Como continuación al artículo Libro XIV: Banquete de los Eruditos de Ateneo I, nos adentramos en el mundo de los instrumentos musicales y sus correspondientes familias.
Desde los comienzos de su existencia, el ser humano ha tenido la necesidad de manifestar sus sentimientos de diversas maneras, una de las cuales es a través de la música. Podríamos afirmar que, casi con toda seguridad, el primer instrumento musical con que el hombre pudo hacer música por primera vez fue la voz humana (φωνή), su instrumento musical innato. Con ello, fueron surgiendo diversas maneras de acompañar a las voces para que no fuese canto a cappella: utilizaban diversos utensilios para marcar el ritmo, de donde tendríamos el origen de los instrumentos de percusión.
Poco a poco, a lo largo de los períodos de la Historia el ser humano ha ido desarrollando nuevos instrumentos musicales, confeccionándolos con diferentes materiales y perfeccionándolos: desde antiguo los instrumentos de cuerda tensaban cuerdas de tripas de animales, y algunas cajas de resonancia de instrumentos eran caparazones de tortugas, pero hoy día podemos ver cómo todo esto ha ido cambiando y mejorando con el paso de los siglos.
Centrándonos en la Grecia antigua, que es el período que nos atañe, podemos decir que tenemos constancia de la existencia de algunos instrumentos musicales gracias a las fuentes literarias como pueden ser Homero, Ateneo u otros autores. Algunos instrumentos son más conocidos que otros, e incluso hay otros de los que no nos ha llegado información alguna y se sabe únicamente su nombre.
Otras importantes fuentes de información, aunque verdaderamente no tan completas como las literarias, de las que podemos estudiar y reconocer instrumentos de la antigüedad, son las iconográficas: multitud de vasijas, crateras, ánforas y objetos cerámicos contienen en su superficie imágenes de humanos o dioses tocando instrumentos. Por tanto, muchas veces las fuentes literarias pueden complementarse con las iconográficas y de esta manera obtener una idea mucho más clara acerca de los diferentes instrumentos musicales de la antigua Grecia.
Por otro lado, en cuanto a la traducción de los sustantivos que designan instrumentos musicales existe un problema, pues muchas veces, al haber instrumentos semejantes en características -pero no exactamente iguales-, se tiende a generalizar un término para toda esa clase de instrumentos. Así, por ejemplo, muchos traductores interpretan como ‘flauta’ diferentes tipos de instrumentos de viento (σῦριγξ, αὐλóς, μάγαδις), cuando cada término es diferente porque el instrumento tiene un rasgo distintivo que lo diferencia de los demás.
Finalmente, pasaremos a explicar cómo clasificaremos los instrumentos que vamos a estudiar. En primer lugar, dividiremos tres grandes grupos según la forma de emitir el sonido el instrumento, los cuales son: cordófonos (cuerda), aerófonos (viento) y percusión. De esta última familia haremos una subdivisión: idiófonos (construidos con materiales como la madera o el metal) y membranófonos (aquellos que tienen una membrana o un parche).
Una vez dadas unas pequeñas pinceladas sobre rasgos generales de los instrumentos en la antigua Grecia, comenzaremos a estudiarlos uno a uno.
INSTRUMENTOS DE CUERDA (CORDÓFONOS):
Este grupo de instrumentos se caracteriza por producir el sonido a través de la vibración de una o varias cuerdas, las cuales se podían hacer sonar mediante los dedos o también con una especie de púa llamada πλῆκτρον (plectro). No hay duda de que los instrumentos de viento y percusión son significativos para la antigua Grecia, pero si hay algunos que la caracterizan notoriamente son los de cuerda, representados en numerosas ocasiones en la cerámica. Desde el comienzo de la literatura con Homero podemos ver que ya se mencionaban estos instrumentos de cuerda en grandes obras como la Ilíada, la Odisea o los Himnos Homéricos, en las que aparecen Apolo, Ártemis, Hermes u otros personajes tocando uno de ellos. Por otro lado, sabemos que el prestigio de los instrumentos de cuerda era mayor en la civilización griega, como atestigua, por ejemplo, Platón. Además, Arístides Quintiliano, un teórico musical griego, afirmaba que “eran adecuados para la educación de la juventud (παιδεία) y para nutrir la parte racional del alma”.
