Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo, así cerraba mi programa favorito cada día Ramón Trecet en Radio3, voz que también por aquel entonces retransmitía los partidos de la NBA. El programa musical se llamaba Diálogos 3, creo recordar que también era sobre las 3 y media de la tarde. El caso es que a mí me gustaba, parezco un abuelo cebolleta diciendo lo de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero os aseguro que esa emisora durante todo el día, cada programa en su segmento rebuscaba por los rincones del planeta la música para acercar al oyente lo mejor o más original, como digo de todos los gustos musicales, Cifu con el Jazz, nuestro José Miguel López con su Discópolis, Julio Ruiz en Disco Grande, y en el caso de Diálogos 3 se centraba más en el Folk, “músicas del mundo” le gustaba decir, algo de New Age, que entonces estaba muy de moda, acordaos de Kitaro, Vangelis, Enya, Jean Michel Jarre, Lorena Mckenit, Madredeus, Hevia, etc., música que de alguna manera te tocan el alma. Recomendaría al lector ponerse unos buenos cascos, sentarse tranquilamente y dedicarle estos 15 minutos al español Luis Paniagüa.
La lista es interminable, pero todos coincidían en coger lo ancestral y traerlo a esta época mediante sintetizadores o bases más actuales y la mezcla funcionaba y mucho, de hecho, recuerdo que con el Discoplay recibía otros dos catálogos con cientos de títulos de todo el mundo, eso me permitía escuchar música tibetana, armenia, macedonia, celta, hindú, árabe… buscar la belleza como reza el principio del artículo y al final encuentras.
Y todo esto lo cuento porque tuve la feliz idea de acercarme con unos amigos a la vecina Villena, cuando celebraban en el barrio del Rabal sus espectaculares fiestas medievales, esa gente sabe lo que se hace cuando se trata de organizar algo, en eso nos ganan la partida.
Bien entrada la media noche había programado un concierto, de los muchos que habían, de un grupo local llamado Jvglarea, el escenario idílico, a los pies del Castillo, temperatura perfecta para ser marzo, ambiente abarrotado para ser Covid, yo pensaba en la decepción de los chavales de 15 años y lo vacía que se quedaría la plaza cuando empezaran los juglares con sus cánticos medievales con el laúd y la dulzaina… error.
Ya en el montaje me extrañó la batería, muy completa, luego al bajo a Daniel, un alumno de nuestro Ramiro, una pareja de violines, un laúd y mandolina tocados por el jefe de la banda, Pepe Cabanes, una guitarra y una travesera y dos chicas cantando y bailando, menudo montaje, a los primeros compases ya se percibía que frío no pasaríamos.
Y así fue, canción tras canción fueron recorriendo o recordándome a estos grupos que mencionaba antes, Luarna Lubre, GWendall, Alan Stivel, pero con una frescura y puesta en escena estupenda.
Tanto es así que os aseguro que, en esa plaza repleta de quinceañeros, ni uno solo abandonó el lugar, al contrario, lo que más me gustó del concierto era verlos saltar de alegría, abrazarse unos a otros y bailar durante dos horas al ritmo de esas canciones y al menos durante ese tiempo que disfrutaran de esos temas que a mí me hicieron disfrutar en mi juventud.
Yo no sé si era el lugar, el alcohol o que las estrellas estaban alineadas, pero JVGLAREA hizo feliz a muchos chavales durante ese tiempo, los alejó de la pandemia y de la guerra, transportándolos a otras épocas, otras culturas, vikingas, celtas, irlandesa, otras músicas, y seguro que muchos no sabían hasta dónde puede llegar una laúd o violín bien tocao.
Buscad, y en ese camino encontraréis la belleza:
Gracias vecinos.
Alfredo Pérez.