Violeta Alonso en la «Orq. Sinf. Caixa Onteniente»

REFLEXIÓN TRAS SUPERAR LAS PRUEBAS A LA ORQUESTA DE ONTENIENTE; SEGUNDA ORQUESTA A LA QUE ACCEDO MEDIANTE PRUEBAS DE CARÁCTER ELIMINATORIO.

Esta fue mi situación para presentarme a las pruebas de la orquesta de Onteniente, tarea que no fue fácil pero al final lo conseguí. Se trata de una beca de unos 800 euros que además de la participación en la orquesta incluye clases individuales con profesores de gran prestigio internacional.

Unas dos semanas aproximadamente antes del día de las pruebas a dicha orquesta salieron las bases de inscripción.

cymera_20160302_190417_160Me enteré por Facebook de la publicación de 2 plazas de trompa que ofertaba la orquesta cuando tan solo faltaban exactamente 13 días para las pruebas. Decidí ponerme en marcha y trabajar. En las bases ponía que las pruebas consistían en llevar una obra de libre elección con o sin pianista y la interpretación no duraría más de 10 minutos. Decidí escoger La Bagatelle de Neuling, obra difícil para trompa, que se centra en el registro grave, obra que pocos eligen para presentarse a pruebas de orquesta (siempre que puedes llevar obra de libre elección). Lo habitual es llevar Mozart, Strauss… siempre lo mismo. Al final se hace monótono tener que escuchar a tantos participantes prácticamente todos con la misma obra. Yo quise llamar la atención del jurado y salir del repertorio habitual, por eso, decidí presentarme con esa obra. No dije a nadie que me presentaría a la orquesta, pues no lo tenía del todo claro, pero tras pensar, que esa obra me la preparé para mi recital de final de grado medio y para las pruebas de superior decidí animarme a buscar de nuevo la obra y ponerme manos a la obra. Cuando llegué a Yecla, busqué en mi carpeta de obras que he tocado durante mi trayectoria musical y la encontré.

Me puse un fin de semana antes de las pruebas a tocarla en mi casa y fui recordándola poco a poco. Ese lunes (cuando faltaban 5 días para dichas pruebas), se la llevé a José Antonio Antolín, profesor con el que amplio mis estudios de trompa, para que me corrigiera y me ayudara a mejorar mi forma de interpretar dicha obra. Sabía que iba muy justa de tiempo, pero prefería que alguien me la escuchara después de haberla dejado de estudiar en junio, aunque sabía que no iba a ser muy buena idea.

Antolín me dijo las siguientes palabras: “Violeta, tienes que estudiar las cosas muy lento, repetir muchas veces, trabajar afinación, sonoridades, control de las notas, y tener una paciencia enorme… Parece que La Bagatelle sea una obra fácil de paso para la orquesta pero no lo es. No es lo mismo llevar una obra para un recital que llevar una obra para unas pruebas de orquesta”. Aprendí que para las pruebas de orquesta hay que llevar las obras perfectas: afinación, intervalos, articulaciones tal y como pone, tempos, matices….

Antolín me “rabió” y me dijo que no podía llevarle la obra a su clase y menos a unas pruebas de orquesta de manera que sonaran unas notas más que otras en el mismo contexto, algo que yo en esa obra no había trabajado anteriormente. Tras decirme varias cosas a mejorar que yo desconocía por completo, dudaba en presentarme o no. Aprendí muchos aspectos a tener en cuenta que yo no hubiera imaginado nunca.

Daba la casualidad que esa semana tenía la boca bastante fastidiada, muchas yagas y dolores de dientes, pues me están saliendo dos muelas del juicio, por lo que el lunes por la tarde, después de haber dado la clase con Antolín no pude estudiar.

Ese mismo lunes, después de la clase de Antolín tuve clase con Ricardo, mi profesor en el CSMA de trompa. Le comuniqué también que me presentaría el sábado a las pruebas. Leí con él la mitad de la obra y me aconsejó que no llevara esa obra, ya que me daban a elegir una obra que fuera a lo seguro, además me hacía falta mucho estudio todavía, y quedaban pocos días para las pruebas. Me recomendó llevar un Mozart, pero yo no estaba muy convencida. Tras estar reflexionando esa tarde sobre qué obra llevar, me decidí por La Bagatelle. Estaba desanimada, pues había mucho que trabajar en poco tiempo, y mis condiciones no eran muy favorecidas. El martes le comuniqué a Ricardo mi decisión y me dijo que fuera a por ella y trabajara. Ese mismo día tuve audición en el conservatorio de trompa, de otra obra: LA VILLANELE. El martes por la tarde estuve trabajando La bagatelle unas 3h como Antolín me había indicado. Lento, muy lento y con metrónomo para controlar los tempos, además de ir haciéndome con la nueva trompa, que está muy sorda en el registro grave. Empecé a tirar aire sin parar. Trabajé intervalos, afinación y sobre todo los tiempos con mi “enemigo” el metrónomo.