Podemos establecer una doble división dentro de los instrumentos de cuerda: por un lado tenemos un primer grupo, el de las liras y por otro un segundo grupo, el de los psalteria. Cada grupo recibe su nombre por el instrumento que posee las características más típicas, y la diferencia existente entre ambos es la siguiente: el primero, el de las liras, comprende instrumentos que dejan resonar sus cuerdas, las cuales son rasgueadas con una púa, y además parece que no fueron utilizados para tocar melodías principales normalmente. Sin embargo, los instrumentos del segundo grupo sacaban su sonido pulsando las cuerdas con los dedos y se servían de ellos para interpretar melodías. Acerca del número de cuerdas de cada instrumento tenemos suficiente información gracias a obras literarias, pero sobre la afinación y demás del instrumento no se sabe apenas nada. Además aunque fuese posible hacer alguna reconstrucción de estos instrumentos sería muy complicado conseguir el sonido o afinación que tendrían en la Grecia arcaica.
Primer grupo: liras
χέλυς, λύρα,
Es el instrumento de cuerda griego por antonomasia que, sin duda, tuvo una gran importancia dentro de la música griega antigua. Además de λύρα, que es el nombre más genérico, puede recibir también el nombre de χέλυς debido a su material de construcción: el caparazón de una tortuga. Esto nos lo hacen saber detalladamente diversas fuentes literarias, como el Himno Homérico a Hermes (vv. 41-56) o los Diálogos de los dioses de Luciano, entre otras.
Como testimonio de que, como anteriormente ha sido dicho, la música acompañaba al ser humano hasta en los momentos más complicados y decisivos de su πόλις, hay un pasaje de Ateneo en el que se menciona que la lira era portada por los cretenses cuando iban a guerrear. Y de igual forma que estos llevaban un instrumento de cuerda, otros pueblos llevaban otro tipo de instrumentos:
διόπερ καὶ οἱ ἀνδρειότατοι Λακεδαιμόνιοι μετ᾽ αὐλῶν στρατεύονται, Κρῆτες δὲ μετὰ λύρας, μετὰ δὲ συρίγγων καὶ αὐλῶν Λυδοί, ὡς Ἡρόδοτος ἱστορεῖ.
Por eso precisamente los lacedemonios más valientes van a la batalla con la música de los aulós, los cretenses con la lira y los lidios con las siringas y los aulós, como cuenta Heródoto. (Ath. XIV, 627d)
Según algunos autores, en el Monte Partenio se podían encontrar las tortugas con los caparazones más adecuados para confeccionar liras. Allí había una especie de tortugas denominada testudo marginata que se caracterizaba por tener caparazones de 20-30 cm de longitud y 10 a 13 cm de profundidad y eran ideales para utilizarlos como cajas de resonancia. Por ello, este monte era un sitio clave para extraer materiales para la construcción de liras. Unidos al caparazón había dos brazos hechos generalmente de madera de roble, puesto que era una madera resistente y no se deformaría debido a la tensión de las cuerdas. Éstas podían estar hechas de varios materiales, pero como en los Himnos Homéricos y en la Odisea se apunta, el material más utilizado por sus características era tripas de oveja. Otros materiales, pero menos usuales para esta función, pudieran ser tendones, lino, hilo o incluso tiras de cuero de buey, como en liras antiguas. Lo que estaba claro es que debía ser un material resistente puesto que debían estar tensadas para poder producir su sonido, que dicho sea de paso, el que las cuerdas estuviesen tensas en su medida era complicado y costoso, cosa que se subsanó pronto y que conservamos en la actualidad en instrumentos de cuerda con unas clavijas (κόλλοπες) que permiten tensar o destensar las cuerdas fácilmente. Respecto al número de cuerdas de la lira podemos decir que en un principio podría haber tenido tres o cuatro solamente, pero sabemos que llegó a tener al menos siete según nos confirma el ya mencionado Himno Homérico a Hermes (v. 41–ss.). Pero parece ser que todavía Pitágoras añadió una octava cuerda para producir un sonido de octava, puesto que el intervalo entre la cuerda más grave y la más aguda era de séptima.
La forma más común de tocar la lira (λύρισμα) era dejándola apoyar en el cuerpo del intérprete haciendo un ángulo de 45º. Entonces se introducía la mano izquierda en una banda que tenía la lira para poder sujetarla de forma segura y con la mano derecha, haciendo movimientos con la muñeca y el brazo hacia el exterior, se rasgueaban una o más cuerdas –según si se quería hacer sonar una sola nota o varias– con los dedos o con una púa (πλῆκτρον), la cual podía estar hecha de materiales resistentes como el marfil, el metal o huesos. Sin duda, la lira y los instrumentos de cuerda en general son difíciles de hacer sonar puesto que, además de saber música, el intérprete debe tener una técnica muy desarrollada.
Los ciudadanos atenienses aprendían a tocar la lira y la utilizaban en diferentes ocasiones: acompañando a la danza, en ceremonias, en simposios, o en conciertos junto con otros instrumentos por mero placer (συνῳδία), como Ateneo transmite a través de unos versos de Efipo:
κοινωνεῖ γάρ, ὦ μειρακίδιον,
ἡ ‘ν τοῖσιν αὐλοῖς μουσικὴ κἀν τῇ λύρᾳ
τοῖς ἡμετέροισι παιγνίοις. ὅταν γὰρ εὖ
συναρμόσῃ τις τοῖς συνοῦσι τὸν τρόπον,
τόθ᾽ ἡ μεγίστη τέρψις ἐξευρίσκεται.
