El clarinetista yeclano Pedro Rubio ha estado en los últimos meses investigando la vida de este magnífico y olvidado clarinetista español. Tras una ardua tarea, Pedro consiguió contactar con su nieto Harold Gómez, que ha decidido traer a España el clarinete de su abuelo y donarlo al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
El miércoles, 19 de abril, el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid vivió una jornada muy especial. Se presentaba la exposición dedicada al clarinetista Manuel Gómez con un concierto del Ensemble de Clarinetes del Conservatorio. “Manuel Gómez (1859-1922). Del Conservatorio de Madrid a la Orquesta Sinfónica de Londres” es el título de esta sencilla, pero necesaria muestra, que se podrá ver en los pasillos del Conservatorio hasta el mes de diciembre.
El acto comenzó a las 18:00 horas con una presentación a cargo de Ana Guijarro, directora del RCSMM, que estuvo acompañada por el yeclano Pedro Rubio, profesor del conservatorio y comisario de la exposición. Junto a ellos, cabe destacar la presencia de Harold Gómez, nieto del clarinetista Manuel Gómez y que había venido desde Canadá para la ocasión. Ya no solo para visitar la muestra, sino para entregar el clarinete de su abuelo al museo del conservatorio. En la mesa estuvieron también presentes Saúl Pérez-Juana, encargado del museo del Conservatorio; Justo Sanz, jefe del departamento de viento-madera del conservatorio y Pedro Garbajosa, jefe del seminario de clarinete.
Tras esta breve presentación de la vida y obra de Manuel Gómez y de la importancia de tener su clarinete en el RCSMM, tuvo lugar el concierto del Ensemble, con obras de Antonio Nicoalu, Robert Schumann, Cristóbal Oudrid, Robert Stark, Joaquín Valverde y József Balogh. Bajo la dirección de Pedro Rubio, el ensemble estuvo formado por dos requintos, 13 clarinetes, dos corno di bassetto, dos clarinetes bajos y un clarinete contrabajo, todos alumnos del conservatorio de Madrid.
Una vez acabado el concierto, se llevó a cabo una visita guiada al museo del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid donde se pudo ver, por primera vez, el clarinete de Manuel Gómez en su nueva ubicación. Quien quiera visitarlo, puede acudir al museo los miércoles de 10:30 a 13:30 horas. También se puede pedir cita previa concertada a través del correo electrónico: museo@rcsmm.eu.
¿Quién fue Manuel Gómez?
“¡Gómez, sevillano y clarinete! Casi es cosa de risa, pero si tenéis en cuenta –músicos hay en España que lo saben- el hecho de que Manuel Gómez es el mejor clarinetista del mundo, ya la risa cesa en los labios para dar paso a las expresiones del respeto y de la admiración. (…) Gómez es una institución en Inglaterra”. El diario La Correspondencia de España recogía en marzo de 1905 estas líneas, firmadas por el escritor Ramiro de Maeztu, en referencia a un clarinetista español que, afincado desde hacía años en Inglaterra, se había convertido en todo un referente en el país anglosajón.
Pedro Rubio, clarinetista e investigador yeclano, residente en Madrid, ha sido el encargado de investigar la figura de este insigne y olvidado clarinetista. Manuel Gómez nacía en Sevilla el 6 de junio de 1859 en una familia muy humilde. Al poco de nacer, su padre Manuel que se ganaba la vida en la fabricación de arneses, muere dejando a sus tres hijos: Trinidad, Manuel y Francisco. Su madre pierde la vista, Trinidad se queda a su cuidado, Francisco va a vivir con su abuela y Manuel es enviado al Asilo de Mendicidad de San Fernando. Creado en 1846, su función era la de albergar a los pobres de solemnidad y a huérfanos desamparados. Allí es donde empieza a estudiar música y clarinete.
A los 18 años, abandona el hospicio y viaja a Madrid para estudiar en el Conservatorio, donde estará de 1879 a 1881. Su hermano Francisco sigue el ejemplo de Manuel y comienza también a estudiar clarinete. Durante su estancia en Madrid, Manuel Gómez completa todos los cursos que le restan de la carrera en un solo año con la calificación de sobresaliente. Además, consigue el Primer Premio del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid en la especialidad de clarinete.
Mientras tanto, Francisco ya hacía sus pinitos en Sevilla y destacaba también con el instrumento. Tanto que ambos hermanos son becados por la Diputación Provincial de Sevilla y para enviarles a estudiar al Conservatorio de París. Llegan a la capital francesa en septiembre de 1882 y es allí donde conocen el clarinete Sistema Boehm con el que ambos perfeccionan su técnica y terminan sus estudios. En 1886, Manuel viaja a Londres con una compañía de ópera. Por aquellos años ya era primer clarinete de la Ópera de París y decide fijar en la capital inglesa su residencia. Francisco le acompaña pocos meses después.
