El Nacimiento de los Musicales

El musical es un género teatral o cinematográfico, donde se combina música, canción, diálogo y baile. Los templos más importantes del género son los teatros de Brodway en Nueva York y los teatros del West End en Londres, donde hay musicales que se representan ininterrumpidamente desde hace años.

Este género renació en la Europa del siglo XIX, como una variante de la opereta, aunque en diferentes países ya existía teatro musical, como por ejemplo la zarzuela de nuestro país, el Music Hall en Inglaterra o la Operette en Francia. Ya mucho después, sobre la mitad del siglo XX, se desarrolló más en los Estados Unidos, donde comenzó el musical tal y como lo conocemos hoy.

El musical se desarrolla como una forma de teatro dirigida al gran público, siendo este muy diverso. Su estructura y su estilo hacen que el espectador sea capaz de seguir el argumento como un vodevil, entendiéndose de forma más sencilla que la prosa tradicional.

Desde Broadway, la cultura del musical se iría extendiendo por el resto de Estados Unidos, comenzarán entonces a estrenarse obras que pasarían a la historia como: “A trip to Chinatown” (1891), de Percy Gaunt o “The Wizard of Oz” (1902) de Paul Tietjens.

En Europa el centro de los musicales se sitúa en Londres, donde en 1893 se estrenaba   “A Gaiety Girl” de Sidney Jones y un año después lo hacía “The Shop Girl” de Ivan Caryll y un largo etcétera en años sucesivos.

Entre los años 1910 y 1920 este género se consolidó totalmente a ambos lados del atlántico.

En los años 20 el género dio más importancia al espectáculo en sí que al argumento, influenciados por el vodevil, el music hall y otros géneros más ligeros. Prueba de ello son Marilyn Miller y Fred Asteire, con coreografías espectaculares.

Muchos de los espectáculos eran revistas o conjuntos de “sketches” y canciones con apenas conexión entre ellos.

Más allá de los musicales que se estilaban en ese momento y para romper esa línea, nació “Show Boat”, que se estrenó el 27 de diciembre de 1927, en Nueva York, el cual supuso un punto de inflexión ya que integró plenamente música y libreto, narrando la historia a través de las canciones.

Ya en los años 30 con la Gran Depresión, el público decayó notablemente y con ellos los musicales, ya que había poco dinero para gastar en entretenimiento, pocos espectáculos consiguieron permanecer en las carteleras de Brodway y Londres.

Cabe recalcar el musical “Of three I Sing” (1931), una sátira política con música de George Gershwin y letra de Ira Gershwin y Morrie Ryskind, ya que fue el primer musical en ganar un premio Pulitzer.

A pesar de los problemas económicos de la década y la competencia del cine, el musical sobrevivió y continuó con su evolución más allá de los números de baile y canciones populares sin más.

Los años 40 comenzarían con nuevos éxitos de los diferentes compositores musicales del momento, como Porter o Irvin Berlín.

Importante el año 1943, cuando nace “Oklahoma!” de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, suponiendo la revolución artística con la integración de todos los aspectos del teatro musical, una trama coherente apoyada en coreografías, canciones que respaldan el argumento y desarrollo de personajes.

La colaboración entre Rodgers y Hammerstein dio lugar al nacimiento de grandes musicales de la historia como: “Carrousel” (1945), “South Pacific”(1949), “El Rey y Yo”(1951) o el archiconocido “The Sound Of Music” (1959). (Click aquí para escuchar).

El género tuvo su época de oro y nacieron en los años 50 musicales como “Guys and Dolls” (1950) de Frank Loesser y Abe Burrows, “West Side Story” (1957) de con música de Leonard Bernstein y letra de Stephen Sondheim y como antes citábamos en 1959 “The Sound Of Music”, 1.443 representaciones y premio Tony al mejor musical. En España su versión cinematográfica arrasó y no hace mucho pudimos volverlo a ver de gira por diferentes teatros y fue espectacular.

Grandes éxitos de taquilla de los años 60 fueron “Hello, Dolly”, “El Violinista en el Tejado”, “Funny Girl”, “El Hombre de la Mancha” o “Cabaret”.

Además unos de los hitos de la década fue “Hair”, una revolución en la época ya que incluyó música rock, desnudos, controvertidas opiniones sobre la guerra de Vietnam, relaciones interraciales y otros temas sociales.

Llegamos a los 70, donde verían la luz grandes musicales como “Jesucristo Superstar”, “Godspell”, “The Rocky Horror Show”, “Grease”, “Chicago” o mis amados y claramente entre mis musicales de cabecera “Evita” y “Sweeney Todd”.

Qué decir de los años 80, “El Fantasma de la Ópera”, “Into the Wood”, “Los Miserables”, “Miss Saigon” o los 90 con “Rent” y las grandes aportaciones de Disney “La Bella y la Bestia”, “El Rey León”, “El Jorobado de Notre-Dame”…..

Está claro, parafraseando a Suso Silva, creador del “Manicomio de los Horrores”, que “no están todos los que son…” poco a poco iremos desgranando algunos de ellos, los más representativos y conocidos del género.

Los musicales son capaces de crear una magia que no son capaces de crear otras disciplinas artísticas o al menos estás sensaciones son diferentes.

Así pues, entremos en el gran teatro, acomodémonos en la butaca, apaguen las luces, déjense llevar por las historias y vivan la magia de los musicales.

José Manuel Molina Azorín.

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