Con la finalidad de reactivar esta sección pedagógica y divulgativa de la Revista Diapasón, a lo largo de diferentes entradas iremos conociendo más de cerca a algunos profesores de la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, así como determinados aspectos pedagógicos, históricos o curiosos relacionados con la Música.
En esta ocasión, hablamos con José Manuel Molina Azorín, profesor de Canto en la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla. Esto es lo que nos ha contado:
P.– Desde el año 1996 eres percusionista en la Banda de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, pero desde hace unos años descubres que el canto es una de tus grandes pasiones, llegando a actuar junto a la Banda de la AAMY en diferentes ocasiones como tenor solista. ¿Qué se siente al cantar con “tu Banda”?
R.- Es magia, es orgullo. Llevar a los escenarios mi pasión, mi forma de vida hoy en día, junto a la Banda de la AAMY, es muy difícil de expresar lo que se siente. Es un placer cantar con “mi banda”, donde me he criado desde muy pequeño, donde me he formado como músico pero también como persona, siempre he dicho que no sería la misma persona si yo no hubiera entrado en el mundo de la música y con ello en nuestra banda, a saber dónde estaba… (jajaja)
Es importante para mí agradecer desde aquí a cada uno de los músicos de la banda su trabajo para montar las obras en las que he actuado junto a ellos. También es importante agradecer a su director, Ángel Hernández, la confianza depositada en mí, ya que era un reto y una ilusión, cantar con “mi banda”. Recuerdo que la primera vez que él me lo propuso fue para una actuación con la Banda Juvenil, luego más adelante ya sería con la banda titular, en la que este año cumplo 22 años, entonces la propuesta fue aceptada rápidamente, sin pensarlo un momento. Cantar con la banda, para mí era un paso importante en mi formación y carrera como cantante lírico, como tenor, como persona.
El tiempo ha pasado y bueno, ya he cantado junto a la banda varias veces, pero para mí, las mejores actuaciones fueron en Murcia, en el Auditorio “Víctor Villegas” y en el Auditorio Municipal de Albacete.
P.- La pasada temporada 2017-2018 pudiste vivir otra grandísima experiencia como Tenor del Coro de la Ópera de Oviedo. ¿Qué significó para ti y cómo describirías esta vivencia?
R.- Otra pregunta difícil eh…(jajaja) Me emociono, han pasado ya unos meses desde que volví de Oviedo y me sigo acordando mucho de todas las personas a las que allí conocí y a las que les tengo un cariño inmenso. No soy el primero ni el último, pero llegar a una ciudad nueva aquel febrero, donde no conoces a nadie, a tantos kilómetros de casa y de los tuyos…nunca lo he llevado muy bien y aunque al principio me costó, luego sentí el calor de estas personas y todo fue mucho más fácil. Empecé a disfrutar cada vez más de los ensayos de pretemporada y a sentirme más cómodo e integrado. Como en todo colectivo grande pues siempre tienes más afinidad con unas personas que con otras, pero siempre me suelo llevar bien con la gente.
Para mí, decidir si me iba a Oviedo, una vez que había pasado las pruebas, fue difícil, era dejar todo aquí y afrontar un gran reto, pero no podía dejar pasar la oportunidad e hice las maletas.
Llegué al norte y bueno, eran puntos a favor, ya que siempre me ha gustado el norte y además Oviedo es una ciudad preciosa, de las que da gusto pasear. Una vez instalado, un par de días después, comenzaron los ensayos con el Coro de la Ópera de Oviedo, los primeros de lectura, de toma de contacto y luego de estudiar mucho , de ser responsable , consciente y consecuente con lo que estaba haciendo, con la decisión tomada. No podía bajar la guardia y debía estar siempre en las mejores condiciones físicas y emocionales para cantar, éstas últimas a veces un poco más complicadas (luego cuento un par anécdota que pocos saben).
La pretemporada fue de ensayo puro y duro y de estudio, también de recibir algunas clases de la maestra y directora del coro Elena Mitrevska, siempre útiles y fructíferas.
Durante pretemporada hubo dos grandes acontecimientos , la experiencia de cantar en el Auditorio “Príncipe Felipe” de Oviedo, en un concierto de coros de ópera, junto al tenor Piotr Beczala y a la orquesta Oviedo Filarmonía. Que forma de disfrutar y que emocionante.