Apenas un año después de su llegada, Manuel ya aparece como solista en un concierto extraordinario celebrado en el Convent Garden ante la reina Victoria para celebrar el 50 aniversario de su subida al trono. Poco después, en 1892, los dos hermanos entran en la Orquesta de Ópera del Covent Garden y forman parte de la Orquesta del Queen’s Hall desde su fundación en 1894. Manuel fue primer clarinete y Francisco, segundo. Pamela Weston, en su libro Clarinet Virtuosi of the past comenta que Manuel tiene un sonido “verdaderamente excepcional, con una combinación de brillantez en el primer y segundo registro, junto con una gran dulzura y suavidad en el registro agudo”.
Los Proms y la Sinfónica de Londres
Los Proms, normalmente conocidos como los Proms de la BBC, son un ciclo de conciertos diarios de música clásica orquestal que tienen lugar anualmente desde mediados de julio hasta mediados de septiembre. Estos conciertos fueron fundados por el empresario Robert Newman y el director de orquesta Henry J. Wood, quien dirigió el primer concierto el 10 de agosto de 1895 en el Queen’s Hall. Y en aquel memorable concierto actuaron ambos hermanos, Manuel como clarinete primero y Francisco, como segundo.
En 1903, varios componentes de la Orquesta del Queen’s Hall, entre los que se encontraba Manuel, deciden impulsar una nueva orquesta londinense autogestionada, al margen de las estrictas normas de una gerencia. Nace así la Orquesta Sinfónica de Londres, que cuenta con Manuel Gómez como primer clarinete solista. Su primer concierto sería el 9 de junio de 1904 con Hans Richter como director. Hoy en día, más de 100 años después, esta orquesta, considerada como una de las mejores del mundo, sigue apostando por la autogestión en su organización.
Su encuentro con el rey y con el Titanic
En 1911, Manuel Gómez fue invitado por la King’s Private Band para tocar en el Palacio de Buckingham ante el rey Jorge V. Manuel llevaba ya cerca de 25 años en Inglaterra y se le propuso cambiar su nacionalidad, pues ningún músico extranjero podía tocar con esa formación para la Casa Real Británica. Sin embargo, el clarinetista sevillano no accedió. Así que ante el prestigio del instrumentista, la King’s Private Band tocó acompañando a Manuel Gómez, que fue presentado ante el rey como “The famous Spanish clarinettist”.
Un año más tarde, Manuel viajó con la Orquesta Sinfónica de Londres por Estados Unidos y Canadá, ofreciendo 28 conciertos en 21 días y en 23 ciudades distintas. La Sinfónica de Boston…. Intentaron convencerle para que se quedara en la Sinfónica de Boston, pero no lo consiguieron. Así que a mediados de abril de 1912 se subió al buque de pasajeros Baltic para volver a Inglaterra. En la madrugada del 15 de abril llegó el SOS: El Titanic ha golpeado con un iceberg y se hunde. Al instante, el Baltic acude a toda máquina en socorro del famoso transatlántico. La tragedia impresionó mucho a todos los músicos de la orquesta londinense, especialmente porque habían planeado su viaje de ida a Estados Unidos en el Titanic. Pero la naviera White Star Line tuvo que retrasar tres semanas el viaje inaugural de su barco estrella, lo que obligó a la orquesta inglesa a navegar en un barco menos glamuroso. Durante las jornadas posteriores al dramático accidente, los músicos de la sinfónica organizaron conciertos benéficos en Londres para ayudar a los huérfanos del Titanic.
Sus últimos años
Manuel Gómez se retiró en 1915, aunque siguió en activo y participando en conciertos hasta 1921. Un cáncer lo deterioró rápidamente y murió en Londres el 8 de enero de 1922. Francisco abandonó Londres y se mudó al norte de Gales. Murió el 5 de enero de 1938. De los dos hermanos, Manuel fue el que más vínculos conservó con España. Se casó en Manchester en 1890 con la española Adela Yglesias, bailarina de la Ópera de París.
Inglaterra, con su intensa actividad orquestal, dio a los hermanos Gómez la oportunidad de desarrollar su talento y ser protagonistas de un periodo en el que las orquestas del siglo XIX se trasformaron en lo que hoy conocemos. Pero también compartieron su destino en los momentos más difíciles y, como tantos otros, pagaron un alto precio.
Durante la Primera Guerra Mundial, los hijos varones de Manuel y Francisco participaron en la contienda luchando por Inglaterra. En los primeros días de combate los dos hijos de Francisco murieron en las trincheras de frente francés. Harry, hijo de Manuel y el padre de Harold Gómez, tuvo más suerte. Participó en la batalla de Gallipoli, una de las más duras y sangrientas de toda la guerra, fue herido en una pierna, pero por fortuna sobrevivió. Años más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, una bomba volante V-1 cayó sobre la casa de los Gómez en Londres matando en el acto a Adela, la mujer de Manuel, y a dos de sus hijas. A su tercera hija la encontraron malherida, su madre la había protegido con su cuerpo al oír la llegada de la bomba, y aunque sobrevivió, nunca se recuperó del todo.
Redacción Diapasón.