Bueno,…bueno,…bueno. Lo tenía claro. Era cuestión de tiempo, tras las últimas visitas de Roy Orbison y Johnny Cash, que el amigo Elvis Aaron Presley, un tanto celoso de sus colegas, se dejara caer por aquí a visitarme;…lo sabía. Lo cierto es, que poco tenía ya que desvelarme el cantante de Tupelo, Misisipi, de lo que había sido su vida artística, pues a “petit comité”, Roy y Johnny me relataron con pelos y señales lo que fue afrontar sus carreras musicales a la sombra de aquel al que alguien decidió otorgar el título de “Rey del Rock”. Así que dejaré a un lado ciertos aspectos turbios de Elvis, como: esa adicción a las anfetaminas y el alcohol; su innata infidelidad a Priscilla, su esposa; sus titubeos con la CIA, a la que se prestó como “chivo expiatorio” de The Beatles, The Rolling Stones y, otras bandas europeas que pretendían hacerse un hueco en el mercado americano del momento. Aquellas bandas procedentes de Europa, que pretendían hacerse un hueco en el mercado americano del momento. En fin, de la visita de su “majestad” en sí, desgranaré el hecho que según me confesó, le llevó a hacer una versión de “Suspecius Minds”. Porque eso es otra cosa, la canción en particular, uno de sus éxitos más relevantes, resulta que la escribió un músico llamado Mark James. Por lo visto cuando Elvis la escuchó por primera vez, vio en ella algo especial, y a toda costa la pretendía hacer suya, pero James se negó a cederle sus derechos; una circunstancia que le llevaría a que su carrera musical no fuera mucho más allá donde llegó. Especialmente, después de que entrara en el litigio el conocido como “Coronel Parker”, manager del señor Presley, quien se encargó de machacar su prometido futuro como estrella del rock. En cualquier caso, a bien seguro, los beneficios derivados de los royaltyes que estaba por generar la canción, distaban muchísimo del “puñado” de dólares“ con el que pretendían comprársela. Al parecer, Parker intentó disuadir de la idea de grabar el tema a Elvis, pero por aquellos días de 1968, el ambiente en Graceland, su mansión de Menphis, en la que vivía junto a su familia, estaba un tanto enrarecido debido a ese amor imposible en el que se había convertido su matrimonio, y Elvis Presley por lo visto había encontrado en la letra de “Suspecius Minds” todos esos argumentos de peso para romper con Priscilla Ann Beaulieu, su esposa, aquella chica que conoció cuando éste prestaba su servicio militar en Alemania; una manera un tanto sutil de decir las cosas a la cara. Lo inesperado, y a la vez sorprendente fue, que aquella versión del tema de Mark James que tantos quebraderos de cabeza ocasionó al entorno del artista, terminó alcanzando, después de un montón de altibajos en su carrera, el Nº 1 de todas las listas de éxitos musicales de finales de la década de 1960. Incido en lo anterior, …¿qué vio de especial en “Suspicius Minds la primera vez que Elvis la escuchó? (CLICK AQUÍ PARA ESCUCHAR)
No sé…Poco más que aportar de su efímera visita, o en particular, de su paso a esta dimensión. Es de sobra conocido, que un 16 de agosto de 1977, esa hipocondría que le había llevado a consumir un montón de pastillas todos los días, detuvo su corazón y dio por concluida su historia. Aunque eso no privó al mito, de que en el mismo instante de su muerte se comenzara a tejer su leyenda conspiranoica, y alguno que otro asegurase habérselo cruzado en un casino de las Vegas o una playa de Malibú.
Y ahí quedó todo. Se plantó ante mi lápida, levantó sus brazos, y tras hacer zigzaguear un par de veces sus caderas, se fue alejando susurrando entre diente:…“We can’t go on together, with suspicious minds, and we can’t build our dreams on suspicious minds”…
Eleonor Rigby.