Hablamos con Elías Ibáñez Lax en el 50º Aniversario de la AAMY

En esta ocasión conversamos con Elías Ibáñez Lax, compositor, clarinetista yeclano y profesor de dicha especialidad en la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla. A continuación, encontramos un fragmento de la entrevista realizada en el programa Diapasón, donde hablamos de sus composiciones, noticias de actualidad y balance de la evolución de la Asociación en sus 50 años de existencia.

P.- La obra ATRAM, fue galardonada hace un año aproximadamente en The Akademia Music Awards, institución norteamericana con sede en la ciudad de Los Ángeles, como mejor canción clásica del mes de junio. ¿Cómo surge esta obra, cómo fue el proceso para participar en estos premios y cómo recibiste la noticia?

R.- Bueno, ATRAM surge como proyecto educativo. Yo me estoy formando con un profesor de composición, quien me propone cada trimestre hacer un tipo de música, y me propuso hacer una obra para piano e instrumento solista. Él me dijo que el instrumento solista lo tenía que elegir, y claro, si mi instrumento es el clarinete, pensé en el clarinete, que es el que más manejo. Por lo tanto, fue un trabajo como de clase. Yo iba escribiendo sobre una idea, él me iba corrigiendo, más o menos me dio una idea sobre cómo tenía que ser, sobre todo por la dificultad, y así surgió.

Tengo que decir que también cuando estaba escribiéndola, mi profesor me decía… siempre dedica o busca que la música esté en concordancia con algo, sobre un texto, sobre algo. Y yo pensé en dedicarle la pieza a mi hija. Porque claro, mi hija tiene cuatro años ahora y venimos de la época de la pandemia, y yo en ese tiempo no escribí nada. Tuve ahí varios años y siempre tenía eso… yo tengo que escribir, escribir algo y ahí me surgió. La partitura viene escrita en varios movimientos, y quise plasmar un poco su carácter, en los diferentes motivos que hay. La obra es de nivel medio, nivel conservatorio básico, no muy difícil. Pero para mí es fresca, alegre, no sé… y es graciosa.

Lo que después vino con el premio de Los Ángeles… La verdad es que yo lo he estado siguiendo, he visto mucha gente que lo ha conseguido… y me estuve informando en internet. Vi que existía la opción, que no ponían pegas para mandarla y la mandé… Primero recibí un email como que era finalidad y la verdad es que cuando recibí la noticia de que había sido galardonado, bueno, fue una gran satisfacción. En el concurso de Los Ángeles, todos los meses hay ganadores, y ATRAM fue en junio. Yo no esperaba eso, pero muy contento con el resultado.

P.- Ha cumplido precisamente un añito de vida. ¿Has hecho algún arreglo más relacionado con la obra? ¿Hay algo que tengas en mente para el futuro con ella?

R.- Claro, hablando de la parte de formación mía, mi profesor también como trabajo, me dijo que me proponía hacerla para piano y solista, y el segundo paso era instrumentarla para banda. Esto es como todo, cuantas más posibilidades haya de que se pueda tocar, pues mucho mejor. Por lo tanto, hay un arreglo que hice después, que es para banda juvenil y clarinete solista. Y ahí está, aún no se ha estrenado, pero bueno, espero que no tarde mucho en poderse estrenar.

R.- Si nos centramos en tu repertorio procesional, son numerosas las composiciones que tienes dedicadas a las marchas de procesión.  La Chicotá hasta Pater Noster, La Pasión Conquense… siguen sonando en diferentes puntos de la geografía española, y la más reciente, Lacrimae Ludae. Háblanos un poquito de su recorrido.

R.- Bueno, pues como bien dices, a mi es que siempre me ha gustado mucho la música de Semana Santa. Y es lo que primero empecé a escribir sin yo tener muchas nociones. Las primeras composiciones han sido marchas de procesión. Teniendo la suerte, de que muchas de ellas han sido premiadas en concurso, han tenido gran aceptación, para mí ha sido un orgullo.