[one_half]
[/one_half]
[one_half_last]
[/one_half_last]
El segundo gran acontecimiento ya llegó a final de pretemporada, final de junio, a falta de tan solo una semana para volver a casa para las vacaciones, y es que en la Plaza de la Catedral de Oviedo se produjo algo que en mi vida pensaría que haría, que fue cantar íntegramente la obra “Carmina Burana”, que el gran público conoce sobre todo por el “O Fortuna”. Aquí ya no sé si era magia, brujería….pero estuve como dos o tres días que me costaba coger el sueño por el subidón de adrenalina de aquel concierto. Imaginad, un grandísimo escenario, juegos de luces, un entorno precioso, el Coro de la Ópera de Oviedo junto con el Coro de la Fundación Princesa de Asturias, los cantantes solistas, la orquesta Oviedo Filarmonía y al mando de todos nosotros el director italiano Marzio Conti.
Recuerdo una plaza repleta de público, entregado sobre todo al final, puesto en pie. Uno de los grandes momentos que me regaló estar en este gran coro.
Pasó el verano, y a principios de septiembre, vuelta a Oviedo, aquí empezaba lo gordo, lo bueno, lo que yo tantas veces había soñado, aquí no había tanta añoranza porque lo que me esperaba iba a ser sin duda una de las experiencias de mi vida.
Empezamos de nuevo los ensayos, como en pretemporada en salas de ensayo y ya montando las escenas, pero llegó el momento de subir a ensayar y a pisar las tablas del Teatro Campoamor, una vez ya montado el decorado de la primera ópera en la que íbamos a intervenir, “Il Trovatore” de Verdi. De nuevo magia, se iban trabajando las escenas, coge una silla, coge un fusil, que si congelados, que si cámara lenta, que si ahora mueres (jajaja), la verdad, maravilloso y todo a la vez que cantabas. ¿qué más se podía pedir? Era felicidad, no me importaba estar las horas que fuera necesario, me encantaba estar metido en el teatro trabajando, que al fin y al cabo también era para lo que yo estaba allí. Pero también me gustaban mucho los ratos con mi gente , que ahora digo que tengo a mi gente en Oviedo a los que tanto echo de menos (si leen esta entrevista ellos sabrán quienes son), en los que salíamos del teatro e íbamos a tomar algo.
No voy a explicaros ópera por ópera, pero si ésta primera, ya que llegó el día del estreno (y día e intento de asesinato jajaja), no recuerdo bien si fue en el estreno o en el ensayo general, si me lees Fany (ella es la jefa de coro), te vas a reír, me dice, vente conmigo al escenario un momento y fue pisarlo y dar un resbalón importante y me dice vale, probado, resbala jajaja, siempre me acuerdo de esto, que risa. Bueno, a lo que iba, 5 de octubre de 2017, arriba telón después de las indicaciones en sala al público sobre los móviles etc.…. los hombres del coro en el escenario, de espaldas al público, comenzaban los primeros acordes, los pelos erizados y los ojos cerrados pensando…estoy aquí, esto es real, vamos a cumplir un sueño. Concentración y primera intervención fusil en mano…a partir de aquí, pues ya os recomiendo que veáis “Il Trovatore”, veáis y escuchéis, una magnífica ópera. En ésta ocasión con la dirección de orquesta de Ramón Tébar y de escena de la mano de Joan Anton Rechi, geniales.
[one_third]
[/one_third]
[one_third]
[/one_third]
[one_third_last]
[/one_third_last]
[one_half]
[/one_half]
[one_half_last]
[/one_half_last]
Y bueno aquí va la primera anécdota sobre lo sentimental que comentaba antes. Ultima función de ésta ópera, 14 de octubre, ya la última intervención del coro había finalizado y yo estaba sentado en uno de los hombros del escenario (uno de los laterales fuera de escena), y como quien me conoce sabe cómo soy pues, últimos momentos de la ópera y bueno, finalizaba la primera gran ópera en la que yo había trabajado y la mente que es como es pues se acordó de mis padres, de que no pudieran estar allí en ese momento y bueno, lloré un rato como un niño, nadie me veía, hasta que Daniel (el chico de utillería) se dio cuenta y me preguntó que qué me pasaba y le dije nada, nada, que me he emocionado, luego ya más tarde, en el bar le contaría mejor, porque se asustó el pobre, fue un momento muy gracioso.
