A lo largo de las tres entregas que publicaré en la Revista Diapasón relacionadas con mi Trabajo Fin de Grado del Conservatorio Superior de Música de Alicante hablaré de Fauré y su influencia en la música de flauta de Enesco e Ibert.
Cuando llegó el momento de elegir qué obra/s elegiría para realizar dicho trabajo pensé en el Cantabile y Presto de George Enesco. Desde la primera que vez que la escuché pude observar una dulzura y una cierta nostalgia en sus páginas que se me quedó grabado. Era un movimiento sencillo y breve pero capaz de transmitir mucho más. Su música era muy expresiva, llena de matices y reguladores. En cambio, el “Presto” era virtuoso, de carácter vivo, ligero y a veces, apasionado. Ya, cuando tuve la ocasión de interpretarla resultó ser muy estimulante.
Como una pieza de estas características me parecía insuficiente pensé en buscar otra. La idea me llegó cuando, leyendo la biografía de Enesco, vi que había sido alumno de Gabriel Fauré en el Conservatorio de París y que éste, había causado un gran influencia sobre él (aun siendo considerado un compositor “nacionalista”). Con esta información busqué otro compositor que hubiera sido alumno de Fauré y se hubiera visto influenciado por él. Mientras investigaba, me encontré con un programa de concierto donde aparecía Enesco junto a otro compositor bajo el título de: Programa completamente francés. Este otro músico era Jacques Ibert, y como pude comprobar después, también había estudiado bajo las órdenes de Fauré. Ciertamente, no hacía mucho, había tocado una pieza de este compositor, Pieza para flauta sola. Cuando me puse a analizarla y a compararla con la música de Fauré no hubo ninguna duda. Ibert había plasmado muchas de las características de la música de su profesor en sus partituras.
De esta manera, estas dos obras fueron la elección para la elaboración de este trabajo y para su interpretación.
En esta primera parte hablaré de la contextualización, y de la música francesa: Estilo e importancia de la música de flauta de Fauré y su influencia posterior en Enescu e Ibert.
Durante los siglos XIX/XX Francia se convirtió en el espejo de todas las miradas. Músicos, pintores, escritores provenientes de diferentes zonas geográficas se vieron influenciados por este país, y así lo reflejaron en sus obras.
En un programa de concierto se incluye a Ibert y Enesco bajo el título de “Programa completamente francés”. Comienza aquí la investigación para esclarecer el motivo de dicho título de programa siendo uno de ellos rumano.
Así, un músico francés y otro rumano serán nuestro foco de atención para conocer la importancia de la música francesa de aquella época. Nuestro objetivo no es otro que conocer desde dos perspectivas distintas, la manera en la que se vieron influenciados por Gabriel Fauré en la música para flauta.
Con la obra de Enesco,”Cantabile y Presto” y “Pieza para flauta sola” de Ibert, descubriremos el papel que jugó Fauré para que estos compositores, tan diferentes en sus inicios, puedan considerarse creadores de “Música completamente francesa”.
A través de ellos, analizaremos sus andanzas por la capital parisina, sus instructores, sus estilos e influencias que los conectan de un modo u otro con la “Época dorada francesa”.
Para ello nos adentraremos en la vida del compositor francés Gabriel Fauré. Conoceremos su estilo, las técnicas que utilizaban, qué compositores influyeron en él, sus obras… De esta manera podremos hacer una comparación con las obras anteriormente citadas de Enesco e Ibert y descubrir de qué manera fueron influenciados por él. Para ello, será necesario también, además de analizar sus obras, conocer un poco más sus inicios, sus estilos, su forma de componer antes de conocer a Fauré.
Este trabajo puede resultar interesante para comprobar la enorme influencia que ejerció Fauré en el siglo XIX y que actualmente, sin embargo pasa desapercibido fuera de sus fronteras.
LA MÚSICA FRANCESA: ESTILO E IMPORTANCIA DE LA MÚSICA DE FLAUTA DE FAURÉ Y SU INFLUENCIA POSTERIOR EN ENESCU E IBERT:
Durante el Romanticismo, París se convierte en el centro musical del mundo y en la actualidad Francia continúa manteniendo un lugar privilegiado en la creación musical gracias a nuevas generaciones de compositores. A finales del siglo XIX, la vanguardia y el progreso es algo que está a la orden del día. Nunca habían tenido tanta repercusión, tanto en política y en sociedad como en el ámbito artístico. En música, como en pintura, surgió el Impresionismo, una corriente que rompía drásticamente con la anterior. En ella prima la libertad absoluta tanto armónica como rítmicamente (respetando unos parámetros previamente fijados, pero manipulables en cualquier momento) así como la experimentación. Éstas fueron las dos características principales de este movimiento.
El Impresionismo, tanto en música como en otras artes nace a partir de la idea de expresar las ideas de una manera en cierto modo insinuada.
Características de la Música Impresionista:
1) Tempo más libre, con capacidad de un rubato a gusto del intérprete. Se recurre mucho a estructuras simples (A-B-A)
2) Utilización de los modos, introduciendo numerosas variaciones de cada uno, e incluso inventándolos (Ejemplo: “Syrinx”). No sólo se utilizan los modos clásicos, ya que también es muy frecuente encontrar escalas propias de diferentes etnias.
3) Experimentar con el timbre, convirtiendo a éste en el factor más importante de la música impresionista. Los seguidores de esta corriente buscan causar una impresión en el oyente, a través de la tímbrica, cambios de color en el instrumento, efectos…
Como hemos dicho anteriormente, esta época está llena de contrastes, donde todo se encuentra en evolución y corrientes y movimientos artísticos se cuelan por hacerse un hueco en el arte y la cultura emergente. De esta manera nos encontramos con La Escuela Francesa, que coexistirá con la emergente música Impresionista.
Los flautistas franceses tuvieron una clara influencia en la música de todo el mundo a principios del siglo XX. No tardó en internacionalizarse su estilo o su escuela en distintas partes del mundo.
Esta escuela, que tuvo su auge entre 1860 y 1950, apuesta por el uso del vibrato, un enfoque emocional en la línea musical, la técnica, y el timbre de los flautistas franceses. Fue impulsada gracias a la introducción del sistema Boehm a mediados del siglo XIX. Después de que Taffanel obtuviera el Primer Premio en el Conservatorio de París en 1860, su interpretación fue rápidamente aceptada por todos los flautistas como un modelo a seguir, y desde entonces fue reconocido, por estudiosos e intérpretes, como el padre de la Escuela Francesa de Flauta. Así pues, podemos considerar a Taffanel como el fundador de esta nueva escuela.
Otra característica de esta escuela es el uso de las escalas de tonos enteros, escalas hexatónicas y octatónicas.
En el próximo artículo hablaré del estilo y características de la música de Gabriel Fauré, de su biografía y de su influencia sobre Ibert y Enesco.
Estrella Ortín Martín.