Sí, mi muchacho,
la música de los aulós y la lira
tiene un carácter común en nuestros entretenimientos; porque cuando
uno adapta su estado de ánimo al de sus compañeros con habilidad,
entonces, encontramos el mayor deleite. (Ath. XIV, 618a)
Pero también era muy común en la antigüedad llevar a cabo certámenes o concursos de música de lira en los que se discernía a los más virtuosos intérpretes del momento. No hay que olvidar que la lira era uno de los instrumentos más destacados y representados de la familia de los instrumentos de cuerda, siendo tal su importancia que es símbolo distintivo de algunas divinidades como Apolo, Hermes o las Musas (precursoras de las artes).
βάρβιτος.
Este instrumento de cuerda se desarrolló en Lesbos y no fue demasiado conocido en el continente hasta bien entrado el siglo quinto. No había representaciones iconográficas y literarias sobre este tipo de instrumento como sí las había, en cambio, de la lira u otros. Recibía dos nombres: βάρβιτος y βάρμος (este último término utilizado en Lesbos). Parece ser que no hay diferencia alguna entre ambos términos y que se refiere al mismo instrumento de cuerda, o al menos eso es lo que podemos deducir del siguiente fragmento de Ateneo:
καὶ ἄλλα δ᾽ ἦν παρὰ ταῦτα· καὶ γὰρ βάρβιτος ἢ βάρμος καὶ ἄλλα πλείονα τὰ μὲν ἔγχορδα, τὰ δὲ ἔνηχα κατεσκεύαζον.
Y había otros instrumentos además de estos; pues también el bárbito o barmo y muchos otros, algunos de los cuales eran de cuerda, otros instrumentos de percusión. (Ath. XIV, 636c)
Ciertamente no es tan conocido como otros y ha sido a menudo confundido con la lira. La principal diferencia con ésta es que tiene unos brazos más largos, los cuales son más anchos por la parte de arriba y van estrechándose poco a poco hasta llegar al extremo inferior. En la parte superior tiene una especie de travesaño y su función es sostener las siete cuerdas que suele tener, aunque tenemos testimonios en los que se afirma que hay otras con ocho.
La disposición de las cuerdas del bárbito es muy semejante a la de la lira, es decir, bien tensadas por una parte y otra del instrumento. Pero sí se distinguen claramente en la afinación, pues se apunta a que el bárbito suena una octava más grave que la lira, un registro más cómodo. Esta hipótesis está sustentada por la etimología que se propone en el Etymologicum Magnum del sustantivo que da nombre a este instrumento: parece ser que βάρβιτος deriva del sustantivo βαρύμιτος, que está formado por βαρύ- (grave) y -μιτος (cuerda de un instrumento).
Se interpreta de igual forma que la lira, con los dedos o con una púa, y condiciona su sonido la técnica del intérprete, como es natural. Son diferentes las fuentes que han hablado sobre este instrumento: Píndaro, Eurípides, Teócrito…Otra cuestión es el constructor. Al contrario que la lira, cuya invención es atribuida a los dioses, se dice que el βάρβιτος fue concebido por los humanos. Lo que no tenemos claro es quién fue el verdadero progenitor de este instrumento, pues Píndaro dice que fue Terpandro, pero por otro lado otros defienden que Anacreonte. Ateneo, por su parte, en su libro XIV se decanta por Terpandro apoyándose en el texto de Píndaro:
ἀγνοεῖ δ᾽ ὁ Ποσειδώνιος ὅτι ἀρχαῖόν ἐστιν ὄργανον ἡ μάγαδις, σαφῶς Πινδάρου λέγοντος τὸν Τέρπανδρον ἀντίφθογγον εὑρεῖν τῇ παρὰ Λυδοῖς πηκτίδι τὸν βάρβιτον·
‘τὸν ῥα Τέρπανδρός ποθ᾽ ὁ Λέσβιος εὗρε
πρῶτος ἐν δείπνοισι Λυδῶν
ψαλμὸν ἀντίφθογγον ὑψηλᾶς ἀκούων πηκτίδος’.
