“LOS NUEVOS CAMINOS DEL JAZZ: LA FUSIÓN CON EL ROCK, EL HIP HOP Y LA MÚSICA ELECTRÓNICA”
Sergio Ortuño Robles
(Profesor de Guitarra Eléctrica del Aula de Música Moderna de la Escuela de Música de Yecla. Graduado en Historia)
“El jazz es el latido continuo del ahora” Pat Martino.
«En lo puro no hay futuro; la pureza está en la mezcla; en la mezcla de lo puro; que antes que puro fue mezcla” Pau Donés.
Key Words: Jazz Contemporáneo, Jazz Fusión, Hip-Hop, Rock, Electrónica, Soul, Samples, Renovación.
Abstract: Frente a la consideración por ciertos autores del advenimiento de una ‘muerte del jazz’, se propone una contra-hipótesis que afirma que se está produciendo una ‘muerte del concepto de jazz tradicional’, pero no del jazz; y así, una vital renovación de estilos a través de la fusión con otras músicas y la utilización de herramientas tecnológicas que abren nuevos caminos para la expresión jazzística. Además, este artículo trata de ser una herramienta de descubrimiento musical para aquellos que vean en el jazz a una música anticuada, proporcionando las principales directrices para sumergirse en un nuevo viaje sonoro.
Todo y todos procedemos de alguna parte. Siempre contamos con unos orígenes, una identidad que queda marcada en nuestro ser de forma irremediable, intrínseca y natural. También el jazz tuvo un nacimiento, formación, desarrollo, diversificación1… y ahora, cuando algunos autores hablan de un declive del jazz como música popular, de una “muerte del jazz”; éste rompe sus ataduras, y más que nunca, no discrimina en su tarea de asociarse con otras músicas para avanzar. La música, y el jazz en particular, maduran a través del camino de la mezcla y la fusión; y ésta es, a mi parecer, la clave de nuestro presente como músicos: la más absoluta fusión que convierte en puro a lo impuro.
El jazz es la música de la totalidad; es el culmen de la música moderna, una música mestiza que aúna características de las culturas africana, americana y europea. Aparecido a finales del siglo XIX en Estados Unidos y exportado al resto del mundo durante todo el siglo XX; el jazz siempre se relaciona directamente con la influencia histórica del período presente, y nuestro presente es hijo de la globalización y del intercambio de ideas y músicas. Es así como se ha dado un impulso enorme al desarrollo del jazz fusión.
La Historia del Jazz, al igual que la Historia de otras músicas, es una Historia de influencias. El primitivo jazz estaba influido por los recursos rítmicos occidentales, y sin embargo, su melodía dejaba ver la influencia de los cantos africanos. Si seguimos una progresión lógica, la música no deja de renovarse a través de la mezcla de esas influencias. El uso de las mismas llevadas a la actualidad nos brinda un momento muy próspero para el mestizaje. El primer gran salto hacia la innovación en jazz, hacia un nuevo sonido que se alejara de lo más clásico, lo dio el hard bop, influenciado por el blues y el góspel, razón por la cual incorporó el uso de riffs y de ritmos de batería más contundentes. Ahora, el jazz fusión utiliza elementos de la llamada “world music” (electrónica, música oriental, grandes solos…) para actualizar sus herramientas de expresión, como veremos más tarde.
Además, lo de que el jazz es “el latido continuo del ahora” lo demuestra su labor de interiorización de nuevas corrientes de pensamiento y herramientas tecnológicas en su continuo progreso, aunque siempre manteniendo aquellas características que lo definen y lo representan.
