ya no insistimos más, -éramos un poco “cortaicos” o como se dice ahora “empanaos”-… Bueno a mí siempre me siguió rondando en la cabeza. Después aprendí a tocar algunos acordes con la guitarra pero nunca me decidí a estudiar música.

Cuando nacieron mis hijos los apunté en la Banda de Carolinas, en Alicante, era un barrio relativamente cercano a donde yo vivía y Marta empezó en la escuela de allí con el saxofón y Sergio también empezó con el clarinete pero se lo dejó porque las manos no le llegaban bien.

Al trasladarnos a Yecla en aquella época, yo ya tenía idea por mi familia del ambiente musical de aquí y lo primero que hice fue inscribirlos en la Escuela de Música. Empezaron a venir a clase de solfeo e instrumento. A Marta le gustaba el saxofón y siguió, y Sergio empezó con la percusión. Yo, como era muy solivión u oliscón como se dice en Orihuela, les solía preguntar a ellos cómo iba eso y veía sus libretas de música, a partir de ahí me enganché, y en 1999 me matriculé, junto a mi mujer y mi cuñada, en solfeo de adultos. El ambiente me gustaba, aunque éramos de los más mayorcicos. Hablé con José Miguel Azorín, el antiguo director de la Escuela, le dije si había algún instrumento que hiciese falta en la banda, me habló de la trompa y me enganchó.

También recuerdo, que cuando acompañaba a mi hija a los ensayos vi a una chica montar una trompa y me atrajo el instrumento aunque no sabía cómo sonaba ni nada. En aquella época estaba Ernesto, Bea y Cecilia, y así empecé.

La Escuela me prestó una trompa y mis profesores fueron Daniel Férriz (“Chucho”), Pedro Navarro y al final Salvador Martínez (“Puncha”). Luego, y para mi sorpresa, me invitaron a entrar en la banda a los dos años o así, después de ir previamente a la Banda Juvenil, donde todos eran niños menos yo, que estaba allí en medio, pero muy contento porque aprendí mucho en los ensayos, y luego en la banda grande hasta ahora.

P.- Como padre, ¿qué opinión y valoración tienes de la Escuela de Música? ¿Qué crees que tiene de positivo estudiar música?

R.- Bueno hasta donde he conocido y vivido cuando yo era alumno, el funcionamiento ya era ideal y el ambiente también era muy bueno. Los profesores muy bien, al menos los que yo tuve, estupendos, por ejemplo con Conchi Chinchilla nos reíamos un montón.

Como padre, para los chiquillos lo veo fenomenal, ya no por el tópico de que mientras están aquí no están en otro sitio, es que aprender música para cualquier persona lo veo como una afición fenomenal. Y respecto a la Escuela, el edificio y la organización son espectaculares, se está creando un caldo de cultivo para que salgan un montón de músicos y a la vista está.

Cuando alguien me pregunta en mi trabajo, les digo que la música es “lo mejor” y siempre les animo y les recomiendo que apunten a sus hijos o ellos mismos, que pregunten y se informen.

P.- Con el paso del tiempo la Banda también ha crecido y evolucionado, por un lado, ¿cómo describirías tu experiencia en la Banda? Y por otro lado, ¿qué destacarías de Ángel y de la Banda en general?

R.- Indudablemente la Banda ha evolucionado desde que yo entré hasta ahora muchísimo, yo ahora mismo no concibo venir aquí y que no esté Ángel. Ángel la maneja muy bien, sabe perfectamente lo que da de sí cada uno y lo veo fenomenal. La evolución de la Banda ha sido, espectacular, “acojonante”. Y la motivación que tenemos también, porque cuando no hay un certamen, hay un concierto muy importante, hay una salida a Toledo o a otros lugares, etc. Eso particularmente me engancha mucho, me gusta venir y la verdad es que en los ensayos disfruto. Son acicates para que la gente se motive y cumpla. Es complicado con un colectivo tan grande pero en general hay una buena base. De hecho, por poner un ejemplo, me hizo mucha ilusión  ver en Semana Santa a muchos músicos que están fuera y no pueden venir a la Banda, y sin embargo esos días vinieron a Yecla y salieron a tocar en las procesiones con la Banda. 