Pero Posidonio no sabe que la mágadis es un instrumento antiguo, mientras Píndaro dice claramente que Terpandro inventó el bárbito respondiendo a la péctide en Lidia:
‘El cual (el bárbito) lo inventó entonces Terpandro de Lesbos
el primero en las fiestas de los lidios,
escuchando una canción que respondía a la aguda péctide que interpretaba notas agudas’. (Ath. XIV, 635d)
Pero, a pesar de que fuera el ser humano el creador de este instrumento, el βάρβιτος estaba estrechamente ligado con el dios Dioniso. Las numerosas representaciones iconográficas de sátiros y bacantes tocando los βάρβιτοι dan prueba de ello, además de conservar un pasaje en Eurípides que nos termina de aclarar esta cuestión diciéndonos que se bailaban danzas de Dioniso acompañadas por los βάρβιτοι. Y puesto que este instrumento tenía mucho que ver con Dioniso, el mismo Aristóteles en su Política afirma que no era este instrumento adecuado para la educación porque hacía desviar a los niños hacia el placer.
κιθάρα.
Otro de los instrumentos de cuerda más conocidos era la cítara. Era el instrumento más grande y se solía representar en la iconografía con Apolo, Ártemis, Hermes, Atenea, Posidón y Heracles, entre otros. Era representativa en las procesiones de sacrificios junto a instrumentos de viento y acompañaba los cantos finales de las procesiones, cosa que nos señala Proclo. Pero además la cítara tenía un importante peso en el teatro; encontramos en numerosas ocasiones referencias a la cítara en los tragediógrafos Sófocles y Eurípides y en el comediógrafo Aristófanes. Los concursos musicales también eran habituales en la Grecia antigua, en los que participaban citaristas virtuosos capaces de mostrar su talento al auditorio asistente. El citarista que obtenía la victoria era obsequiado con algunos objetos como un ánfora con aceite de oliva u otros. A causa de estos certámenes la cítara pudo convertirse en el instrumento preferente de los virtuosos de los instrumentos de cuerda.
La estructura de la cítara era muy parecida a la de los demás instrumentos de cuerda. Un travesaño, el cual estaba situado encima de unos pequeños espirales, en la parte superior se encargaba de tensar las cuerdas que llegaban hasta el extremo inferior del instrumento. Quizá estos espirales podrían ser el antecedente de los pequeños detalles en forma de “f” que tienen los instrumentos de cuerda de hoy en día, como el violín, la viola, el violonchelo o el contrabajo. La cítara solía estar adornada con diferentes motivos, al igual que la forminge. Por otro lado, tenía una caja de resonancia, normalmente de madera, más grande en comparación a los otros instrumentos, de la que estaban sujetados unos brazos superiores e inferiores, y además poseía un fondo plano. Sin duda, algo que llama la atención de este instrumento son los adornos curvados que tenía en la parte más delgada de los brazos inferiores. En cuanto a su afinación podemos decir que era parecida a los instrumentos explicados anteriormente: la cítara poseía unas clavijas de afinación (κόλλοπες) con las que se podían tensar las cuerdas hasta conseguir el sonido deseado. Se dice que cuando el artista terminaba de tocar, a veces relajaba la tensión de las cuerdas, lo que podía afectar a la posterior afinación, pues sería costosa.
La interpretación se ejecutaba con una púa que colgaba de un cable colgado del instrumento rasgando las siete cuerdas de las que se componía la cítara, siempre con un movimiento de muñeca y brazo de dentro hacia afuera para hacer sonar correctamente el instrumento. El citarista tocaba de pie, agarrando la cítara con una cinta que había en la parte izquierda y apoyando, a la vez, el instrumento sobre su hombro izquierdo debido a su tamaño y peso, una clara diferencia respecto al resto de instrumentos de cuerda.
Según lo que podemos comprobar en la representación iconográfica de la cítara, todo apunta a que había un tipo de cítara llamada “cítara tracia” que era del tamaño de una forminge aproximadamente y menos compleja. Pero todavía se identifica un tipo de cítara más, la “cítara triple” (τρίπους), sobre la que nos habla Ateneo de forma extensa en boca de Artemon:
‘ὅθεν πολλὰ τῶν ὀργάνων οὐδ᾽ εἰ γέγονέ ποτε γινώσκεται· καθάπερ ὁ Πυθαγόρου τοῦ Ζακυνθίου τρίπους. ὀλιγοχρόνιον γὰρ τὴν ἀκμὴν σχὼν, καὶ διὰ τὸ δοκεῖν ἐργώδης εἶναι κατὰ τὴν χειροθεσίαν, ἢ δι᾽ ἣν δὴ ποτ᾽ οὖν αἰτίαν, συντόμως καταλυθεὶς διαλέληθε τοὺς πολλούς. ἦν δὲ παραπλήσιος μὲν Δελφικῷ τρίποδι καὶ τοὔνομ᾽ ἐντεῦθεν ἔσχεν, τὴν δὲ χρῆσιν τριπλῆς κιθάρας παρείχετο.