Por otro lado, los elementos que están facilitando sobremanera la actualización del jazz son la evolución y sofisticación de las técnicas de grabación y edición, que han traído a escena a un nuevo protagonista de primer orden en la creación musical: el productor; un agente que evoluciona al mismo tiempo que las herramientas y recursos disponibles, es decir, a un ritmo vertiginoso. En los compositores, el impacto de conocer y disponer de las nuevas herramientas de producción hace que de alguna manera se necesite incluir a esa figura del productor como un profesional capaz de gestionar recursos que quedan a su alcance pero fuera de su dominio profesional. El artista trabaja ahora en coordinación con su productor2. Esto es: la producción es incorporada al área de los compositores, y las obras pueden relacionarse desde su nacimiento con elementos técnicos de grabación. Esto es a lo que se refiere entonces el concepto de electrónica aplicado al Jazz; una manipulación de sonidos a través de plataformas digitales para su uso en la composición y en el directo, así como el uso de sonidos sintetizados, lejos de cualquier otra consideración que podamos hacer acerca del concepto del electrónica, que nada tiene que ver con el Jazz.
Poniendo este tema en perspectiva, en el Jazz, las grabaciones datan desde comienzos de siglo XX con grandes orquestas registrando en vivo sus actuaciones con herramientas y técnicas de la época. En la segunda mitad de los años veinte, aparece el concepto de Big Band con secciones de trompetas, trombones, cañas y sección rítmica, y la consiguiente importancia de los arreglos. Así, el Jazz se vincula desde sus inicios con la industria discográfica y las grabaciones. La radio también colabora con la difusión de los discos preponderantes en el Swing, y de hecho la influencia de la radio proporcionó frecuentemente los medios para el registro del Jazz. ¿Y qué es lo que da sentido a la obsesión por registrar el jazz?: El registro de la improvisación. El jazz es una música tan libre, tan efímera, que sin la grabación el músico aprendiz no podría escuchar una y otra vez una improvisación que le fascine. De esta forma, al quedar registrada esa improvisación, otro músico puede tratar de extraer la riqueza de su tono o su ritmo; ese algo que no puede plasmarse sobre el papel: el Groove, el feeling… Pero además, la posibilidad del registro del sonido brinda a los músicos, por primera vez en la Historia, la posibilidad de escucharse a sí mismos desde fuera, lejos de la perspectiva de sonido que escuchan cuando están tocando encima del instrumento y más aún; que su creación quede fijada de por vida, evitando así que la única vía de transmisión de la música sea de generación en generación, y ampliando el espectro de la difusión de la música.
Uno de los ejemplos más radicales de esa obsesión por la grabación es el mítico disco “Kind of Blue”, de Miles Davis; un disco que se gesta y se concibe exclusivamente en un estudio de grabación, el 30th Street Studio de Columbia Records. Miles Davis, Julian «Cannonball» Adderley, John Coltrane, Bill Evans, Paul Chambers y Jimmy Cobb, nunca habían ensayado antes los temas que grabaron en dos días para ese “Kind of Blue”.
Ahora bien, el uso de las plataformas de grabación ha evolucionado hacia un nuevo papel, que mantiene su función registradora pero que la sobrepasa hacia la concepción de nuevos sonidos Ahora mismo se usan técnicas y tratamientos de la grabación que permiten incorporar loops, samples, modeladores del sonido, texturas de cuerdas y timbres que ya no son exclusivos del disco sino que empiezan a aparecer también en las presentaciones en directo. Algunos de los ejemplos más significativos de estos usos son para mí Erik Truffaz, Ibrahim Maalouf o David Pastor, compositores a los que dedicaré posteriormente algunas palabras.
A partir de la revolución del hard bop en los años 60’s con esa irrupción de los riffs entre instrumentos y la búsqueda de sonidos más contundentes se abre un campo que reflorecerá en los años 90’s, cuando se comience a producir una mezcla de la música electrónica de ‘beats’ y el jazz. El ejemplo más significativo de ese momento es el disco “Doo Bop” de Miles Davis; su último álbum. En éste se produce un acercamiento un tanto incómodo al hip hop que ha envejecido mal y que ha sido notablemente superado, pero que fue un paso muy atrevido en la siempre innovadora discografía del trompetista. No era la primera vez que un artista intentaba fusionar jazz y hip hop, pero sí fue uno de los primeros músicos de jazz que se interesaron por el jazz-rap. Hasta entonces las aproximaciones más cercanas fueron obra de grupos de la escena hip hop, como Gang Starr, Brand Nubian o De La Soul. Doo-Bop fue así la obra que inició la respuesta por parte del jazz que luego continuarían Herbie Hancock, Bill Evans o Erik Truffaz, entre otros. Más tarde se propondrían nuevos proyectos de jazz-rap mucho más logrados, pero Miles Davis cuenta con el mérito de haber sido uno de los aperturistas hacia este nuevo camino. Si hay que destacar algo que enmarca a este disco como hijo de su época es la utilización de las bases programadas, que quedaron obsoletas al igual que le ocurrió a gran parte de la producción musical mundial entre los 80 y los 90.
