Es imposible negar, que seguramente, el verano de 2016 fue el más importante de mí hasta ahora, corta vida. Fueron unos meses de incertidumbre, de nervios, pero con final perfecto, el mejor que podía imaginar. Durante el curso de saxofón algo me olía de que podía entrar a la banda, cosa que me entusiasmaba mucho, pero cuando lo pensaba no me creía que pudiera formar parte de esta gran asociación.
En el primer mes de verano yo esperaba noticias de alguna reunión, o algo, para confirmar que nuevos músicos entrarían ese año a la banda, pero nada, durante unos días me olvidé de ello pero en mi cabeza rondaba la idea de que podía entrar a la banda.
Llegamos a agosto, y en una tranquila mañana, llegó la esperada noticia, Ángel nos había citado esa misma tarde en la escuela. Por mi parte, me hacia una idea de lo que podía ser, creo que todos intuíamos de que se trataba esa reunión. Y así fue.
Esa misma semana, haríamos nuestro primer ensayo, del cual tampoco tengo fantásticos recuerdos, ya que no sé si por los nervios, tuve que irme un momento del ensayo porque no me encontraba bien, cosas que pasan.
La verdad es que los meses pasaban volando, y sin darme cuenta habíamos entrado en noviembre, ¡y sólo faltaba una semana para la recogida! Los previos días al tan esperado momento, los llevaba bastante bien, pero tengo que admitir que unos instantes antes de mi recogida, estaba “cagao”. Fue un día genial, uno de esos que nunca voy a olvidar.
Ha sido un año increíble, dónde he tenido muy buenos momentos, y quiero agradecer a toda la Asociación de Amigos de la Música de Yecla y a toda la banda, por haberme acogido aquí.
Finalmente, recuerdo cuando Ángel me habló por mi primera vez de que quizás, pero sólo quizás, podríamos ir a un certamen en Holanda.
Lo que pasó después, ya es historia.
Jorge Pérez.