De aquí que no se sabía si muchos instrumentos han existido alguna vez; como el trípode de Pitágoras de Zacinto. Habiendo tenido éxito poco tiempo, y a causa de que parecía que era difícil en su manejo, o por cualquier otra razón, habiendo sido abandonado en breve tiempo, quedó totalmente olvidado para la mayoría. Era muy semejante al trípode délfico y de ahí tiene su nombre, pero podía ser utilizado como un arpa triple. (Ath. XIV, 637c)
Vemos que Ateneo nos proporciona importantes datos: por un lado que fue inventado por Pitágoras de Zacinto y por otro, que su nombre lo recibía del trípode délfico. Nos dice también que era difícil de interpretar y que por esa causa pronto cayó en desuso. Se interpretaba como todo instrumento de cuerda, y puesto que consistía en tres conjuntos separados de cuerdas estiradas verticalmente entre las patas del trípode, Ateneo añade que cada uno de ellos tenía una afinación diferente:
διένειμε δὲ ἑκάστῃ χώρᾳ τὰς τρεῖς ἁρμονίας, τήν τε δωριστὶ καὶ φρυγιστὶ καὶ λυδιστί. καὶ καθεζόμενος αὐτὸς ἐπί τινος δίφρου περὶ ταυτὸν συμμέτρως ἔχοντος τῇ συστάσει, διείρας δὲ τὴν εὐώνυμον χεῖρα πρὸς τὴν ἐπιβολήν, καὶ τῇ ἑτέρᾳ χρησόμενος τῷ πλήκτρῳ, […]
(Pitágoras) Asignó a cada espacio los tres modos, el dorio, el frigio y el lidio. Él mismo sentándose en un taburete que tenía más o menos la misma proporción en su constitución, hacía pasar su mano izquierda para agarrar el instrumento, y, con la otra mano, se iba a servir del plectro, […] (Ath. XIV, 637d-e):
Por último y para zanjar esa definición de τρίπους, Ateneo afirma lo siguiente:
καὶ τοῦτο τὸ ὄργανον θαυμασθὲν ἰσχυρῶς μετὰ τὸν ἐκείνου βίον ἐξέλιπεν εὐθέως.’
Y este instrumento, que fue admirado en extremo, después de la vida de aquél (de Pitágoras) pronto pasó de moda. (Ath. XIV, 367f)
φόρμιγξ.
La forminge es, de entre los instrumentos de cuerda más conocidos, el término que aparece en los poemas homéricos al referirse a un instrumento de esta familia. Por esta cuestión también se le ha llamado “lira homérica”, lo cual no sería del todo incorrecto pues recordemos que el término λύρα designa no solo la lira propiamente dicha, sino todo un grupo de instrumentos que dejan resonar sus cuerdas y son rasgueadas con un plectro o púa. Probablemente la forminge sería la antecesora de la cítara y se caracterizaba por ser construida de madera y estar decorada a veces con marfil u otro material. Tenía una caja de resonancia con un arco cóncavo en la parte inferior y las cuerdas llegaban hasta un travesaño superior que se instalaba por encima de los brazos y que sujetaba las cuerdas fuese cual fuese el número de éstas, pues tenemos representaciones en las que había cuatro y seis cuerdas al principio, pero después, en pinturas del siglo quinto, había incluso ocho o diez. La caja de resonancia también podía tener dos agujeros circulares parecidos a los que tiene hoy la guitarra española, e incluso si los brazos de la forminge eran huecos podían desempeñar el papel de caja de resonancia adicional. Por otro lado, clavijas (κόλλοπες) para afinar cada cuerda a veces aparecían en la iconografía y a veces no, por lo que algunas llevarían pero otras no, dependiendo quizá de su antigüedad. Respecto a la afinación de la forminge sabemos que era parecida a la del resto de instrumentos que hemos visto, contando con un registro más grave que la lira χέλυς, según parece.
Las primeras φόρμιγγες medían sobre 60 – 75 cm. de altura y estaban ligadas a divinidades como Apolo, Dioniso, las Musas y héroes homéricos. Encontramos diversos testimonios en los que se muestra que utilizaban este instrumento de cuerda para acompañar fiestas y bodas, pero también para amenizar en ocasiones más privadas. No es, por otra parte, descabellado pensar que la forminge era el instrumento de cuerda más adecuado y utilizado en la educación musical, puesto que como anteriormente hemos comentado, el βάρβιτος se asociaba con Dioniso y podía perturbar a los niños y, finalmente, la cítara era asociada a ocasiones más formales.