A partir de entonces empezarán a crearse y desarrollarse sub-estilos como el Acid Jazz, en el que entra en juego un disc-Jockey que controla samples y es capaz de reinterpretar grabaciones; y el Nu Jazz, en el que se produce una fusión de Jazz, Funk, Soul, Música Electrónica, Hip hop y la libre improvisación, pieza central y esencia del jazz que se sigue conservando como un rasgo de identidad.
Uno de los rasgos más característicos del “jazz de hoy” es el del uso de los efectos de “delay” y “reverb” para los instrumentos de viento, especialmente en la trompeta, el instrumento rey dentro de la tradición jazzística, que se desarrolla igualmente en todos los sub géneros siendo parte fundamental del estilo ya sea como solista o en grupos. Al incesante fraseo de la trompeta solista se unen la percusión electrónica, loops y secuencias, samples, racks de efectos, y toda una combinación de nuevos recursos, que como decíamos antes, han revolucionado el mundo de la composición, la expresión y el proceso de grabación y de directo. Además, en mi opinión, es algo muy significativo que sea precisamente la trompeta la que está muy presente en el desarrollo del jazz fusión actual, en detrimento del saxofón.
Además de la trompeta, una creciente protagonista de los nuevos derroteros del jazz es la Guitarra Eléctrica. A raíz de su aparición en búsqueda de protagonismo de la mano de Wes Montgomery y, posteriormente, de George Benson como dos figuras fundamentales en el desarrollo del instrumento, en el Jazz Fusión la Guitarra eléctrica pasa de la sección rítmica a un plano más melódico y solista, adquiriendo cierta preponderancia en comparación a sus usos anteriores, con guitarristas como John McLaughlin o Allan Holdsworth. Actualmente, guitarristas como Pat Metheny, Adam Rogers o Kurt Rosenwinkel demuestran la vigencia y posibilidades técnicas del instrumento a través de su timbre y configurando un sonido propio a través del uso de pedales y efectos.
El Piano aporta ahora un sonido que no es nuevo pero que se utiliza de forma distinta. Frente al uso del piano tradicional, ahora predomina el uso de teclados y especialmente de los ‘stage piano’ que también incorporan efectos a su sonido. Además, junto a los bateristas se empieza a generalizar el que éstos sean los controladores de los samples, los efectos del grupo, etc. A este respecto una de las propuestas que me pareció más sorprendente fue la de David Pastor con NU-ROOTS en la que el teclista además de controlar efectos digitales y tocar un stage piano, también desempeñaba la función de contrabajo, conformando así una banda que en propias palabras de Pastor “es de tres integrantes pero a veces suena como si fuéramos seis”.
Por su parte, el contrabajo y el bajo eléctrico han tenido siempre como función básica mantener la pulsación rítmica y armónica. Es sorprendente durante toda la Historia del Jazz la perpetua presencia del contrabajo acústico, poniendo de manifiesto que es un instrumento tan sensible y desarrollado que probablemente nunca podrá ser sustituido por la electrónica moderna. El Bajo eléctrico se incorpora a la escena fusión de la mano de Stanley Clarke y de Jaco Pastorious, que es sin dudas el más importante bajista eléctrico en la historia del Jazz seguido de Marcus Miller. Bajo eléctrico y Contrabajo conviven ahora mismo en la escena jazz y empieza a ser habitual que los intérpretes dominen ambos instrumentos.
En su caso, la Batería siempre ha estado presente en la historia del Jazz, pero ahora al ser combinada con elementos de percusión electrónica y la funcionalidad rítmica de los samples empieza a tener también nuevas dimensiones y concepciones controladas desde el propio ámbito del baterista.
