La música en el cine es un complemento muy característico. Sin las fantásticas melodías creadas por Ennio Morricone para Cinema Paradiso o por Murray Gold para la fantástica serie de Doctor Who no nos hubiéramos emocionado de la forma en la que un servidor como yo lo hizo.
El descubrimiento del poder grabar el sonido en una cinta magnética y poder reproducirlo al mismo tiempo que los 24 fotogramas por segundo de una película de celuloide generó un cambio radical en la forma de ver cine.
Hace ya más de 100 años desde su invención y a día de hoy aún estamos en los pañales de lo que en un futuro el cine y la música nos depara. Por suerte estamos viviendo una época de grandes cambios, y la inteligencia artificial está revolucionando la ética y moral del sonido. Hasta ahora la composición musical estaba privada a aquellos que tenían el conocimiento de componer e interpretar, pero es que ahora tenemos ordenadores que pueden generar una composición sin que tú entiendas nada de sonido.
Esto nos plantea un futuro lleno de enigmas a la hora de los puestos de trabajo de la industria. Pues tenemos el peligro de que esto nos supere y el arte de crear pase a manos de la tecnología. Eliminando el intermediario humano.
¿Entonces qué debemos de hacer? ¿Seguir formándonos o dedicarnos a estudiar exclusivamente la IA? ¿Estudiamos música o nos dedicamos a programar una mente artificial que se dedique a crearla por nosotros? ¿Qué será más productivo?
Y ahí está el “kit” de la producción… ¿Es más importante la cantidad? ¿No será mejor más que mucha cantidad una buena calidad de proyectos? La IA es beneficiosa, aunque deberíamos de hacer algunos cambios en su forma de uso para no transformarla en algo dañino. Es normal estar con estos problemas, aún estamos en los pañales.
Las BSO de las películas son clave para añadir esa pincelada dulce al contenido: desde implicar más o menos al espectador en la escena, hacer entender el punto de vista de los personajes, o resaltar aspectos de la trama que pasarían inadvertidos si no fuera por los matices de cuatro acordes…
El sonido tiene un poder transformador, en películas como Paranormal Activity tenemos frecuencias bajas, infrasonidos, que el ser humano no logra captar y pueden causar sensaciones de malestar.
Hay muchos estilos en las bandas sonoras, aunque muchas empeoran el producto final…
Un ejemplo es la banda sonora de muchas pelis de superhéroe, género bastante desgastado en este momento debido a la gran cantidad de oferta que hemos tenido durante el último lustro, suelen ser bandas sonoras que no cuentan nada y se dedican a permanecer de base sirviendo de composición ambiental para llenar ese “horror vacui” que tiene este tipo de género. Deberíamos hacernos una revisión y ver si es hora de cambiar un poco los géneros de blockbuster y empezar a entender que todo tiene un límite.
Sin embargo, no toda la música en el cine de acción es negativa. Solo hay que pensar en el tema principal de “Superman” (1977) por el maestro John Williams. O Spider-man (2002) de Danny Elfman haciéndonos sentir el tono del protagonista y las emociones que conlleva ponerse la máscara del superhéroe más famoso de la actualidad, solo hay que escuchar los temas principales de estas producciones y nos ponemos a gritar, han pasado a la historia.
El tema del héroe es aquella composición dedicada exclusivamente al protagonista, leitmotiv que acompaña durante sus mejores o peores momentos y sirve para destacar ciertas situaciones. Es como la orden que te da la película para decirte por ejemplo: “aquí está lo importante, el héroe ha evolucionado”. Estos momentos quedan tan grabados que luego somos capaces de recordarlos. La música: cuenta, habla, dice, expresa, incita, es parte del reparto, como un actor más.
Otros leitmotiv importantes son “La marcha imperial de Darth Vader”, “el vals del Padrino” este último incluso nos hace recordar al actor que lo interpreta.
Fuera de los héroes de mallas nos encontramos el cine de ciencia ficción, estamos hablando de la genial banda sonora de Dune por Hans Zimmer, algo muy diferente a lo visto en otras películas. Destacando aquí el uso de elementos fuera de lo común en la composición de bandas sonoras. Hans Zimmer habla de su punto de vista en la composición musical hablando de que “en un futuro quizás no exista la música de discoteca”. El siente que el ser humano haya superado esto, hayamos superado el momento presente y nos encontremos en otra situación evolutiva diferente. Habla de probar cosas nuevas, de componer como si fuera un chaval de 13 años.
Para hacer sus composiciones se preguntaba por qué las bandas sonoras suelen sonar con una orquesta de fondo y parecer escrita con aires del romanticismo. Trata de romper con estas tendencias. Hablamos de películas como “2001: Odisea en el espacio”, “Star wars: a new hope”…
Es interesante entender que la música va más allá del sonido, que es algo físico dado que los instrumentos que la originan existen en realidad por ejemplo, el concepto puede ser mucho más grande de lo que es.Este quizás es el camino para hacer avanzar la música en el cine, inventar nuevos sonidos. Nuevas narrativas, nuevas formas, en definitiva.
¿Y tú? ¿Podrás ser el siguiente compositor que invente algún sonido nuevo?
Eduardo Pérez Carpena
Director de cine.