Aunque cada instrumento de los que hemos hablado tiene una característica que los diferencia de los demás, no podemos negar que tienen en común muchos aspectos, lo cual produce con frecuencia no sólo en la actualidad sino también en la antigüedad una confusión entre ellos. Es muy común que en las obras literarias los propios autores utilicen los términos kithára, lýra, chélys y phórminx indistintamente para designar cualquier tipo de instrumento de cuerda. Pero también los traductores a veces interpretan ciertos términos de manera diferente a la que etimológicamente corresponde, por lo que puede llegar a causar confusión.
Una vez expuesto esto, debemos ser conscientes de que cada término designa un instrumento musical etimológicamente. No obstante todos los instrumentos anteriormente tratados tienen en común pertenecer a la ‘familia de las liras’.
Segundo grupo: psalteria.
‘El papel del grupo de los instrumentos de cuerda psalteria en la cultura musical griega no está muy claro’, afirma Mathiesen. Este grupo de instrumentos está mencionado en diversas fuentes literarias, pero no tenemos más que algunas representaciones iconográficas de algunos instrumentos, no de todos. Podría llegar a pensarse que estos instrumentos eran propios de músicos profesionales, y algunos de ellos eran instrumentos ligados a mujeres únicamente. Vamos a pasar a describir los principales instrumentos de este grupo que está incluido en la familia de los instrumentos de cuerda.
μάγαδις.
εἰπόντος δὲ ἐπὶ τούτοις Αἰμιλιανοῦ· ὦ ἑταῖρε Μασούριε, πολλάκις καὶ αὐτὸς ἐν ἐννοίᾳ γίνομαι, μουσικῆς ὢν ἐραστής, περὶ τῆς μαγάδιδος καλουμένης, πότερον αὐλῶν εἶδος ἢ κιθάρας ἐστίν.
Acerca de estos asuntos dijo Emiliano: “pero ciertamente, amigo Masurio, muchas veces también yo mismo estoy en la reflexión, siendo un enamorado de la música, sobre la llamada mágadis, si acaso es una especie de auló o de cítara.
(Ath. XIV, 634c)
Así expone Ateneo en boca de los comensales del banquete el tema sobre el que van a hablar: el instrumento llamado mágadis. El problema comienza desde este instante: había cierta ambigüedad con este instrumento, pues algunos pensaban que era un instrumento de la familia de viento y otros que era de cuerda. A raíz de esto, Ateneo da pie para que los comensales comiencen a hablar sobre este tema y se dan algunas definiciones defendiendo ambas teorías:
ὁ μὲν γάρ ἥδιστος Ἀνακρέων λέγει που·
ψάλλω δ᾽ εἴκοσι χορδαῖσι μάγαδιν ἔχων, ὦ Λεύκασπι, σὺ δ᾽ ἡβᾷς.
Ἴων δ᾽ ὁ Χῖος ἐν Ὀμφάλῃ ὡς περὶ αὐλῶν λέγει διὰ τούτων·
Λυδός τε μάγαδις αὐλὸς ἡγείσθω βοῆς.
Pues el muy dulce Anacreonte dice:
«sosteniendo la mágadis la pulso con sus veinte cuerdas, mientras que tú, Oh Leucaspis, estás en tu juventud”.
Sin embargo, Ión de Quíos, en Ónfale habla en los siguientes versos como si de flautas se tratase:
«Que lleve el grito el lidio auló mágadis». (Ath. XIV, 634c)
Además, en Ateneo se dice que originalmente fue un instrumento de cuerda y que fue inventado por los lidios:
ἡ γὰρ μάγαδις ὄργανόν ἐστι ψαλτικόν, ὡς Ἀνακρέων φησί, Λυδῶν τε εὕρημα.
Pues la mágadis es ciertamente un instrumento de cuerda, como Anacreonte dice, y es invento de los lidios. (Ath. XIV, 634f)
Pero todavía nos da más información añadiendo que fue un instrumento antiguo que había recibido un cambio en su construcción y que, por ello, era muy parecido a una sambuca (otro instrumento de cuerda). También afirma que este instrumento de cuerda podía tocarse tanto con los dedos como con una púa o πλῆκτρον:
Εὐφορίων δὲ ἐν τῷ περὶ Ἰσθμίων παλαιὸν μέν φησι τὸ ὄργανον εἶναι τὴν μάγαδιν, μετασκευασθῆναι. […] Ἀριστόξενος δὲ τὴν μάγαδιν καὶ τὴν πηκτίδα χωρὶς πλήκτρου διὰ ψαλμοῦ παρέχεσθαι τὴν χρείαν.