Si hay que identificar un rasgo característico del jazz que siempre se mantiene es el de la Improvisación y su rol protagonista en los solos: “El improvisador no escribe, pero en cierto sentido compone… no sigue puntualmente lo escrito, pero interpreta en cierto modo”. Y lo más importante; a través de la improvisación el músico se expresa, encierra la esencia de sus sentimientos en unas pocas y viscerales notas, como dice Wynton Marsalis: “Cada músico abre su propia habitación en el centro de su existencia y expresa ese centralismo mediante la singularidad de su sonido. El sonido de un gran músico es tan distintivo y personal como la voz de una persona”3.
Acaba diciendo Marsalis que lo que se trata de comunicar a través de la música es:
“La verdad pura, revelada con esa intimidad que muestran los amigos cuando se cuentan un secreto o algo muy íntimo y sensible. Se necesita valor y confianza para compartir esos sentimientos (…) Los músicos de jazz improvisan bajo la presión del tiempo, por eso lo que brota de ellos surge con tanta pureza. Es como verse presionado a responder una pregunta antes de poder inventar una mentira. Normalmente, lo primero que se dice es la verdad. Esa pureza de sentimientos la percibí en el sonido de Coltrane. Su sonido era “su” forma de sentir (…) El jazz hace posible que las personas creen una lengua a partir de sus sentimientos y utilicen esa lengua tan personal para comunicar exactamente su visión del mundo (…) El jazz, al ser casi siempre una forma de arte sin palabras, nos permite a los músicos expresar más profundamente y de forma más variada los oscilantes estados del ser humano”4.
Sabiendo que existen todos estos movimientos, ¿la renovación del jazz supone una muerte del jazz tradicional? Obviamente no. Hablamos solamente de una muerte de jazz tradicional en cuanto a su estilo conservador. Como apunta Scaruffi en su obra A History of Jazz Music:
“Muchos de los músicos de las generaciones más viejas pensaron que la música de jazz estaba muriendo rápidamente. Lo que se estaba muriendo fue el concepto tradicional de jazz, como una historia de cómo interpretar los instrumentos. Los músicos más viejos y los críticos siempre habían analizado y apreciado jazz, ante todo, como un conjunto de técnicas instrumentales. Un músico de jazz fue considerado como un clásico si su estilo era inmediatamente reconocible, único, y profundamente personal. En los 90’s, en cambio, el jazz estaba entrando en una era en la que pocos músicos de jazz podían presumir de un estilo personal. El Bebop, cool jazz y el free jazz han cambiado las características del jazz, pero no su atributo fundamental: de ser el arte de cómo interpretar los instrumentos. Mientras tanto un mero desarrollo de los estilos anteriores (hard bop y el free jazz), el jazz-rock y la música creativa cambió el énfasis del instrumento hacia la atmósfera, el «sonido» total, el paisaje sonoro. El efecto fue minimizar la importancia de la técnica instrumental. Así, la muerte de jazz para aquellos que pensaban que la historia del jazz es la historia de cómo Louis Armstrong tocaba la corneta y cómo Charlie Parker tocaba el saxofón y como Miles Davis tocaba la trompeta. El nuevo jazz era un descendiente de Duke Ellington no de Louis Armstrong”5.
Teniendo en cuenta todos los antecedentes y siendo respetuoso con las direcciones que toma cada músico en la orientación de su carrera y en la apreciación de las carreras de otros, para mí realmente la conclusión de este análisis desemboca en que nos encontramos en un momento realmente propicio para el jazz. Es una época en la que ni mucho menos asistimos a una muerte del jazz, sino a una renovación, actualización reflorecimiento… que engrosa su capacidad para hacernos sentir a través de expresiones diferentes, nuevas; composiciones realmente originales, con la inclusión de nuevos recursos.