Recuerdo que mi hija Marta entró en la Banda el año 2000 y mi hijo Sergio y yo en el año 2001, y siempre ha habido un buen ambiente, me siento afortunado.

P.- ¿Y qué destacarías de la cuerda de trompas?

R.- Pues desde que entré en la Banda hasta ahora, la cuerda de trompas ha crecido, tiene gente de diferentes edades y hay buen ambiente. Hemos hecho alguna comida que otra juntos..

Dentro de los ensayos y cuando coincidimos nos llevamos muy bien y hay muchas risas, algunas veces hasta nos han tenido que llamar la atención y todo.

Pero además de crecer en número también ha crecido en nivel, yo me dejo llevar e intento mantenerme pero Violeta, Liborio, Esther… ampliaron sus estudios y eso se nota, hay un nivelazo.

P.- A nivel más personal musicalmente hablando, ¿qué nos podrías contar de tus gustos musicales fuera y dentro de la Banda? ¿Hay alguna anécdota o curiosidad que te venga a la cabeza?

R.- Mis gustos musicales son muy genéricos, silbar y la música de fondo forman parte de mi día a día, incluso en el trabajo, yo soy enfermero y en la consulta, en las curas o en otro tipo de actividades de enfermería, si tengo un ordenador al lado, siempre tengo música, y escucho de todo, música Clásica, Barroco, Pop… depende del momento.

La música Clásica me encanta y la música Moderna también, desde pequeño te podría citar a The Beatles, luego también cantautores de la época como Serrat o Ana Belén. La verdad es que tengo mucha variedad. Y de grupos extranjeros me encantaban Pink Floyd, los Creedence, Elton John… hay muchos. Recuerdo que en aquella época me grababa cassettes y tengo muchos discos de vinilo.

Y de música que hemos tocado en la Banda, han habido muchísimas que me han encantado, no sabría decirte una en concreto pero ahora mismo por ejemplo, se me viene a la cabeza la marcha mora Almudayna de Ramón García i Soler, me encanta, siempre que la toco me emociono. En general las marchas de procesión y los pasodobles… y por poner otro ejemplo Libertadores de Óscar Navarro también me gustó mucho.

¿Anécdotas? Pues la verdad es que silbo mucho, a todas horas, y mi hijo pequeño (que ya no es tan es pequeño) me contesta, a lo mejor yo estoy en casa en la planta de arriba y mi hijo abajo, hacemos muchos dúos.

También recuerdo una marcha de procesión que se me metió en la cabecica y un pasaje me costó mucho, se llamaba Soleá dame la mano. Pero el resto bien, conforme vas ensayando una obra al final te resulta familiar y tienes más seguridad.

Para mí, la trompa es un instrumento especial que me ha ido gustando cada vez más. Como curiosidad te diré que el timbre del oboe me encanta, cuando escuchaba los solos de oboe que aparecían en música Clásica me llamaba mucho la atención, de hecho, un día le dije a Ángel que me iba a apuntar a oboe pero… me lo quitó de la cabeza, me dijo que siguiera con la trompa (risas).

P.- ¿Te gustaría añadir o destacar algo más para terminar?

R.- Pues nada, que yo tengo ya una edad, pienso que voy a seguir hasta que pueda, me acuerdo del Ñoño que lo tenía todos los días a mi lado y… me gustaría venir y ser como él en la Banda, aunque no tenga tanta alegría y simpatía.

Lo de salir en la calle, se me hace ya más cuesta arriba, especialmente en las fiestas de los Moros y Cristianos que empiezas a tocar y no paras hasta que terminas, o a veces en el pueblo, me agobio subiendo callejones. Para mí los desfiles en Elda, San Vicente del Raspeig o la Semana Santa no me resulta incómodo, para mí es más tranquilo.

Cecilia, seguiré aquí hasta que pueda y hasta que el cuerpo aguante.

Muchas gracias Eduardo por dejarnos conocerte un poco más de cerca, por tu amabilidad y por tu buen hacer con la trompa.

Cecilia Ortuño.

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