Ahora que voy cumpliendo años, y casi no me lo creo por lo rápido que han pasado, me he dado cuenta que: los libros, el cine, los tebeos (o cómics), los álbumes de estampas (o cromos) y por supuesto la música, me han ayudado a ser mejor persona de lo que hubiera sido sin su aportación.
Hace mucho tiempo, me hice socio de la Biblioteca Pública Municipal (sección infantil). Estaba ubicada en la calle San Antonio, en el edificio que actualmente es el Palacio de Justicia, y uno de los primeros libros que leí fue “La Isla del Tesoro” de Robert Louis Stevenson. Era una edición de 1924, editada por Seix y Barral, con excelentes ilustraciones de Joan G. Junceda (por cierto un ejemplar igual aparece en la película “La Lengua de las Mariposas”).
Posiblemente, al decir de muchos, entre ellos grandes escritores: Proust, Borges y Nabokov que refieren esta obra como preferida, sea esta una de las más importantes obras del género de aventuras y un clásico de la literatura universal.
Es la historia de un viaje en busca de un tesoro. En el fondo, una parábola del viaje que es la vida. Y a través de las peripecias del protagonista: un muchacho llamado Jim Hawkins, un relato épico y ético sobre situaciones vitales, comportamientos y actitudes.
Por regla general en los libros para niños y jóvenes, el autor marca la diferencia entre “buenos” y “malos”: En este caso, a través del protagonista se viven situaciones y actitudes propias de los “malos” (piratas) y además, se inspiran sentimientos de empatía hacia el peor, y jefe de los piratas del barco (Silver) el marinero de una sola pierna. El final de la historia es feliz, pero diferente a lo convencional. Un libro siempre actual, de fácil y absorbente lectura, siempre vivo, indispensable de leer y releer…. ¿Pero porqué he traído todo esto aquí, a una revista de música?
Pues por una misteriosa canción de piratas que aparece al principio, y casi al final del libro y que dice:
La canción tiene el misterio y la ambigüedad que atraviesa toda la narración y además… ¡no tiene música!, pues no hay partitura, solo está la letra. ¿El autor no sabía solfeo? ¿O quiere que cada cual la versione a su gusto? Es un misterio que queda por resolver. Ni el mismo Stevenson dio nunca explicaciones ni dijo nada acerca de la melodía de esta letra.
Como la novela se hizo famosísima, se llevaron al cine distintas versiones de ella, e incluso, se les puso música, pero la original se quedó en la cabeza del autor.
Lo que si se ha llegado a saber es de donde viene la letra; se ha sabido que la idea de escribir “La Isla del Tesoro” le vino a Stevenson cuando leía una obra de Charles Kingsley llamado: “At Last: A Christmas in The West Indian”, donde se nombre una isla: Dead Chest, perteneciente a una cadena de islotes de las Islas Vírgenes Británicas. Un islote inhabitado y escarpado del que casi nadie conocía su existencia.
Con los años una persona que sufrió una desorientación cuando practicaba submarinismo, llegó a este islote y pasó en el una noche aislado, ya que había perdido su embarcación. Mas tarde indagó en la historia de ese islote y descubrió una antigua historia de inicios del Siglo XVIII que se refería al famoso pirata “Barbanegra”. Se narraba una rebelión en el barco de éste, el cual tras derrotar a los insurrectos los abandonó en “Dead Chest” sin comida ni agua. Les dejó a cada uno un cuchillo y, para todos, una botella de ron. Cuando volvió al mes siguiente, quince de ellos habían muerto. Catorce en la misma isla y otro ahogado, arrastrando el agua su cuerpo a otra isla.
Nada mas puedo contar, en todo caso, yo diría que es la constatación de que muchos escritores importantes también gustan de la música.
Justo Soriano Aliaga.
Nota: Todas las ilustraciones corresponden al libro “La Isla del Tesoro” Ed. Seix y Barrall, 1ª edición de 1924.