Decidí dedicar algo de tiempo a este tema de ‘los nuevos caminos del jazz’ tras asistir a un concierto espléndido de David Pastor y NU-ROOTS en el Festival de Jazz de Yecla de 2014. Allí me impactó precisamente el pequeño formato de la banda del trompetista valenciano y su uso de efectos de delay aplicados a la trompeta, samples controlados por el baterista y pequeños ‘ruiditos’ controlados por el teclista. Lo percibí como un proyecto que mostraba guiños hacia ritmos hip-hoperos y contaba con abiertas reminiscencias de la música electrónica. Decía Pastor en una entrevista en RTVE, que “no estamos en los años 50, tenemos que buscar nuevas texturas, actualizarnos…” Aquella noche maravillosa, en la que veía a uno de mis más apreciados trompetistas de jazz, me impulsó a indagar en el conocimiento de ese sonido. Dicen que uno siempre empieza conociendo lo de casa porque lo tiene más cerca, por eso empecé escuchando a David Pastor, y más tarde por casualidades de la vida pasé a escuchar a Erik Truffaz, verdadero exponente del género de Nu-Jazz que practica también el valenciano. Truffaz, que nos encandila con su experimentado, dulce y continuado tono de trompeta, suele incorporar además de samples y nuevos usos del stage piano, a un rapero que de forma intermitente tiende puentes muy claros hacia esa fusión jazz-rap que trato de mostrar a través de este artículo. Otro trompetista que también actúa en este sentido es el francés, de procedencia libanesa, Ibrahim Maalouf. Aunque Maalouf también muestra posturas rítmicas de acercamiento al hip-hop, sus composiciones están más enfocadas hacia la fusión con el rock y la música tradicional árabe. Ello lo muestra el rol parcialmente protagonista de la guitarra eléctrica en su álbum “Ilussions” (2013) y en sus directos, y una arrolladora presencia de la batería, que se acerca siempre más al rock fusión que al jazz. Por otra parte, a diferencia de Pastor o Truffaz, Maalouf no suele usar en sus directos contrabajos acústicos, siendo habitual la presencia del bajo eléctrico. El uso de los microtonos de la música oriental es lo que me permite afirmar que también tiende puentes hacia la música árabe, tal y como el trompetista ha reconocido en algunas entrevistas, en una línea que recuerda al brillante Avishai Cohen en su empeño por fusionar la música tradicional hebrea con el más exquisito jazz.
Uno de los artistas de la escena actual de jazz al que también considero renovador es el vocalista panameño-estadounidense José James. Un músico de “imbatible atractivo formal”, como se le reconocía en un reciente artículo en el diario “El País”6. Un artículo llamativo, ya que José James es prácticamente desconocido en nuestro país, más allá de que se le reconozca en los círculos de eruditos de jazz, y realmente ni siquiera en los mismos, sino en sus vertientes más contemporáneas. James es un artista fresco, inclasificable, a medio camino entre el rhythm and blues, el soul y el hip hop. A cada disco nos sorprende con un giro diferente, “dejando que la mente experimente con otras cosas”. Pero en su última obra Yesterday I had the blues rinde tributo (a su manera) a la dama del jazz, Billie Holiday, de la que se declara profundamente influenciado. A la par también encontramos a Esperanza Spalding, una mujer a la que no le caben calificativos y que une la arrolladora elegancia de su jazz vocal con un estilo de composición e interpretación realmente sublime dando un protagonismo educado al bajo y contrabajo y caminando de la mano no solo del jazz contemporáneo, sino también del soul, el funk y el Groove. La elegancia del jazz se mezcla aquí con el atractivo del pop y la importancia de profundas letras en un sentido que ha llevado al máximo el siempre sorprendente y enérgico Jamie Cullum, creador de ambientes que cobran todo su sentido en directo.
