Uno de los dilemas que se le presentan a cualquier director de una Banda de Música amateur es la elección de un repertorio para ser interpretado por los músicos que están a su cargo y que a la vez sea atractivo a músicos y público.
El primer factor a tener en cuenta es el nivel de estudios medio de la agrupación, luego elegir un programa que pueda ser asumido por los músicos y que además logre el objetivo de ir elevando el nivel de preparación del conjunto de la Banda.
Bajo mi punto de vista una Banda que se precie tiene que ir alternando repertorios y estilos para que, en cierta forma, esté entrenada. Si habituamos al músico a leer ese hábito hará que cada vez sea más fácil acometer la interpretación del nuevo repertorio.
Otro factor a tener en cuenta y que creo que a veces se deja muy de lado, es habituar al músico a escuchar música. Ya sea para banda, orquesta, ópera, jazz, pop, etc. Esto hará que el músico vaya habituando su oído y sus sentidos del ritmo y melodía. ¿Cómo puede alguien interpretar bien un pasaje de una obra si ni siquiera lo ha escuchado una sola vez?
Esta costumbre de incentivar a escuchar música se tiene que inculcar desde un principio desde nuestras escuelas de música e incluso intentar motivar a esta costumbre a los propios padres de alumnos. Una buena idea sería poder realizar audiciones conjuntas donde se explicase el sentido y motivos de la creación de una obra musical. Así conseguiríamos tener poco a poco un público que entienda el costoso proceso de preparar un concierto y entienda también la necesidad de la asistencia a los ensayos para lograr una interpretación que llegue en lo máximo posible a la excelencia.
Este trabajo del director es muy importante ya que es donde mejor se puede motivar a superarse tanto a músicos como público. Además de una buena gestión social de unos directivos dedicados a facilitar el trabajo del director y hacer que haya un buen ambiente social entre músicos, socios y simpatizantes.
Paco Llorca