Durante esta ópera, uno de los días libres, dejó de ser libre e hicimos un concierto desde los balcones del Ayuntamiento de Oviedo, en lo denominado “Noche Blanca”, otro entorno precioso y que mereció la pena.
Luego llegó la ópera “L’elisir d’ amore” de Donizetti, sacada de su época original, pero que bien que lo pasamos, recreando una cutre boda rancia de los años 90, la cuñada borracha, el pesado…etc… también la escena de la mano de Joan Anton Rechi y la orquesta ésta vez con Óliver Díaz.
Y para finalizar “Andrea Chénier” de Umberto Giordano, vaya operón, que brutalidad. Un drama de ambiente histórico, de nobles, de pueblo, de decadencia y revolución. Trabajar con grandes como Jorge de León, Ainhoa Arteta (entre otros muchos en las otras óperas)…la dirección de Alfonso Romero y Sergio Paladino, a los mandos de la orquesta Gianluca Marciano.
16 de diciembre, última función y vuelta a casa. Todo normal, entras en vestuario, maquillaje, peluquería, calientas con el coro junto a la maestra y bueno se acaba el calentamiento pero Elena me dice, acércate un momento y bueno salgo y me pongo a su lado , frente a todos los componentes del coro y bueno recibo un obsequio, un regalo emocionante , el cartel de la primera ópera que hice con ellos, que estuvo puesto en la fachada del Campoamor, “IL Trovatore”. Mucha, mucha emoción, la sensación de no querer irme de allí, de que no acabara aquello y de no despertar de ese sueño. También varios queridos compañeros me regalaron varias cosas y aquí segunda anécdota, primer acto, en la que los tenores hacíamos de nobles, bien afeitadítos con la cara empolvada y también en escena las sopranos y la verdad, no recuerdo que voces más, además de los solistas, en éste acto hasta tenía que bailar una “gavotta”, maravilloso. Pues bien, había que salir a escena y yo venga a llorar, con los ojos vamos, que no me veía…y mi querida compañera Ganna (mi ucraniana favorita como yo le decía) diciéndome, ¿estás bien? Tranquilo, bueno…que hubo que salir a escena y vamos… estuve todo el primer acto ahí con las lágrimas, fue muy emotivo, se acababa el sueño, la directora me dejó abiertas las puertas para volver, pero bueno, a veces hay que elegir. Pero allí fui feliz y trabajé en algo que me da la vida. También como he dicho he hecho buenos amigos allí y otros que trabajan allí temporalmente pero viven en Barcelona, etc, buena gente. Volvería.
P.- Este año además ha comenzado tu andadura como profesor en la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, ¿cómo afrontas esta oportunidad y qué enfoque de trabajo estás llevando a cabo con tus alumnos?
R.- Otra gran oportunidad la verdad, trabajar en casa, y bueno ofrecer a mis alumnos lo que sé y como sé trabajar. Especial mención merece mi profesor y maestro José Antonio Cecilia, además de compañero y amigo, es de quien he aprendido todo, le debo mucho, el lo sabe, ya que bueno, llegué en un momento en el que las circunstancias de mi vida no eran fáciles y bueno, cogí el camino con fuerzas, ganas e ilusión y aquí sigo. Como en todo hay días mejores y peores, pero al final las ganas y la ilusión se imponen.
He pasado ya unos meses con mis alumnos y además de las cuestiones prácticas, también les digo “está cantar y cantar” es decir, podemos estar técnicamente muy bien muy perfectos, lo que quieras, vale, eso puede ser cantar, pero luego está cantar, cantar expresando, haciendo llegar al público una sensación, intentar poner los pelos de punta, interpretar lo que cantas. Yo no concibo el cantar sin más, evidentemente hay que tener una base técnica, saber en todo momento lo que haces y controlarlo, pero hay que ir más allá y expresar, ahí estás cantando, si despiertas sensaciones en el público, ya según el estilo pues unas u otras claro, pero hay que intentar ir un poco más allá.
Para mí es bueno entablar con el alumno una buena relación, de relax, amigable, un ambiente de trabajo agradable es mucho más favorable a la hora de transmitirles el mensaje y lo que les quieres inculcar.
