El poderoso rock, preeminente estilo musical del siglo XX, es descendiente del blues que a su vez hunde gran parte de sus raíces en la música folclórica conocida por blues rural, género perpetuado a través de la tradición oral. Sus canciones fueron trasmitidas de boca en boca, así como su ejecución lo fue viéndose y escuchándose sus intérpretes.
En el blues rural son frecuentes los músicos con escasos o nulos conocimientos musicales académicos, aunque han creado y ejecutado esta música con su instrumento principalmente guitarra, banjo o violín, a veces modificados por ellos mismos. La combinación de inventiva, creatividad e improvisación ha sido denominador común de estos artistas.
Desarrollado a lo largo de los años en el seno de la etnia afroamericana, particularmente en el Sur de Estados Unidos y muy pronunciadamente en el Delta del Rio Mississippi (Estado de Luisiana), el blues rural bien podría ser en esencia una reacción de la poderosa tradición africana a un medio social nuevo y con frecuencia muy duro. Es bastante corta la historia anotada de este género musical, pero sí es palpable que su fondo es producto de un largo proceso de siglos antes de aparecer en las grabaciones de los discos de acetato.
El blues rural se fue conformando entre los afroamericanos, gentes de la escala social más pobre de Estados Unidos, desde comunidades aisladas casi por completo del bullicio de la vida urbana y en grupos humanos que habían recibido pocas influencias externas: plantaciones, prisiones y ciudades tan pequeñas que apenas era conocida su existencia.
La abolición de la esclavitud en EE.UU. fue en 1864 y a diferencia de la gran mayoría de los demás Estados, en el de Mississippi fue ratificada ciento cuarenta y ocho años más tarde. En el Delta del Mississippi era generalizada la explotación a gran escala de las plantaciones de algodón y a principios del siglo XX un puñado de propietarios de tierras hacían fortuna fácilmente, mientras que la mayoría de los trabajadores de raza negra se deslomaban en los campos y producían el algodón malviviendo en inmundas chabolas, procurándose el sustento de trabajo en trabajo eventualmente. El blues se escuchaba en las esquinas de las poblaciones, en bares, almacenes y en bailes públicos o privados, tocado por vagabundos, músicos itinerantes, vendedores ambulantes, por trabajadores de plantaciones e incluso en las prisiones.
La estructura musical del blues está constituida por doce compases divididos en tres frases de cuatro compases y organizados en torno a tres acordes en que la voz y el instrumento se alternan siguiendo una cadencia AAB. Así mismo está marcado por alteraciones de la escala diatónica, de nombre “blue note”; probable influencia de las escalas pentatónicas africanas. Los textos hablan de la vida cotidiana, de lo trivial y de lo espiritual, de lo obsceno y lo sublime, de personas, cosas o animales; en muchas ocasiones con un tipo de lenguaje de doble sentido que desde sus inicios se fue imponiendo y dando forma a esta música popular norteamericana.
Las primeras grabaciones de blues rural se realizaron en 1920 y de no ser por el fonógrafo, los artistas de los años veinte y treinta hoy nos resultarían virtualmente desconocidos. En la década de los años treinta y cuarenta se comenzaron a realizar tomas a campesinos, presos de penitenciarías o condenados a trabajos forzados, a cargo de investigadores, entre los que destacaron Alan Lomax y su padre John, quienes a partir de 1933 hicieron más de treinta mil kilómetros recogiendo miles de grabaciones para una institución pública: La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Los iniciales investigadores que se ocuparon del blues del Delta oyeron historias sobre las capacidades musicales de Hobo George (George el Vagabundo), Bull Cow (Vaca Toro) y otros. Se sabe que existió un guitarrista ambulante que era manco y se apañaba para hacer acordes con el dedo índice y corazón de la mano izquierda mientras pulsaba las cuerdas con el anular y el meñique. Era conocido por One Armed Chief (Jefe el de un solo brazo).
Hay en los principios de la historia del blues otra vía estilística que arranca en 1903. Dice la leyenda que, teniendo como escenario la estación de ferrocarril de Tutwiler, un reputado músico de raza negra esperando un tren, William Christopher Handy (1873-1958), escuchó, cantar y tocar la guitarra apretando las cuerdas con un cuchillo, a un negro flaco, ágil y andrajoso con el reflejo de una tristeza antigua en su rostro. Cautivado por lo que oía, Handy tomó contacto con el guitarrista quien le explicó el sentido de su canto, que versaba sobre la vida de vagabundeo los trenes y los cruces de caminos (temas reiterativos en la historia de este género). Esta experiencia, confirmada después con otra en la que W.C. Handy presenció la actuación de un grupo del Delta y el extraordinario éxito que lograban ante una pequeña concurrencia, le confirmó la importante proyección que podría tener esta música para grandes audiencias y se puso a componer basándose en el blues. A él se le deben muchos temas famosos, siendo uno de los más conocidos “St. Louis Blues”. Ésta es la parte que llevó el blues a teatros y grandes espectáculos. Proporcionó enorme fama y popularidad al género, es el blues más comercial; sin embargo el objeto de nuestro escrito es hoy tratar de conocer algo más del blues original o rural y a algunos de los primitivos y modestos artistas del blues del Delta.