Sí, la última, fue ahora en el certamen en Cuenca, que hicieron de la Hermandad del Prendimiento, que celebraba su aniversario y organizaron un certamen Nacional de composición de marchas de procesión, en el que se presentaron bastantes obras. Fueron sobre 40 ó 50 las que se presentaron. Me acuerdo que recibí un mensaje de que estaba en la final. Fue, no sé si eso fue por el 8 o el 9 de enero, después de pasar todas las fiestas, me acuerdo que estaba… un dato curioso, en un cumpleaños de una amiga de mi hija y de pronto ví un sms: le informo que ha sido seleccionado. Yo las mando y a ver, a todo el mundo le gusta ganar, pero también sé dónde estoy y para mí el que fuera seleccionada era un gran orgullo. Y aún fue más la satisfacción cuando unas semanas antes del concierto me enteré, que se publicaron los compositores y estábamos hablando de compositores muy nombrados, que tienen un montón de música festera, obras sinfónicas… y claro, yo dije, ¡guau! mi nombre ahí…  Pero mira, al final la sorpresa que me llevé fue que obtuve el segundo premio. ¡Buah! La sorpresa fue enorme, pero muy satisfecho. Yo lo mando al concurso siempre por intentar quedar lo mejor posible, pero siempre hay que ser un poco… saber dónde está uno… Porque también he de decir que mandé otra marcha al otro concurso y en ese ni llegué a la final. Por lo tanto, hay que estar contento.

P.- Nos alegramos muchísimo de ese segundo premio con la marcha Lacrimae Ludae, en el I Certamen Nacional de Marchas organizado por la Hermandad de El Prendimiento (Beso de Judas), celebrado en Cuenca. A día de hoy ¿en qué estás trabajando, hay algo en el horno?

R.- Pues, a ver, es que los proyectos que voy realizando van todo en relación con mi formación. Esto es como estar en el conservatorio de una escuela y tienes que hacer un trabajo cada trimestre. Y este último trimestre lo que me propuso mi profesor es realizar una especie de suite, de tres movimientos, nivel banda juvenil. Y en eso es en lo que estoy. Ya lo tengo casi terminado y ahora, pues, hay ahí un par de estrenos y bueno, cosas ahí que pronto podrán ver la luz. A ver, mi meta, mi objetivo, casi todos los años, intento, aparte de las clases, intento hacer algo de, algún tipo de marcha de procesión…. He de decir que la marcha, esta última ganadora, la tenía guardada en el cajón. Lo único que, lógicamente, para mandarla al concurso la tuve que revisar un poco, actualizarla, pero es una cosa que tenía ahí ya unos años aparcada en un cajón, pero bueno, mira, al final surgió.

P.- Por otro lado, este año 2024, se cumplen 50 años de la fundación de la Asociación de Amigos de la Música, y también nos gustaría recordar junto a ti, tus inicios en la Asociación… Vamos a hacer un pequeño recordatorio y a repasar aquellos años.

R.- Madre mía, son tantas cosas. Yo con la música tengo relación desde que tengo uso de razón. A ver, la Asociación se fundó en el 74 y yo nací en el 74, y como varios de esta Asociación cumplimos ahora 50 años. Por lo tanto, yo he ido creciendo, igual que ha ido creciendo la Asociación. En mi casa siempre ha habido música. Mi padre fue fundador. Mis hermanos han estado metidos en la banda, el mayor sigue… Por lo tanto, yo siempre que había un concierto, estaba ahí en la primera fila. Mi relación con la música ha sido toda la vida. Yo salí pronto, si no recuerdo mal, creo que tenía 9 o 10 años cuando salí en la banda. Fue en el 84. Recuerdo aquellos principios, y veo lo que ha ido evolucionando hasta ahora, que es muy grande el cambio. Ha sido todo progresivo. Ha ido todo creciendo. Pero bueno, si no hubiera sido por esos iluminados que pensaron en la música, en ese amor, no tendríamos esto hoy.