La experiencia está siendo muy buena, porque uno también aprende, no solo los alumnos, así es que desde luego todo es positivo.
No tengo alumnos que busquen una formación lírica, como es mi caso, son todos de estilo moderno, pero lo más importante, todos con la ilusión de querer cantar esas canciones que les gustan y cuando ves que les va sonando y saliendo mejor, te alegras y cuando van consiguiendo sentir lo que cantan aún mejor. Siempre hay que motivarles e invitarles a que disfruten con lo que hacen, que lo pasen bien, que lo vivan.
P.– Paralelamente continúas con tu formación profesional asistiendo a diferentes cursos, castings… ¿Qué proyectos y repertorio afrontas para los próximos meses?
R.- Continúo trabajando con mi maestro José Antonio Cecilia, y nos espera un año duro y de mucho trabajo, pero me encanta.
Por otro lado he recibido clases de Mireia Pintó en Barcelona, que es un encanto y bueno, también estoy pendiente de clases con los tenores José Bros y Jorge de León (las agendas a veces son muy complicadas de cuadrar). Siempre es bueno que te escuchen, que te aporten o te den su punto de vista, luego ya coges las herramientas que mejor te van, pero es bueno para la formación esa variedad de opiniones, aunque siempre mantendré que mi maestro, mi energía desde el principio ha sido mi maestro. Esto en cuanto a formación lírica, como tenor dramático.
Por otro lado, el mundo de los musicales lo he trabajado en Barcelona con Sylvia Parejo (trabajó por ejemplo en “Los Miserables” etc.) y Joan Salas “Priscila, reina del desierto” etc.), en Madrid con Eva Diago (“La Bella y la Bestia”, “El hombre de la Mancha”, “Los Miserables” etc.) y con Julia Moller( “El Fantasma de la Ópera”, “La Familia Addams”, “Anastasia, el musical” etc.) para mi grandes profesionales de los musicales, de los que aprender mucho, que siempre te aconsejan o te riñen (especial cariño le tengo a Eva, es una grande).
Casting…ufff (no, no cumples con el perfil, gracias jajaja) , el difícil mundo de los casting, me río, porque me lo tomo bien, me parece que forma parte también de la formación, de ir a pruebas, a todas, cuantas más mejor, de perder miedo a la palabra casting o audición, de ir y hacerlo lo mejor posible, porque ya no es solo cantar bien, muchas veces se busca un determinado perfil físico para un determinado personaje, son muchos factores. Eso sí, te toca viajar, a veces madrugones para llegar a la prueba, a veces la prueba es un minuto y medio, otras es 4 minutos, es según, y una vez acabada la prueba, toca ver pasar los días, a veces las semanas y esperar una respuesta por mail, que aunque te digan que no, agradeces la atención de ese mail , porque lo que llevo mal son aquellos que no dicen ni si, ni no, que los hay y eso pica porque tú has hecho un gasto, un viaje, tu tiempo para una prueba que interesa a ambas partes, pero creo que merecemos al menos un mail que diga que no, y no pasa nada, a seguir trabajando y a seguir buscando pruebas. Mi primer casting grande fue para el musical de “El Rey León”, luego años después fui seleccionado para las pruebas de “Scaramouch, el musical” de la prestigiosa compañía Dagoll Dagom, luego las pruebas de el del Coro de la Ópera de Oviedo, que fue positivo, y luego me he presentado a “El Jovencito Frankenstein”, “El Médico, el musical”, “Vlad”… bueno a muchos, si más o menos encajo con el perfil de voz que piden, me suelo presentar, hay que llamar puertas, porque a casa no te van a venir a buscar.
Proyectos… de momento me los guardo, para que no se gafen, todo a su tiempo. Sobre repertorio pues sigo trabajando óperas, zarzuelas, oratorios, lieds, musicales, vamos, lo mío jajaja.
P.- Por último y a modo de conclusión, ¿te gustaría añadir algo más?
R.- Os agradezco la entrevista, la oportunidad de poder expresarme y contar un poco de mí. Espero que la Asociación siga el camino artístico que lleva, con la Banda y con la Escuela y que sea lo que prime, la música es cultura y por tanto hay que seguir trabajando por y para ello. ¡¡¡Gracias!!! Un saludo a todos.
Cecilia Ortuño.