Euforión en su obra Sobre los Juegos Ístmicos dice que el instrumento conocido como ‘mágadis’ era antiguo, y que en tiempo reciente se había alterado su construcción y se había pasado a llamar ‘sambuca’. […] Aristóxeno dice que la mágadis y la péctide pueden ser interpretadas sin necesidad de púa, rasgueando con los dedos. (Ath. XIV, 635a-b)
En consecuencia, el término griego μάγαδις podía referirse tanto a un instrumento de viento, cuyo género parece que sería masculino, como a un instrumento de cuerda, cuyo género sería femenino. Por otro lado, se formó el verbo μαγαδίζειν a partir de ese sustantivo. Su significado podía contener un doble sentido; en primer lugar, evidentemente, “interpretación del instrumento de viento o de cuerda”, pero también obtuvo un significado técnico dentro del panorama musical: “cantar a la octava”.
πηκτίς.
No es demasiada la información que poseemos acerca de este instrumento. No obstante, Ateneo lo nombra en su libro XIV y ofrece algunas anotaciones sobre él. Su invención se atribuye a Safo (635b): “Μέναιχμος δ᾽ ἐν τοῖς περὶ Τεχνιτῶν τὴν πηκτίδα,
ἣν τὴν αὐτὴν εἶναι τῇ μαγάδιδι, Σαπφώ φησιν εὑρεῖν”, es decir, “Menecmo en su obra Sobre los artistas dice que la péctide, que era lo mismo que la mágadis, la inventó Safo”. Este texto da pie a pensar que estos dos instrumentos, mágadis y péctide, tenían características muy comunes.
Como hemos visto en un fragmento anterior cuando hablábamos de la mágadis, la péctide podía hacerse sonar también con un πλῆκτρον o con los dedos. La técnica era la misma para todos los instrumentos de cuerda: cuanta más agilidad en los dedos, más soltura poseía el artista, y, por tanto, más calidad y virtuosidad era capaz de demostrar en certámenes u otros eventos. Esto vemos que sigue todavía hoy vigente en los instrumentos de cuerda como la guitarra o la bandurria.
Por otra parte, este instrumento se asociaba más a las mujeres que a los varones. De hecho, como hemos indicado, quien inventó este instrumento fue Safo, pero además fue la primera en tener el placer de poder interpretar una canción en sus cuerdas:
καὶ τὴν Σαπφὼ δέ φησιν οὗτος, ἥτις ἐστὶν Ἀνακρέοντος πρεσβυτέρα, πρώτην χρήσασθαι τῇ πηκτίδι.
Y éste (Menecmo) dice que Safo, la cual vivió antes que Anacreonte, fue la primera en utilizar la péctide. (Ath. XIV, 635e)
Los usos de la péctide en la Grecia antigua parecían ser variados. Así, Heródoto (1. 17) nos cuenta que las tropas lidias caminaban acompañadas de siringas, aulós y péctides. Pero por otro lado, Píndaro en sus fragmentos 125 y 127 dice que se utilizaba en banquetes. Por tanto, de aquí podemos sacar en claro que cada uno de los instrumentos de cuerda se asemejaba a un acontecimiento determinado o, como ocurre en este caso, a diferentes de ellos.
Por último, Mathiesen afirma que muy probablemente tanto la mágadis como la péctide fueron después sustituidas por algún otro instrumento de cuerda, puesto que no había representaciones de ellas en la cerámica. Otra de las posibilidades es que éstas no tuvieran suficiente relevancia como para que fuesen representadas. Sea cual fuere la causa de ello, lo fundamental es que tenemos afortunadamente datos de su existencia para poder al menos mencionarlas.
τρίγωνον.
La principal característica del trigón es su forma triangular, de donde adopta su nombre. Su invención parece estar ligada a Asia Menor, concretamente a Frigia: καὶ Σοφοκλῆς ἐν Μυσοῖς· πολὺς δὲ Φρὺξ τρίγωνος, […]
Y Sófocles en Misios dice: mucho suena el triángulo frigio, […]. Pero esta cuestión parece haber sido discutida por los miembros del Banquete de los Eruditos, por lo que debemos dejar en duda si nació en Frigia o no el trigón.
En cualquier caso, de lo que sí tenemos total certeza es de la persona que lo interpretaba. En todas las representaciones iconográficas en donde aparece el trigón, aparece una figura femenina, o una Musa o una mujer mortal, pero siempre una mujer.
La posición más habitual para la interpretación de este instrumento era apoyándolo en el regazo de la artista. De esta forma, la intérprete, al tener ese punto de apoyo y al dominar, a la vez, el instrumento con sus brazos, el instrumento estaría en una posición estable y cómoda para su ejecución. Normalmente el instrumento sobresalía por la parte superior de la cabeza de la instrumentista, pues tenía una dimensión considerable, aunque parece que había diferentes tipos de τρίγωνα y cada uno podía tener dimensiones diferentes. Por otro lado, en cuanto a las ocasiones en las que se hacía uso del trigón sabemos que eran variadas, pero Ateneo describe una en concreto:
ὁ δὲ Γνήσιππος ἔστ᾽ ἀκούειν, ὃς νυκτερίν᾽ εὗρε μοιχοῖς ἀείσματ᾽ ἐκκαλεῖσθαι γυναῖκας ἔχοντας ἰαμβύκην τε καὶ τρίγωνον.