Y entre los más influyentes sobresale Charley Patton (1887-1934), guitarrista de escasa complexión física pero dotado de un gran vozarrón y dado a realizar espectacularidades en sus actuaciones. Antes de los años veinte había desarrollado un estilo muy personal y se metía al público en el bolsillo mezclando efectos humorísticos con blues duros y subidos de tono, al tiempo que realizaba alardes similares a los que exhibieron cuarenta años más tarde algunas estrellas del rock: tocaba la guitarra deslizando por el mástil un cuello de botella o una pieza de metal lo cual le aportaba un sonido casi vocal; y colocándosela a la espalda o entre las piernas, la giraba sobre su eje, chasqueaba los dedos sobre las cuerdas, o la percutía como si fuera un tambor. Prolífico en grabaciones, sus temas emblemáticos son “Pony Blues” y “High Water Everywhere”. Fue la primera estrella del blues del Delta. Su música que en sus comienzos era folk se alimentó de ricas tradiciones y terminó como un estilo influyente de la música comercial. De todos modos fueron otros (Muddy Waters, B.B. King, J.L. Hooker.) quienes disfrutaron de sus frutos, madurados en esta música sencilla y rural.
Amigo de Charly Patton, quien le consiguió la primera grabación, Eddie James, Son House (1902-1988) dejó la predicación por la música y mostró en sus canciones unas marcadas contradicciones, mezclando lo sagrado y lo profano, dos fuerzas poderosas en movimiento e incluso en combate. Su voz dicen ha sido la más penetrante y evocadora que el Delta haya dado jamás y el sonido de su guitarra muy característico. Grabó poco y sus primeros discos fueron presa codiciada de los coleccionistas décadas después. Es el mentor de Robert Johnson y el inspirador de Muddy Waters, otras dos grandes personalidades del blues. Redescubierto en 1964 se retiró en 1971, después de volver a dejar para la posteridad un par de importantes sesiones.
Skip James (1902-1969) ha sido otro de los músicos más singulares del blues en todos los aspectos, desde la forma de afinar su guitarra en mi menor, su manera de pulsar las cuerdas con las uñas dando un toque cortante e incisivo y sobre todo su voz, de registro por encima de lo que se suele oír en este género, a la que añadía un escalofriante falsete. Además tocaba el piano con un estilo muy adelantado a su época. En este género musical, donde es frecuente tomar prestadas las ideas de otros, Skip James era un bicho raro porque no imitaba a los demás. No le motivaba la fama ni el dinero; ganaba más dedicándose al contrabando, sobre todo de licores. Buscó destacar con su obra y esa actitud, mezcla a medias de orgullo y talento, le llevó a conseguir un sonido que significó un gran paso adelante en el blues.
Siendo los nombrados anteriormente grandes figuras del blues, sobre todos ellos se eleva Robert Johnson (1911-1938) conocido como “Rey del Blues del Delta” y considerado el “Abuelo del Rock and Roll” por la influencia que ha ejercido sobre este género fundamental en la música popular del siglo XX. Cantante y guitarrista ambulante, fallecido con menos de treinta años y autor de veintinueve blues grabados entre 1937 y 1938. Es quien a posteriori se convirtió en la mítica referencia dentro del auge imparable que experimentó el blues durante los años sesenta del pasado siglo. De él dicen que hizo un pacto con el Diablo en un cruce de caminos para tocar la guitarra como nadie hasta entonces sabía hacerlo; y también se dice que murió envenenado por el vengativo marido de una mujer con la que había tenido un asunto amoroso. Por encima de estas circunstancias, que son materia de investigación y controversia para una legión de estudiosos, nos quedan las grabaciones de sus canciones que establecieron las bases de la transición desde el blues rural al blues urbano. Su forma de tocar la guitarra muestra el perfeccionamiento estilístico más avanzado antes de la aparición de la guitarra eléctrica en el blues. Los temas de sus letras unas fácilmente entendibles y otras envueltas en el misterio las difundieron, en principio, versiones de Muddy Waters, Johnny Shines, Robert Jr. Lockwood. Tiempo después lo hicieron Eric Clapton, dedicando a sus canciones un L.P. completo: “Me and Mr. Johnson”. The Rolling Stones interpretaron “Love in Vain” y “Stop Breaking Down Blues”, Bob Dylan “Kind Hearted Woman Blues”, Stephen Still “Crossroad”, Grateful Dead “Walking Blues”, Joe Beck “Last Fair Deal Gone Down” y otros muchos lo siguen haciendo.
BIBLIOGRAFIA:
“BLUES- La Música del Delta del Mississippi”. Ted Giogia. Ed.Turner Noema.
“LA TIERRA QUE VIÓ NACER EL BLUES”. Alan Lomax. Libros del Kultrum.
“HISTORIA DEL BLUES”. Paul Oliver. Ed. Alfaguara Nostromo.
“HÉROES DEL BLUES, EL JAZZ Y EL COUNTRY” Robert Crumb. Nórdica Cómic.
“PATTON” Cómic. La Cúpula. Robert Crumb.
“LOVE IN VAIN” Cómic basado en la vida de Robert Johnson. Mezzo-J.M. Dupont. Spaceman Books.
Revista “SOLO BLUES”. Todos sus números (14). Especialmente el 4, 6 y 10.
JUSTO SORIANO ALIAGA.