El miércoles por la tarde, lo mismo, seguí trabajando y poco a poco fui aumentando la velocidad del metrónomo hasta alcanzar el jueves por fin un tiempo aceptable para poder interpretar la obra. El jueves por la mañana Ricardo volvió a escucharme la obra, y me felicitó por mi trabajo, pues me dijo que estaba currándomelo bastante y que estaba mucho mejor, faltaba pulir algunos detalles. El jueves por la tarde no pude tocar, llevaba la boca muy herida. Llegó el viernes, y por la mañana nada más salir de clase de historia, me encerré en un aula a seguir estudiando. Parece que podía tocar, pero sentía muchas molestias en la lengua, mi picado no era el mismo. El viernes noche fui al ensayo de banda, para decidir si finalmente estaba yo en condiciones para hacer las pruebas al día siguiente. Observé que a pesar del dolor, podía tocar la trompa, no cómodamente, pero sí lo suficiente para ir a las pruebas. Además, no perdería nada, sería una experiencia más y seguro que nada más por ir, ya aprendería algo nuevo. Llegó el sábado y tuve que dirigirme a Valencia, debido a la gran cantidad de personas que se esperaba, nos desplazaron de Onteniente a Valencia, a un espacio más amplio para la realización de dichas pruebas. Una vez allí me enteré de que nos presentábamos 12 trompistas, de diferentes niveles, y sólo había 2 plazas. Estaba bastante nerviosa, la verdad, pero poco a poco me fui tranquilizando. Estábamos convocados a las 10 y yo en concreto entraba a tocar las 12:45. Yo era la quinta en tocar de las trompas, la única chica que se presentaba, y una vez en la puerta para entrar, se escuchaba el sonido del trompista que tocó delante de mí. Se escuchaba ligeramente el sonido del piano, por lo que pensé que hice mal en no llevar pianista, pues jugaría en desventaja. No quería escuchar, pues yo estaba concentrada en mi obra, y no quería saber si tocaba bien, mal…. Decidí ponerme a hablar con mis padres y olvidarme de los otros participantes, quería centrarme en mí. Compañeros conocidos que ya habían realizado las pruebas, salían contentos con su interpretación y eso me ayudó a motivarme, pues si a todos les salía bien, yo también quería dejar el listón bien alto. Empecé a tranquilizarme.

Cuando me tocó entrar al salón donde estaba el tribunal, mis nervios recorrían todo mi cuerpo, tenía un sudor frío y la boca muy seca. Entregué las copias necesarias al tribunal, me coloqué en mi sitio y me tomé unos minutos para pensar el tempo de la obra e ir mentalizándome de empezar a tocar. Se me pasó por la cabeza, que uno no sube a un escenario a pasarlo mal, uno sube a demostrar el trabajo realizado y aunque no puedas dar al máximo dicho trabajo, debes intentar hacerlo lo mejor posible, y por supuesto pasarlo bien y disfrutar. Y así lo hice. Toqué prácticamente la obra completa, el tribunal me interrumpió y me dijo que no hacía falta que siguiera. Me felicitaron, dejaron lentamente los bolis, me miraron y me nombraron muy despacio, pronunciando tras mi nombre las palabras de muy muy bien (lentamente).

Casi emocionada, sorpresa la mía que me piden que interprete el solo de la 5 de Thaikovsky. Sin partitura, y así de repente. Me concentré y pensé como hacía ese solo. Gracias a Dios que lo toqué para las pruebas de la Ojpa y algo recordaba, pero habían pasado 2 años desde que lo toqué. Me puse a tocarlo lo mejor que pude, no me cerré las puertas cuando me lo pidieron, pues podría haber dicho: no me lo sé, no estoy preparada…. Cosa que en ningún momento se me pasó por la cabeza, le eché un par de narices y me puse a tocarlo. Sabía que el tiempo no estaba definido, las alteraciones accidentales dudaba en algún momento… pero supe defenderme bastante bien. Es ahora cuando me doy cuenta de lo importante que es escuchar música, algo que a diario me recuerdan, pero que no hago mucho caso. A partir de ahora tendré que ponerme las pilas. El tribunal después del solo me volvió a felicitar, por mi registro y por mi forma de tocar la trompa, como una chica con un cuerpo tan delgadito podía hacer sonar así la trompa. Me preguntaron también con quien estudiaba a lo que respondí con Ricardo Sales, y que daba clases de perfeccionamiento con Antolín. Me sentía feliz por las palabras del tribunal, y me seleccionaran o no para la orquesta, yo estaba muy satisfecha con el trabajo realizado. Había que esperar unos días hasta el resultado de las pruebas.

Llegó el 2 de marzo y tras comunicarme, uno de los compañeros de Alicante, los resultados de las pruebas, me puse muy contenta. Al principio no me lo creía, pues se presentó gente que estaba en cursos superiores a los míos, pero he aprendido que no importa el curso en el que estés, importa tocar bien y dar lo mejor de ti en ese momento, y por supuesto nunca cerrarse las puertas antes de entrar a tocar porque haya gente mucho más mayor que tú y a la hora de calentar hagan un muy buen calentamiento. Ha merecido la pena el trabajo realizado y no poder salir ese jueves y ese viernes a tomar algo con los amigos, pero bueno, todo sacrificio tiene recompensa. Se celebrará después. “El que la sigue la consigue”

Me siento satisfecha con mi trabajo y más aún de haberme presentado en las condiciones en las que estaba. Toca seguir estudiando y perfeccionando para mostrar mi nivel en las clases con los profesores de alto rendimiento de AD-LIBITUM: Bernardo Cifres (trompista solista de la orquesta del Palau de les Arts) y Rodolfo Espelde (trompista solista de la Orquesta Nacional de España) y por supuesto en la “Orquesta Sinfónica Caixa de Onteniente”. Por último quiero dar las gracias a las personas que me han apoyado en la semana de las pruebas, motivándome y apoyándome en todo momento.

Violeta Alonso Lax.

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