Gnesipo es digo de escuchar, el cual inventó canciones nocturnas para atraer mujeres con una yambuca y un trigón. (Ath. XIV, 638e)
Es lógico que si el instrumento tenía forma de triángulo, todas las cuerdas no podían tener la misma longitud, situándose las más largas –que respondían a los sonidos graves– en el lado opuesto a la intérprete. De esta manera se facilitaba la interpretación porque, si las cuerdas largas estuviesen en el lado de la intérprete, quizá no llegaría hasta las cuerdas cortas. La caja de resonancia, a diferencia de otros instrumentos, era el arco que sostenía las cuerdas por la parte superior, donde también podían estar situadas esas clavijas o κόλλοπες que servían para afinar cada cuerda. Como era habitual en estos instrumentos, las cuerdas podían ser rasgueadas bien con los dedos, bien con un πλῆκτρον, y el número de éstas podía ascender desde nueve hasta treinta y dos, según nos muestra la cerámica.
σαμβύκη.
Vamos a concluir la sección de los instrumentos de cuerda hablando de la σαμβύκη, que en numerosas ocasiones se ha relacionado con otros instrumentos de cuerda como el trigón o la mágadis. Ateneo, a través de Masurio, nos da una definición de este instrumento musical:
μετὰ δὲ ταῦτα ζητήσεως γενομένης περὶ σαμβύκης ἔφη ὁ Μασούριος ὀξύφθογγον εἶναι μουσικὸν ὄργανον τὴν σαμβύκην διειλέχθαι τε περὶ αὐτοῦ Εὐφορίωνα τὸν ἐποποιὸν ἐν τῷ περὶ Ἰσθμίων, χρῆσθαι φήσας αὐτῷ Πάρθους καὶ Τρωγλοδύτας τετραχόρδῳ ὄντι.
Después de esto, al existir una indagación sobre la sambuca, Masurio decía que la sambuca era un instrumento musical con un registro agudo, y que sobre éste el poeta épico Euforión disertó en su obra Sobre los Juegos Ístmicos diciendo que se sirvieron de éste los partos y los trogloditas, y que tenía cuatro cuerdas. (Ath. XIV, 633f)
Inmediatamente después de esta explicación, Masurio vuelve a intervenir en la conversación y recuerda que también en Pitágoras (Sobre el Mar Rojo) aparecía este término refiriéndose a una máquina antigua de guerra con la que se lanzaban proyectiles. Esta máquina adoptaría el término σαμβύκη debido a su forma. Y más adelante, Ateneo dice que Euforión en Sobre los Juegos Ístmicos señala que el término σαμβύκη es un nombre moderno que designa la mágadis, mientras que otros comensales contradicen esto y afirman que no es el mismo instrumento la mágadis que la σαμβύκη:
Εὐφορίων δὲ ἐν τῷ περὶ Ἰσθμίων παλαιὸν μέν φησι τὸ ὄργανον εἶναι τὴν μάγαδιν,
μετασκευασθῆναι δ᾽ ὀψέ ποτε καὶ σαμβύκην μετονομασθῆναι.
Euforión en su obra Sobre los Juegos Ístmicos dice que este instrumento conocido como ‘mágadis’ era antiguo, y que en tiempo reciente se había alterado su construcción y se había pasado a llamar ‘sambuca’. (Ath, XIV, 635a):
Además, gracias a Ateneo podemos conocer la razón por la que este instrumento recibe tal nombre –esto es, por el nombre de su inventor– y quién fue la persona que lo tocó por primera vez:
τῇ σαμβύκῃ πρώτην φησὶ χρήσασθαι Σίβυλλαν, ἧς.., Σκάμων ὁ προειρημένος ὀνομασθῆναι δ᾽ αὐτὴν εὑρεθεῖσαν ὑπὸ Σάμβυκος τινός.
Dice que la Sibila fue la primera en utilizar la sambuca, de la cual el anteriormente mencionado Escamón dijo que ésta recibió su nombre por haber sido inventada por un tal Sambux. (Ath. XIV, 637b)
Por otro lado, entre las ocasiones en las que era característico el uso de la σαμβύκη estaban los banquetes. Generalmente eran mujeres las que se encargaban de amenizar estos festines cantando y acompañándose de este instrumento tan típico e inequívoco de la Grecia antigua.
Y aquí concluye este artículo, centrado en los instrumentos de cuerda, en el próximo continuaremos haciendo referencia a los de viento y percusión.
José Luis Palao Azorín.