Como he dicho, en mi casa siempre había música, y yo, a mi padre, siempre se lo voy a agradecer. A él y a mi hermano. Si no hubiera sido por mi padre, lo más probable es que no hubiéramos conocido la música. Mi padre no sabía solfeo, él tocó toda la vida la caja. Pepe el Caja. Y sobre todo conmigo, porque yo era el que estudiaba y el que escribía cosas, y él se ilusionaba mucho. Los premios que he conseguido, yo sabía que para él era muy importante. Ya nos dejó hace un año, pero bueno, yo sé que él nos sigue escuchando y sigue llevando el ritmo con su tambor. Aún seguimos teniendo guardadas sus cajas, encima del armario. Bueno, por eso se lo tengo que agradecer a mi padre, y también a mi hermano, porque ha sido todo, menos mi madre, que también iba a todo, lógicamente.

P.- Toda la familia, por supuesto, siempre unida a la música, claro que sí. Y si hablamos de tu faceta como profesor de clarinete aquí, en la Escuela de Música, son muchísimas décadas formando músicos. Cuéntanos tu valoración sobre la Escuela y la Banda.

R.- Claro, a ver, si valoro la escuela… Cuando yo empecé, me acuerdo que las clases eran todos juntos en el reloj. Bueno, han sido tantos sitios donde hemos dado clases. Yo me acuerdo que todas las tardes íbamos a tocar a las clases. Pero, además, casi la mayoría de mis amigos también han sido músicos, lógicamente. El entorno donde me he rodeado ha sido todo música. Pero en la escuela, a raíz de que se fusionaron las dos escuelas, la que tenía el Ayuntamiento, y la de la Asociación, cuando empezó José Miguel de director, se empezó a crear. Ahí empecé yo a dar clase. Pocas horas, porque aún estaba estudiando en el conservatorio. Pero claro, el progreso que ha tenido la escuela ha sido… no sé, mil por mil, ha sido una cosa descomunal. Lógicamente, sin una buena educación musical, nunca vamos a tener una buena banda, que es lo que tenemos hoy en día. Ha sido todo un proceso evolutivo. Yo he tenido muchos alumnos adultos que lo primero que me han dicho “es que de pequeño no pude estudiar. Y ahora, incluso con mi hijo aquí dando clases, ahora he visto la oportunidad. Y no quiero perder el tiempo”. Este curso, por contar una anécdota, tengo un niño que ha empezado de 8 años, pero es que el padre también se me ha apuntado a clase. Eso nunca me había pasado. Comparado con hace 40 años… no tiene nada que ver, blanco y negro. Para bien, siempre. Todo tiene sus matices que se pueden mejorar, pero bueno, día a día…

P.- Pues bien, Elías, nos alegramos mucho de haber hablado y repasado, por un lado, noticias, y por otro lado, recuerdos. Para terminar, te voy a pedir alguna recomendación musical para que suene a continuación.

R.- Me gustan tantas cosas, pero… como la primera pieza que hemos escuchado era una pieza para clarinete y piano, podemos terminar con una obra, una pieza para clarinete y orquesta que para mí tiene un significado, pues fue la obra con la que terminé mi carrera, el concierto Fin de Carrera, que es el concierto para clarinete y orquesta de Aaron Copland. Una obra que tiene unos tintes súper americanos, con influencia del jazz, ya que está dedicada a un gran compositor, Benny Goodman, de los años 40, 50. Y se nota ese acento jazzístico. Para mí es una obra, que siempre me sigue a donde voy.

P.- lías como siempre, gracias por tu visita, a seguir así y siempre de la mano de la música.

R.- Muchas gracias a tí y siempre encantado. Gracias.

Cecilia O.

Colaboradora AAMY.

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