Y desde el jazz sureño más tradicional nos llegó Jon Batiste. Figura totalmente representadora de lo que se está cociendo actualmente en la primigenia Nueva Orleans. Un músico que realmente se plantea en sus composiciones el futuro de la música americana, y que tampoco duda en predicar sus ideas mediante la palabra7. Si bien Batiste cuenta con una activa carrera desde los 17 años en la que se mantenía dentro de los estándares del jazz tradicional, su gran aportación a la actualización del jazz viene de la mano de la creación del grupo Stay Human en 2005 y de la grabación y presentación de la obra “Social Music” en 2013, que resulta para mí realmente revolucionaria, al producirse algo parecido a un acercamiento del jazz de Nueva Orleans de Brass Bands a la corriente ‘mainstream’ de música electrónica bailable de beats al estilo de C2C, a través de temas como el conocido “Express Yourself” o “Let God Lead”, lo que ha proporcionado a Batiste el calificativo de visionario. Por otro lado cabría reseñar la grabación del álbum “The process” junto al baterista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith, y el bajista y productor Bill Laswell, donde el concepto de fusión se lleva al máximo, dando cabida a la manipulación de voces, fragmentos de rap, funk, piano contemporáneo, vientos sin etiquetas…; sacando a la luz una obra que ha sido catalogada como jazz y rock progresivo. Es a todas luces un conjunto que combina el ‘flow’ de Chad Smith con la obsesiva búsqueda de Batiste a través de su piano, tomando riesgos y dejándose influenciar por otras músicas. Si a ello le sumamos la trompeta de Toshinori Kondo, procesada electrónicamente, que recuerda al más aventurado Miles Davis y la participación de Mel Collins en el trabajo, saxofonista de los primeros King Krimson, obtenemos un refuerzo del concepto de lo progresivo. En definitiva: una obsesión por crear algo nuevo8.
Para terminar, quisiera hacer mención de uno de los ejemplos actuales más interesantes del acercamiento del rap al jazz, y no del jazz al rap, es el de los también franceses Hocus Pocus. Hocus Pocus es una banda de rap; por ello es habitual el uso de loops, schatches o samples en ellos. Sin embargo, incorporan el uso de elementos del jazz y el soul, dotando a la estética hip-hop de músicos reales para las grabaciones y el directo, conformando una formación de ‘rap con banda’ influida por la escena jazz-rap norteamericana de formaciones como A Tribe Called Quest, Dilated People, Jay Dee, o Jurasic 5, que han sido detonantes de la creación y expansión del jazz-rap europeo y español con ejemplos tan magnánimos como Rafael Lechowski o Kase O. Jazz Magnetism.
1Etapas que no desarrollaré en este artículo, pues es una materia inabarcable para este espacio.
2 BASCUÑÁN CASTELLANO, Emilio; Jazz Contemporáneo: una propuesta práctica y conceptual. Universidad de Chile, 2013, p.34-36.
3 MARSALIS, Wynton/ C.WARD, Geoffrey; Jazz: Cómo la música puede cambiar tu vida, Paidós, Barcelona, 2009, p. 26.
4 MARSALIS, Wynton/ C.WARD, Geoffrey; Jazz: Cómo la música puede cambiar tu vida, Paidós, Barcelona, 2009, p.p. 24-31.
5 NAVARRO, Fernando; “José James: el inclasificable talento del jazz vocal”, 12/04/2015, Madrid.
6 SCARUFFI, Piero. A History of Jazz Music [en línea] <http://www.scaruffi.com/history/jazz.html> [consulta:31/03/2015]
7 “The Future of American Music: A Conversation with Jon Batiste”, full session video, The Aspen Institute (02/07/2014)
8 SLAWECKI, Chris M.; “The Process: The Process (2014)”, All About Jazz, Abril, 2015.
Bibliografía:
BASCUÑÁN CASTELLANO, Emilio; Jazz Contemporáneo: una propuesta práctica y conceptual. Universidad de Chile, 2013.MARSALIS, Wynton/ C.WARD, Geoffrey; Jazz: Cómo la música puede cambiar tu vida, Paidós, Barcelona, 2009.
SCARUFFI, Piero. A History of Jazz Music [en línea] <http://www.scaruffi.com/history/jazz.html> [consulta:31/03/2015]
NAVARRO, Fernando; “José James: el inclasificable talento del jazz vocal”, , El País, Madrid (12/04/2015)“The Future of American Music: A Conversation with Jon Batiste”, full session video, The Aspen Institute (02/07/2014)SLAWECKI, Chris M.; “The Process: The Process (2014)”, All About Jazz, Abril, 2015.